El 77% de los latinoamericanos apoya una mayor integración económica
El 60% respalda más unión política mientras baja la satisfacción con la democracia
América Latina está muy lejos de su integración regional. De hecho está partida en varios grupos que avanzan a distintos ritmos -Mercosur, Alianza del Pacífico, Unasur, Comunidad Andina-. Pero mientras los políticos no se ponen de acuerdo, los ciudadanos latinoamericanos sí querrían una mayor integración tipo la de la Unión Europea. Casi ocho de cada diez latinoamericanos consideran que la integración económica entre los distintos países de la región es la clave del desarrollo, según un informe de Latinobarómetro, una prestigiosa encuesta regional de opinión pública que cumple 20 años y se realiza en base a 20.200 entrevistas en 18 países de la región. Según el sondeo, el 77% en promedio de los encuestados quieren que su país se integre más económicamente con sus vecinos, con picos de preferencia de hasta el 89% y mínimos del 59%. Cuando se les pregunta por integración política, algo más complejo porque implica cesión de soberanía, la cifra baja al 60% de media, pero sigue siendo mayoritaria.
Hay una aparente contradicción. En el Latinobarómetro dado a conocer hace un mes, el apoyo a la democracia bajaba en toda Latinoamérica y se quedaba en un 54%. Y sin embargo la gente quiere más integración. “Se trata de resultados elevados en comparación con otras respuestas, como el sustento a la democracia, que recibe un apoyo promedio de 54%, y que definen la pertenencia a un “ser latinoamericano” más allá de banderas ideológicas y políticas”, señala el texto.
Incluso los responsables del informe, Marta Lagos, directora del Latinobarometro, y Gustavo Beliz, director de INTAL-BID, se mostraron sorprendidos de los resultados tan positivos. Béliz y Lagos los atribuyen a un claro deseo de los latinoamericanos de cambiar la situación actual, en plena crisis, y mejorar a través de la integración regional. De alguna manera los ciudadanos entienden que por la unión de los países con una lengua y cultura comunes puede llegar una mejora de su economía y de su situación personal. "En Brasil por ejemplo ha bajado 22 puntos el apoyo a la democracia, hasta el 33%, por la crisis política en la que están. Sin embargo el 66% apoya la integración económica de su país con otros. Hay una demanda gigante de integración que los políticos no están sabiendo interpretar", señaló Lagos en la presentación del informe en Buenos Aires. "Es un gran capital intangible de América Latina", remata Béliz.
Para Lagos, la gran manifestación simultánea en 25 países latinoamericanos contra la violencia de género que se produjo el miércoles, con epicentro en Buenos Aires, es una prueba de que la integración se está produciendo ya al margen de las élites. "Ayer empezó la integración de América Latina. Es curioso lo mal que ven los ciudadanos a la región, dicen que no confían en los Gobiernos, que hay mucha desigualdad, pero a la vez ven que la salida está en una mayor integración", señala Lagos.
“Además de esta creencia de acuerdo compartida, la integración a la región y al mundo aún aparece como una prioridad para el desarrollo para casi uno de cada cuatro latinoamericanos, que tienen a las políticas sociales al tope de sus demandas”, agrega el informe. Tras una década de gobiernos de izquierda, al frente de políticas muchas veces proteccionistas y defensoras de una integración política más que comercial, el capital extranjero no ha perdido buena imagen entre los latinoamericanos. El informe encontró que “el 71% de los encuestados asegura que los capitales externos son beneficiosos para las economías domésticas, mientras que apenas el 15% sostiene que son perjudiciales. En las últimas dos décadas, la resistencia a la inversión externa se redujo cinco puntos porcentuales (del 20% al 15%), reflejando así una menor antipatía al inversor foráneo", insiste el texto.
Otro de los datos llamativos del informe es que el 46% de los latinoamericanos está dispuesto a pagar más por los productos que consumen a cambio de que se respeten los derechos de los trabajadores que los realizan, lo que indica una fuerte conciencia social. Sin embargo, la encuesta también detecta que en los países más desiguales los ciudadanos están menos dispuestos a pagar más para incrementar la igualdad.
En septiembre, otro sondeo de Latinobarómetro determinó cómo la crisis económica, los escándalos de corrupción y la insatisfacción con los servicios públicos están causando estragos en la opinión que los latinoamericanos tienen de la democracia, un régimen que se ha consolidado en prácticamente toda la región pero cuyo ejercicio no acaba de satisfacer a los ciudadanos. El apoyo a la democracia volvió a caer en 2016 y pasó del 56% al 54%. Y lo que es más grave, los que contestan que les es “indiferente” si hay un régimen democrático o no han crecido, del 20% al 23%. Es el techo máximo de indiferentes en los 21 años de Latinobarómetro. El único dato positivo es que no crecen, sino que bajan ligeramente, los que apoyan un “régimen autoritario” que pasaron de 16% al 15%.
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