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El fiscal mexicano niega el secuestro de la periodista chilena Mónica González

González denuncia que fue secuestrada en Chiapas junto a su nieta de 12 años entre el 19 y el 21 de julio

Rocío Montes
Mónica González.
Mónica González.

Cuarenta y ocho horas después de que la propia periodista chilena Mónica González relatara públicamente el horror que vivió en el estado mexicano de Chiapas junto a su nieta de 12 años, donde fue privada de libertad entre el 19 y el 21 de julio, su abogado interpuso este miércoles una denuncia en la Fiscalía Oriente de Santiago de Chile por el delito de secuestro con pago de rescate. “Pretendemos fundamentalmente que se investigue y se despeje toda arista chilena preparativa a la acción contra Mónica que haya tenido su origen en este país. Por el nivel de información que esta gente manejaba, no se trata de una víctima a la que agarraron a la pasada”, indica el abogado de derechos humanos Luciano Fouillioux.

Aunque aún no está despejado si el secuestro se produjo con conocimiento previo de la identidad de González, su abogado señala que los delincuentes mostraron conocer la profesión de la chilena durante el operativo: “Tenían claridad de que se trataba de una periodista, de una mujer importante, que no se dedica precisamente a la información de farándula”, indica el abogado. “Para los efectos de la solicitud de la negociación, aunque la llevaron terceras personas, a Mónica le hicieron saber que hiciera caja internacional entre los periodistas y que la Unesco –un organismo que la galardonó–, donara dinero. Esperamos que finalmente se descarte la arista chilena y que no encontremos que en México actuaron como mercenarios a sueldo”.

De larga y reconocida trayectoria, González es la fundadora y directora del Centro de Investigación y Formación Periodística (CIPER) y maestra de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), por lo que habitualmente viaja a Centroamérica y México. En julio pasado se hallaba de vacaciones en San Cristóbal de las Casas junto a su nieta de 12 años, ciudadana francesa. La noche del martes 19, sin embargo, su descanso fue violentamente interrumpido: mientras dormían en un hotel cinco estrellas de la ciudad, las despertó una llamada telefónica del recepcionista, que comunicó a la periodista con otro sujeto. “Lo que viví a partir de ese momento fue una pesadilla”, relató el lunes en el programa Ciudadanos de CNN Chile, donde es tertuliana habitual.

Luego de una breve conversación con el hombre, que le informó de que se iniciaba un operativo policial habitación por habitación, la periodista se negó a responder preguntas personales y le preguntó: “¿Quién me asegura que usted es policía?”. En ese momento quedó al descubierto lo que estaba ocurriendo. Con un tono de voz distinto y violento, el sujeto señaló: “Mira hija de la gran puta, el único que da las órdenes soy yo. El único que grita aquí soy yo. Tú no vales nada. Tú no eres nadie. ¿Policías? Jajaja. Estás en manos de Los Zetas”. En CNN Chile, González relató lo que sintió en ese momento: “Para una persona como yo, que es maestra de periodistas en Centroamérica durante más de 10 años, que conozco la realidad de México en boca de sus periodistas de investigación más connotados, cuando te hablan de Los Zetas se te hiela la sangre”.

La amenazaron con violentar de todas las formas posibles a su nieta. Le pidieron que le entregara dinero a un hombre que le compró un teléfono móvil, a través del que le comenzaron a dar órdenes. A eso de las tres de la madrugada la quisieron hacer salir del hotel, pero González desobedeció. Temprano por la mañana la cambiaron a un segundo hotel, donde habían hecho una reserva a su nombre. En una habitación pequeña de ese lugar, permaneció todo el miércoles y la mañana del jueves. La periodista chilena señaló que en la operación pudo observar a tres sujetos: el comandante, el ingeniero y uno que nunca se identificó. En esas horas, les hicieron llegar tres aguas minerales, un té y un pan con mantequilla.

Mientras se encontraban privadas de libertad, los secuestradores lograron hackear su teléfono móvil y se comunicaron con su familia en Francia pidiendo un rescate millonario. De inmediato sus parientes se pusieron en contacto con el ministerio del Relaciones Exteriores del Gobierno francés, que tiene una célula especial dedicada a este tipo de casos. Paralelamente, los delincuentes se comunicaron con Luis Miguel González, director del periódico mexicano El Economista, con quien la chilena y su nieta habían cenado la noche del 18 de julio en Ciudad de México. Le pidieron también una enorme suma de dinero, indicó la víctima en CNN Chile.

En medio de una enorme violencia verbal, finalmente a las 14:10 horas del miércoles 21 de julio decidió salir del hotel con su nieta: “Salí a lo que fuera”, señaló González. “Tomo a mi nieta y le digo ‘nos dejaron salir’. Usé el argumento más lindo de La vida es bella para que mi nieta sufriera lo menos posible’. Cuando llego al primer hotel, me preguntan: ‘Señora, ¿cómo lo está pasando’? Yo había desaparecido dos días y me dicen eso. Yo decía qué hago, qué desesperación, no sabes en quién confiar”.

Finalmente, al llegar al aeropuerto internacional de Chiapas sin saber lo que iba a ocurrir, se encontraron con el embajador de Chile en México y la embajadora francesa, que las trasladaron a la capital en un avión que el Gobierno mexicano había puesto a disposición de los diplomáticos. Desde Ciudad de México las llevaron directamente a París, donde permanecieron dos semanas.

El abogado de González: “Fue un secuestro”

El fiscal de Chiapas Arly Arista descartó este miércoles que se haya tratado de un secuestro. “Investigamos y fue un engaño telefónico, no de secuestro real o secuestro virtual, que es cuando la víctima recibe una llamada por parte del delincuente y que usando palabras altisonantes y amenazas, las logran intimidar para recibir dinero”, indicó a CNN México.

Para el abogado de González, sin embargo, el fiscal mexicano está equivocado: “Si él tiene esta convicción a 10 días de todo esto, que me acompañe a tomar pruebas. Es súper aventurado decirlo. Ojalá fuera cierto, pero lamentablemente tenemos la convicción de que fue mucho más que una estafa”, asegura Fouillioux. “Desde el punto de vista técnico y jurídico fue un secuestro y de esa forma lo determinan los informes del Gobierno francés, que intervino en la negociación del rescate dada la ciudadanía de la nieta de Mónica”.

De acuerdo al representante de la periodista, las declaraciones del fiscal “son una frivolidad institucional mexicana”. “A mí no me puede decir que es una estafa telefónica para cobrar tres Coca-Cola”.

Mónica González y su nieta fueron sometidas a distintas pruebas médicas en París para chequear su estado de salud. Aunque se está reintegrando lentamente al trabajo, con mucha dificultad, en los próximos días prestará declaración a la Fiscalía, informa su abogado. Al explicar las razones que la impulsaron a entregar su testimonio público, la autora de libros como La conjura indicó que como periodista de investigación trabaja por la transparencia y que le llama profundamente la atención que “muchos ciudadanos viajen a México inadvertidamente”. “Yo fui a San Cristóbal porque figura como uno de los estados más seguros de México, pero resulta que hay seis secuestros diarios. Es la nueva industria del crimen organizado. El jefe de la policía de Chiapas acaba de ser detenido por su complicidad en secuestros y extorsiones, lo mismo que yo viví. No puede ser”.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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