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Uno de los Porkys de Veracruz, preso por pederastia

Un juez ha dictado prisión formal para Enrique Capitaine, que enfrenta de seis hasta 30 años de cárcel. Sus dos compañeros están prófugos

Elena Reina
Los cuatro jóvenes apodados Los Porkys de Costa de Oro.
Los cuatro jóvenes apodados Los Porkys de Costa de Oro.

El líder de la pandilla de Los Porkys de la Costa de Oro, Enrique Capitaine, está oficialmente preso. Este miércoles un juez estatal ha dictado una orden de prisión oficial para este chico de 22 años, acusado de pederastia por violar a una menor en el Puerto de Veracruz en enero del año pasado. Por este delito, el joven enfrenta penas de seis a 30 años de cárcel. Hasta que se dicte una sentencia, el hijo de un exalcalde veracruzano tendrá que dormir entre rejas. Según el abogado de la víctima, podrían pasar dos años. 

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Capitaine, detenido en el norte del país el pasado 12 de mayo, fue señalado por la víctima, Daphne Fernández, como su violador. Según sus declaraciones en la denuncia, los demás sólo la "tocaron" en los asientos traseros del coche. Pese a ello, el detenido es el que está imputado por un delito con penas menores a las de sus compañeros. 

El código penal de Veracruz reconoce la pederastia como un delito independiente de la violación. La diferencia entre ambos es únicamente la edad de la víctima. Para que se considere uno u otro delito no es necesario que haya cópula. Capitaine, quien supuestamente violó a la joven, recibe el cargo menor: pederastia simple (de seis a 30 años). Y los otros dos que abusaron de ella en el coche —Diego Cruz y Jorge Cotaita— son los que afrontan penas más grandes por el delito de pederastia tumultuaria (de 12 a 40 años de cárcel). En estos momentos se encuentran prófugos.

Después de que se cumplan 12 meses de la denuncia por violación, sólo Capitaine ha sido detenido. El cuarto, Gerardo Rodríguez Acosta, que manejaba el vehículo en el que supuestamente abusaron de la joven, quedó libre de cargos. 

El caso ha sacudido al país en los últimos meses porque todo apuntaba a que los más poderosos podrían evadir fácilmente a la justicia. Las protestas por la impunidad de los ricos alcanzaron el debate internacional. Después de un año del momento de los hechos, Los Porkys ni siquiera tenían una orden de aprehensión. El caso alcanzó su punto de ebullición cuando se dio a conocer la noticia de que tres de ellos habían huido del país por la puerta grande. Al estallar el escándalo, la Fiscalía emitió rápido las órdenes de detención. La Interpol recibió las fichas rojas a principios de abril. No ocurrió nada. 

Enrique Capitaine ha sido señalado desde el primer momento por la víctima como el cabecilla de la pandilla. Él era el dueño del coche, un Mercedes negro y deportivo, al que arrastraron a Daphne Fernández, que en ese momento tenía 17 años, para llevarla a su casa y violarla. 

La familia del detenido insiste en que Capitaine es inocente y que todo es un montaje fabricado por el padre de la víctima, al que han acusado de extorsión y amenazas. "Han metido preso a mi hijo sólo con el testimonio de la joven", señala a este diario su padre,Felipe Capitaine, pocos minutos después de conocer la decisión judicial.

EL ORIGEN DE LOS PORKYS

Ese 2 de enero de 2015, los chicos que ocupaban el lujoso auto de Capitaine cuando salían de la discoteca todavía no se apodaban Los Porkys.

El mote se lo ganarían después de que su situación se pareciera cada día más a la de aquellos Porkys de Xalapa que marcaron el imaginario colectivo de los veracruzanos en los años noventa y principios de los 2000. Todos juniors o mirreyes, chicos de familias poderosas e influyentes de la región, hijos de empresarios y políticos, señalados por la comisión de un crimen y exonerados de las consecuencias penales. Aquellos mataron a un joven a golpes y, como los actuales, pese a estar implicados en el caso, lograron sortear la Justicia y cruzar las fronteras. Pasaron siete años hasta que uno de ellos fue detenido.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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