Macri exige a los empresarios que no despidan ni suban los precios

El proyecto de Mauricio Macri está haciendo aguas precisamente por el mundo que le es más cercano, el del empresariado. El presidente argentino es hijo de uno de los industriales más poderosos del país, Franco Macri, y antes de entrar en política tuvo un puesto clave en las empresas familiares. Macri ha logrado triunfar en el escenario internacional —ha recibido incluso la visita de Barack Obama—, controla el Congreso —aprobó sin problemas el pacto con los fondos buitre—, ha logrado levantar el cepo cambiario —control de cambios— y volver con éxito a los mercados financieros. Y además tiene a los principales sindicatos peronistas bastante controlados para las duras medidas de ajuste que está tomando. Sin embargo, el plan ha fallado por donde menos lo esperaba: los empresarios. Sobre todo los argentinos.

No llegan las enormes inversiones prometidas, varios sectores se están lanzando a una oleada de despidos, y sobre todo el país ha entrado en una dinámica inflacionaria que el Gobierno no logra controlar. En este contexto, Macri citó en la quinta de Olivos, la residencia presidencial, a los 100 empresarios más poderosos del país para lanzarles una dura arenga llamativa para un liberal como él. El discurso tenía un mensaje muy claro: les exigía que no se lancen a despedir, que hagan inversiones y sobre todo que controlen los precios, esto es que frenen la inflación.

El encuentro fue privado, pero el discurso de Macri a los empresarios se ofreció al público. El presidente, que arrastra una imagen de hombre de la élite económica argentina a la que pertenece desde niño, y mucho más después de que su nombre apareciera en los papeles de Panamá, está intentando lanzar el mensaje a la ciudadanía, sobre todo a los más pobres, de que está preocupado por ellos y por eso lanza una arenga en público al empresariado. "Les pido que sean responsables con los precios, porque no estamos pensando en la Argentina y el balance de este año, sino en la Argentina de los próximos 20 años. La inflación es responsabilidad primaria del Gobierno y para ello hemos reducido la emisión monetaria drásticamente", explicó.

El mensaje es claro: el Gobierno está haciendo su parte de reducir la masa monetaria y el déficit con ajustes, incluidos unos 20.000 despidos de empleados públicos, los empresarios tienen que hacer la suya y no aprovechar la situación para subir los precios. En el Gobierno hay mucho malestar con los empresarios, especialmente del sector de la alimentación, que disparan los precios, que ya están entre los más altos de la región y siguen subiendo a un ritmo que empieza a acercarse al 40% anual.

Otra de las grandes preocupaciones del Ejecutivo son los despidos en el sector privado, también por la crisis de Brasil, que Macri citó expresamente. "Les pido primero el cuidado de los empleos que tenemos hoy. Nos está afectando la crisis en Brasil y lo sé, ya que hay aparatos productivos en la Argentina que están orientados a la exportación al Brasil, pero Brasil se va a recuperar muy rápido. Por eso debemos cuidar ese recurso humano. Hagamos el máximo esfuerzo para cuidar a cada uno de nuestros empleados, que atrás de cada uno de ellos hay una familia y una historia con su empresa", insistió.

El presidente y su equipo, en especial el ministro de Producción, Francisco Cabrera, llevan meses haciendo esfuerzos en reuniones privadas para convencer a los empresarios argentinos de que confíen en su país e inviertan. Las inversiones extranjeras llegarán, explican en el Ejecutivo, ahora que Argentina ha salido del default pero sobre todo si desde fuera ven que los empresarios argentinos están invirtiendo. Pero Macri no ha logrado aún convencer a los suyos y por eso les presionó: "Encuentro dudas. Acá hay gente que ya puso primera y otros que están pensando y dudando. Este es nuestro país, el lugar donde vivimos, el lugar que amamos y por él queremos luchar. La manera que tienen ustedes de luchar es invirtiendo, haciendo, esa es la capacidad que Dios les dio y que la Argentina necesita. Que se pongan al hombro esta ayuda que necesitamos todos".

Por último, Macri dejó claro que ya tiene de su lado a los sindicatos, pero ahora necesita a los empresarios: "El Gobierno quiere ayudarlos a sentarnos en una mesa con los líderes sindicales con los que estuvimos hace pocos días, porque ellos también se quieren sentar para decir qué tenemos que hacer nosotros para que haya más trabajo y en qué podemos mejorar nuestros convenios. Pensar en lo que hacen en otras partes para producir más y nosotros lo vamos a hacer", remató.

El presidente recordó casi con un cierto aire de ajuste de cuentas que la mayoría de los empresarios presentes, hace un año, no apostaban por él como vencedor de las elecciones. En el partido de Macri están convencidos de que la mayoría del empresariado apostó por una victoria del peronista Daniel Scioli, con quien ya habían cerrado algunos acuerdos de futuro. "Repaso las caras y no muchos pensaban que Cambiemos podía ganar, para ser sinceros", les dijo. Y ahí les recordó todo lo que ha hecho que les puede beneficiar: "Si en ese momento [hace un año] nosotros les decíamos que para esta época no iba a existir más el cepo; que no íbamos a estar en default, que íbamos a haber liberado de restricciones el comercio, en la Argentina y que íbamos a hacer uno de los países más demandados, que había despertado mayor interés por invertir y por el futuro, me hubiesen tildado de loco la mayoría de todos ustedes". Macri además dio algunos ejemplos de empresas que sí están invirtiendo y llegando a acuerdos con los sindicatos. El mensaje era rotundo: los demás ya están haciendo su parte, ahora le toca a los empresarios.