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Detenido un taxista sospechoso de llevar a los reos argentinos a Paraguay

Las autoridades investigan si los tres narcos fugados cruzaron por un puente internacional

Alejandro Rebossio
Los tres narcos prófugos de Argentina, Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian.
Los tres narcos prófugos de Argentina, Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian.AFP

Los tres sicarios vinculados al narcotráfico que se fugaron hace diez días con un arma de juguete de una cárcel de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires ya estarían en Paraguay, más de 1.000 kilómetros al norte de donde escaparon, según presumen las autoridades argentinas. La Gendarmería de Argentina, encargada del control de fronteras, arrestó este miércoles en Posadas, capital de la provincia norteña de Misiones, a un taxista sospechado de haber cruzado a los reos a la ciudad paraguaya de Encarnación. Una y otra están separadas por el río Paraguay y las une un puente internacional bajo control de las policías de ambos países. Por allí se supone que se escabulleron los asesinos, uno de los cuales había acusado en agosto pasado al entonces jefe de Gabinete de Ministros del Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), Aníbal Fernández, de participar del negocio de la droga.

El taxista detenido es de Buenos Aires. Hasta los suburbios de la capital argentina se dirigieron los presos inmediatamente después de fugarse de la cárcel de General Alvear, un pueblo a 219 kilómetros al sudoeste de allí. Días después balearon a dos policías en otro poblado a 118 kilómetros al sur de Buenos Aires. Se supone de que allí volvieron a la periferia para emprender después el camino a Paraguay, atravesando por los menos cuatro provincias argentinas.

Primero fueron buscados por la Policía de la provincia de Buenos Aires, que responde a la nueva gobernadora María Eugenia Vidal, del partido liberal Propuesta Republicana (PRO), que puso fin en diciembre pasado a 28 años de hegemonía peronista en ese distrito. El propio Gobierno de Vidal denunció complicidad de ciertos policías con los delincuentes y terminó pidiendo ayuda a las fuerzas de seguridad federales, que obedecen al nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, también del PRO, que llegó al poder tras 12 años de kirchnerismo.

Dado que uno de los fugados, Martín Lanatta, había acusado a Aníbal Fernández, toda esta historia del escape ha centrado la atención de la agenda política de Argentina en los últimos diez días. Aquellas denuncias de Lanatta le costaron a Fernández su derrota en las elecciones a gobernador contra Vidal. El exjefe de Gabinete reprocha a la gobernadora y a rivales internos dentro del peronismo de aquella campaña negativa e incluso de la fuga. Pero el propio Macri ha acusado al Gobierno de Cristina Kirchner de “inacción, incapacidad o complicidad” con el narcotráfico. La trifulca política no ha hecho más que empezar y además ahora puede que se traslade a Paraguay, donde gobierna Horacio Cartes, que mantiene una buena relación con Macri por el pasado de ambos como dirigentes de fútbol.

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