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Antes y después de un visado

El viaje de los primeros cubanos que llegan a Ecuador, camino de EE UU, desde la imposición de la visa de turismo el 1 de diciembre

Una ciudadana cubana muestra su visado en el aeropuerto de Quito.
Una ciudadana cubana muestra su visado en el aeropuerto de Quito.S.C.

Tumbadas sobre las camas desvencijadas de un hostal de 15 dólares la noche, que les costó 25 porque hicieron la reserva en Cuba, Llanys, Dalvis y Yolanda cuentan la incertidumbre tras saber que Ecuador pide visa a los cubanos desde el 1 de diciembre. "Lo anunciaron el 26 de noviembre por la noche y al otro día ya tiramos para el consulado de Ecuador", cuenta Llanys.

Era un viernes y la única respuesta que recibieron las más de 3.000 personas que aguardaban fuera de la oficina consular fue que debían hacer la solicitud de visado a través de una página web. "El Internet en Cuba no es fácil, no se encuentra en cada esquina, los que tienen familia en Estados Unidos les pidieron que lo hagan desde allí, pero nosotras no pudimos hacerlo", dice Dalvis.

La espera de los cubanos en el consulado ecuatoriano se extendió hasta las cinco de la tarde del lunes, cuando se comunicó que se entregaría un visado automático a quienes habían comprado su billete aéreo antes del 26 de noviembre, para lo cual debían entregar fotocopias del boleto y su pasaporte. "Eso también fue terrible porque solo había una fotocopiadora cerca y todos fuimos allí, nosotras volvimos al consulado dos horas más tarde y casi a las nueve de la noche salimos con la carta para viajar", narra Yolanda. "Luego corrimos a la casa a hacer la maleta, a bañarnos, y enseguida salir para el aeropuerto porque el vuelo salía a las 5.20 del martes".

Las historias de los casi 100 pasajeros que arribaron a Quito el pasado 1 de diciembre, en el vuelo de la aerolínea ecuatoriana TAME, son similares. Excepto aquellos que no pudieron volar el 30 de noviembre porque aterrizaba en Ecuador la madrugada del 1 de diciembre, cuando ya regía la exigencia del visado. Ellos también tuvieron que esperar hasta conseguir la misiva del consulado y pagar a la aerolínea una penalidad de 200 dólares para embarcarse un día después.

La carta que la oficina consular de Ecuador entregó a los cubanos certificaba que su portador había comprado sus pasajes antes del día 1 y le permitía presentarse ante un oficial de migración en los aeropuertos de Quito o Guayaquil para conseguir un visado de turismo por 90 días, previo pago de 30 dólares, mientras antes podían disfrutar de tres meses sin papeles. Este trámite inusual se cumplió con ligeros tropiezos en Quito, porque algunos pasajeros salieron sin el sello del visado y temerosos de su situación batallaron para volver a entrar a los filtros de migración. "Está claro que quieren frenar la migración", "era el único país que podíamos conocer los cubanos", "no entiendo por qué esta discriminación, todo mundo entra sin visa", comentaron. Algunos incluso se mostraron molestos porque la televisión cubana transmite una propaganda que dice que el país andino no pone barreras ni muros ni puertas a los cubanos. "Usted está viendo, eso es mentira", dijo uno de los últimos en salir.

La preocupación se extiende a La Florida, uno de los barrios de Quito. Allí se asienta el grueso de los 40.000 cubanos llegados desde 2008, cuando la nueva Constitución introdujo el concepto de ciudadanía universal y eliminó el visado de turismo. Muchos esperaban que sus familiares y amigos pudieran llegar en los próximos meses. "Ahora habrá que ver con qué frecuencia dicen sí y con qué frecuencia dicen no al visado", explica un cubano.

Pocos confiesan sus intenciones de viajar a EE UU. Quienes llegaron a Quito el primer día de imposición del visado tampoco lo cuentan así. Llanys, Dalvis y Yolanda dedicaron su primera tarde a descansar, a acostumbrarse al frío de la ciudad y a activar tarjetas de telefonía móvil local.

Trayecto por tierra

Los cubanos que quieren salir de Quito se desprenden de todo lo que compraron durante su estancia. En una de las panaderías del barrio La Florida proliferan los anuncios de “vendo por motivos de viaje”, desde electrodomésticos hasta ropa y zapatos. Las redes de tráfico de migrantes cobran hasta 6.000 dólares para llevarlos a través de la porosa frontera que separa Ecuador de Colombia, que tiene 128 rutas clandestinas o trochas.

Pero los controles migratorios, que han detectado a cubanos con cédulas colombianas, han hecho impopulares estas redes y ahora se aventuran solos. Lo usual es llegar a la ciudad colombiana fronteriza de Ipiales, y seguir la carretera Panamericana para pasar por Pasto, Popayán, Cali, Medellín y Turbo, desde donde salen a Panamá por mar.

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