¿Oportunidad o retórica?
El viaje del líder priista pretende enviar un mensaje político muy claro: México mira al sur
El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, ha elegido Centro y Suramérica para su primera gira internacional, que después de Guatemala le llevará a Colombia, Brasil, Perú, Argentina y Chile. Además de darse a conocer a sus homólogos y ver de primera mano la situación de la región, el viaje del líder priista pretende enviar un mensaje político muy claro: México vuelve a mirar al sur. Su propio equipo de colaboradores ha definido así el propósito del periplo: “Construir una agenda multilateral en temas de migración, seguridad y desarrollo económico, además de consolidar vínculos de hermandad en la región y recuperar el liderazgo internacional de México”.
Desde 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, México ha tenido como prioridad a Estados Unidos, su principal socio comercial, desentendiéndose de que mientras tanto América del Sur experimentaba en estos años un extraordinario proceso de democratización y desarrollo económico. De pronto, y así lo percibe buena parte de la opinión pública mexicana, los hermanos pequeños han dado un estirón, y el éxito de Chile, el milagro de Brasil o la paz de Colombia no sólo son una sorpresa sino factores de rivalidad. Incluso, como ha señalado el investigador de la UNAM, Raúl Benítez Manaut en el diario digital Animal Político, México ha perdido terreno en beneficio de Noruega como foro de los diálogos de paz de la región, como ocurrió en los años ochenta y noventa con los casos de El Salvador y Guatemala.
El catálogo de intereses comunes con los vecinos del sur es extenso. La situación de Centroamérica, con sus problemas de crimen organizado y emigración, es clave para la seguridad nacional mexicana. El acercamiento a Colombia, Perú y Chile, tres países con los que México acaba de formar la Alianza Pacífico, podrá ser útil para manejar el desafío del narcotráfico –Peña Nieto ha nombrado asesor en esta materia al general colombiano Óscar Naranjo- o los retos que implican un rápido desarrollo económico y el crecimiento de las clases medias. Brasil ofrece el ejemplo de Petrobras cuando el PRI se ha comprometido a abrir el monopolio de petróleo, Pemex, a la inversión privada, y es junto con Argentina un fuerte rival en el sector del automóvil. El viaje se produce además en vísperas de las elecciones de Venezuela cuyo desenlace puede alterar al menos en el terreno ideológico la correlación de fuerzas en la región.
La gira de Peña Nieto, que comenzó con un traspié –la suspensión de una reunión anunciada con los presidentes centroamericanos en Guatemala-, está en principio cargada de promesas. El tiempo dirá si se aprovechó la oportunidad o se quedó en retórica.
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