Un caradura con talento: Jack Black, el humorista que puede ganar el Oscar como músico
De gira actualmente con la banda Tenacious D, el actor ha tenido una carrera marcada por sus dotes como vocalista. Su aportación a ‘Super Mario Bros’ se ha convertido en una de las canciones del año
En el clímax de Alta fidelidad (2000), el protagonista, interpretado por John Cusack, está tenso y tiene motivos para ello. Es la fiesta de presentación del single que ha producido y su regreso como DJ, pero un desastre parece avecinarse: por compromiso, está programada una actuación de Sonic Death Monkey, la previsiblemente horrible banda de su empleado en la tienda de discos, un cargante melómano que se pasa toda la película...
En el clímax de Alta fidelidad (2000), el protagonista, interpretado por John Cusack, está tenso y tiene motivos para ello. Es la fiesta de presentación del single que ha producido y su regreso como DJ, pero un desastre parece avecinarse: por compromiso, está programada una actuación de Sonic Death Monkey, la previsiblemente horrible banda de su empleado en la tienda de discos, un cargante melómano que se pasa toda la película dedicándose a hostigar clientes, darles datos que no han pedido o directamente reírse de sus gustos. De repente, le cambia la cara. Con un sorprendente chorro de voz, el empleado se arranca a cantar una versión de Marvin Gaye impecable, una imitación tan desinhibida como digna. Todo está a salvo. El sinvergüenza, contra todo pronóstico, es muy bueno. Para tratarse de uno de los primeros papeles relevantes que interpretó, es una escena representativa de Jack Black, figura que ha construido una carrera y una personalidad cómica entre tener un morro que se lo pisa —en sí mismo, todo un noble arte— y disponer de ingentes reservas de talento y pasión para seguir tirándose el rollo sosteniblemente en el tiempo.
El enorme éxito de Super Mario Bros: La película, segundo título más taquillero de este año después de Barbie, ha generado reacciones diversas, pero la mayoría han coincidido en señalar el entregado desempeño de Jack Black como punto álgido de la producción. El cómico no solo ha prestado su voz al villano Bowser en la adaptación cinematográfica del videojuego, también ha aportado la canción principal, Peaches, hilarante balada al piano en la que el personaje confiesa su amor secreto por la princesa Peach. El tema entró en las listas de los más escuchados en Estados Unidos o el Reino Unido, acumula más de 100 millones de reproducciones en Spotify y, si el desarrollo de los acontecimientos sigue su curso natural, será firme contendiente al Oscar a la mejor canción original, nuevamente en probable pugna con Barbie y el I’m just Ken al que pone voz Ryan Gosling. “Peaches no es solo un momento de Super Mario Bros: La película, es un hito en la historia de la música”, declaró Black, socarrón y con gesto convencido, durante la promoción.
La música ha sido una constante en la carrera de Black. Su película más icónica, Escuela de rock (2003) —convertida en una obra de Broadway en 2015, cuya versión española llegará a Madrid este mismo mes de septiembre—, es difícil de imaginar sin su energía, vehemente manera de explicar el rock (sonidos de guitarras con la boca incluidos), canciones propias o carácter. El propio guionista, Mike White, creador de The White Lotus (2021), la escribió después de meses siendo vecino de Black en Los Ángeles y observando cómo el actor y cantante no paraba de recibir guiones por debajo de su potencial, al tiempo que daba los primeros pasos con la que sigue siendo su banda, Tenacious D. Si los actores cómicos de éxito encarnan, en el fondo, un gran arquetipo en el grueso de sus películas (Adam Sandler es el niño eterno, Seth Rogen el inmaduro con miedo al compromiso, Will Ferrell el fracaso de la masculinidad), Jack Black terminó de forjar con Escuela de rock el suyo propio, el charlatán iluminado, fanfarrón, que apuesta muy alto en sus faroles y que, con rostro de hormigón armado, acaba saliendo airoso.
En ese equilibrio entre lo sublime y el descaro es también donde se mueve Tenacious D, su proyecto musical con el guitarrista Kyle Gass. Fundado como dúo cómico televisivo en 1994, con apariciones habituales en el programa de sketches Mr. Show (1995) y luego con su propia serie, Jack Black describía la banda en una entrevista en 2006 como una parodia de los delirios de grandeza en el mundo del heavy metal: “Hay algo divertido en lo machote del rock. En esas bandas que son como lo más jodidamente duro y dicen: ‘Te vamos a patear el culo, tío… con nuestro rock”.
Pagar el alquiler con el rock
Como tantas veces ocurre, Tenacious D es uno de esos grupos de broma que acaban adquiriendo carácter de culto porque, en realidad, son más sólidos y de mayor calidad que otros que se toman a sí mismos más en serio. En los noventa, bandas como Pearl Jam o Weezer se declaraban fans y los llevaban en sus giras como teloneros. “Entre los roqueros que conocía y amaba, Tenacious D eran muy queridos, pero el acceso a ellos era esquivo, como una especie de secreto compartido entre gente famosa y aquellos suficientemente inteligentes para estar enterados de su existencia”, escribía el periodista Chris DeVille en Stereogum, a propósito del descubrimiento de Tenacious D antes del salto de su cantante al estrellato como actor. Black Francis (Pixies), Jack White (The White Stripes) o Dave Grohl (Foo Fighters) han colaborado con ellos a lo largo de los años; con especial intensidad en el caso del tercero, que es su batería en estudio y ha interpretado al diablo en su videoclip más famoso, Tribute, y en el musical cinematográfico Tenacious D: Dando la nota (2006), el This is Spinal Tap (1984) del siglo XXI.
Esa canción, Tribute, lanzada en 2001, es quizás también la que mejor represente la idiosincrasia de la banda: narra un encuentro entre el dúo y Satán, que amenaza con llevarse sus almas salvo que logren componer la mejor canción del mundo. En un ataque de inspiración, Black y Gass improvisan y vencen al diablo. Sin embargo, se les olvida cómo era la canción al entrar a grabarla, así que solo pueden dedicarle un homenaje. La letra de Tribute lo explica con gran humildad: “Esta no es la mejor canción del mundo, es solo un tributo”. En Tenacious D: Dando la nota rehacían la historia. En este caso, en su combate con el diablo le obligaban a comprometerse a pagar el alquiler de su piso en caso de derrotarle; una apelación a la épica de la supervivencia inquilina recuperada de Escuela de rock, donde el protagonista también convertía sus desvelos económicos en la canción operística La leyenda del alquiler. También en la película se creaban un mito de orígenes como toda buena banda de rock, con la búsqueda de la Púa del Destino (el plectro utilizado por AC/DC, The Who y Van Halen para tocar) como hilo conductor y una visión sobrenatural de la leyenda Ronnie James Dio señalando el camino a un prepúber Jack Black.
Tenacious D han publicado cuatro álbumes largos, este mismo año han lanzado dos canciones (entre ellas, una versión de Wicked Game, de Chris Isaak, con una intensa carrera por la playa a cámara lenta como videoclip) y llevan todo el verano de gira por Estados Unidos y Europa, aunque España no ha estado entre sus paradas. El pasado junio, el periodista británico George Simpson, de Daily Express, tuvo oportunidad de verles actuar en Londres ante 20.000 personas. “Sus espectáculos funcionan como teatros musicales. Se han convertido en estrellas de rock mientras fingían serlo, son cantantes e intérpretes talentosos de pleno derecho”, cuenta a ICON. “Tenacious D fue crucial para lanzar la carrera de Jack Black como cómico, aunque él nunca ha olvidado sus raíces y por eso siempre vuelve con su colega Kyle a salir a tocar cuando puede. Ha sido bendecido con una buena garganta, desde luego. Combinada con la inevitabilidad natural del payaso cómico, conduce a crear algo contagiosamente entretenido”.
Un momento, ¿es Jack Black atractivo?
“Una vez subo al escenario y empiezo a hacer lo mío, ¡la gente me adora! ¿Por qué? Porque soy sexy y gordito”, dice el personaje de Jack Black a una de sus alumnas en Escuela de rock, insegura de actuar con la banda escolar por tener un complejo con su sobrepeso. De un tiempo a esta parte, uno de esos debates cíclicos sobre los que siempre se vuelve en Twitter (o X, como el dueño de la red social quiere que lo llamemos) es el atractivo secreto de Black, un hombre con un cuerpo no canónico que tiene, sin embargo, su nutrido público. “Es atractivo porque es auténtico y genuino en todos los aspectos. Dueño de sí mismo, humilde pero seguro, divertido, sano y disfrutón. ¡Nadie habla de ello porque está gordo!”, comentaba una usuaria en respuesta a un artículo de Jezebel titulado Es completamente normal querer tirarse a Jack Black, pero nadie habla de ello.
En el texto, la periodista Emily Alford remitía al momento de Alta fidelidad en que canta su versión de Marvin Gaye para hablar de ella como “algo irónico y completamente sincero al mismo tiempo”. “Su estilo de comedia bondadoso, hiperactivo y peculiarmente inteligente es también irónico y serio al mismo tiempo. Aporta un tonto encanto a películas que podrían haber sido muy pretenciosas [en referencia a sus incursiones en el cine independiente] y una calidez reflexiva a películas que podrían haber sido muy tontas”, desarrolla. También hay quien ha ahondado en la comparativa entre Jack Black y Chris Pratt, otro ex gordito gracioso, entendiendo que el arquetipo que ambos representan es parecido (solo que Black no tiene asociación con credos religiosos homófobos ni ha expresado su preocupación por la poca representación del “hombre estadounidense medio” en el cine), pero que el primero podría haber sido capaz de bordar los papeles del actor de Guardianes de la Galaxia (2014) y, sin embargo, al revés no.
Con una gran barba gris aportándole un cierto influjo de Karl Marx moderno, Jack Black, precisamente, está siendo una de las estrellas más activas en la huelga convocada por el sindicato de actores de Hollywood. En este contexto de parálisis, más allá de su participación en la primera mitad del año en Super Mario Bros: La película o como cameo sorpresa en la tercera temporada de The Mandalorian, el cómico no está realizando promociones ni concediendo entrevistas; un alto en el camino para defender salarios justos y equidad en su gremio. Y para, entre tanto, seguir haciendo música, sea o no consagrado por los Oscar en esa faceta el año que viene. Como él mismo argumentó para denunciar la precariedad del sector desde uno de los piquetes: “Todos los actores tienen siempre un segundo trabajo. Hasta yo tengo a Tenacious D”.
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