Suites a 20.000 euros la noche, terrazas con vistas y palacios renovados: así es el nuevo súper lujo hotelero de Madrid
Además de los nuevos cinco estrellas de la ciudad, muchos hoteles emblemáticos han aprovechado los meses de restricciones sanitarias para modernizarse. Todo lo necesario para atraer al turismo de alto ‘standing’ que se disputan las capitales europeas
La carrera de San Jerónimo reúne en pocos metros las dos caras del lujo hotelero en Madrid. En una, la tradicional del Gran Hotel Inglés, inaugurado en 1886. En la otra, el recién inaugurado Four Seasons, que articula el complejo Centro Canalejas, emblema del nuevo lujo comercial y residencial.
El Gran Hotel Inglés reunió en su restaurante a artistas y literatos como Matisse, Valle-Inclán o Carlos Gardel. El estilo art déco y los años veinte fueron el punto de p...
La carrera de San Jerónimo reúne en pocos metros las dos caras del lujo hotelero en Madrid. En una, la tradicional del Gran Hotel Inglés, inaugurado en 1886. En la otra, el recién inaugurado Four Seasons, que articula el complejo Centro Canalejas, emblema del nuevo lujo comercial y residencial.
El Gran Hotel Inglés reunió en su restaurante a artistas y literatos como Matisse, Valle-Inclán o Carlos Gardel. El estilo art déco y los años veinte fueron el punto de partida de su rediseño en 2018 a cargo del arquitecto estadounidense David Rockwell (autor del Dolby Theatre en Los Ángeles y varios edificios de la cadena W Hotels en el mundo) junto a sus nuevos propietarios, Carmen Cordón e Ignacio Jiménez. “La finalidad fue recuperar la elegancia clásica que tuvo el hotel en el siglo XIX actualizándolo con guiños contemporáneos que no pasasen de moda”, explicó Cordón en su inauguración. En la entrada, las protagonistas son las lámparas de araña fabricadas artesanalmente en cristal soplado y bronce en Valencia junto a mobiliario de Gastón y Daniela y los pilares originales de hierro fundido. Su nuevo restaurante, Casa Lobo, es una versión contemporánea de las casas de comida madrileñas de toda la vida.
El vestíbulo del nuevo Four Seasons presenta una escalera oval sobre la que se alzan obras de arte como la instalación Starry Night, del catalán Eduardo Perez-Cabrero, o la imponente escultura de 2,5 metros de KAWS. La búsqueda del equilibrio entre historia y modernidad fue el gran reto de este proyecto que ha transformado la antigua manzana 265 de Madrid, entre la carrera de San Jerónimo, la plaza de Canalejas y las calles de Sevilla y Alcalá. Para el hotel de la cadena de lujo canadiense se eligió el Palacio de La Equitativa (Alcalá 14), obra del arquitecto José Grases y Riera. En sus buenos tiempos acogió al Banco Español de Crédito, comercios, viviendas o la antigua sede del Casino de Madrid y del periódico Heraldo de Madrid. El estudio de arquitectura Lamela, junto a la firma BAMO de San Francisco, creó el Centro Canalejas, que abrió en 2021.
La idea del estudio liderado por Carlos Lamela fue crear una geometría clásica y radial, a través de un eje de simetría que define el hotel y se extiende al resto de edificios, con un gran patio interior que aporta luz natural a todas las plantas. En la esquina de la segunda planta, donde se encontraba el despacho de Mario Conde, se encuentra la joya de la corona: la Suite Real. De estilo Luis XV con giros modernistas en el mobiliario, y con más de 400 metros cuadrados de planta, incluye gimnasio privado, una bañera redonda de mármol Michelangelo, cocina completa y comedor, un vestidor y varios dormitorios. Cuesta unos 20.000 euros por noche, es la más cara de la capital. “Esta es una obra única. Es difícil que se repita algo similar, por su dificultad arquitectónica, técnica, administrativa y despliegue de recursos. Four Seasons es el buque insignia del nuevo Madrid, y la Suite Real es su mascarón de proa”, dijo Carlos Lamela en su apertura. Tras siete años de reforma, el hotel se alzó como el ganador europeo en el categoría de hoteles del Prix Versailles 2021, que promueve la Unesco para reconocer el diseño internacional.
La desembocadura de la Carrera San Jerónimo nos lleva al nuevo Ritz (Plaza de la Lealtad, 5), ahora bajo el paraguas del grupo hotelero Mandarin Oriental. Construido en 1910, es un elemento más de la noble milla –recientemente catalogada como Patrimonio Mundial por la Unesco– que conforma el eje del paseo del Prado con el parque del Retiro, y que reabrió sus puertas la pasada primavera. El arquitecto Rafael de La-Hoz dirigió la reforma con el objetivo de devolverle su esplendor y poner al día las instalaciones sin alterar los elementos principales de la planta original. “La inspiración ha sido el propio edificio. Los planos originales del arquitecto francés Charles Mewès y del español Luis de Landecho sirvieron de guía para identificar los elementos perdidos y los añadidos”, explica Jesús Román a ICON Design, miembro del estudio de Rafael de La-Hoz. El hotel cuenta con luz natural gracias a la recuperación del antiguo lucernario y del jardín de invierno que proyectó inicialmente Mewès. Ahora hay nuevas suites y menos habitaciones. Con 228 metros cuadrados, la suite Real incluye dos dormitorios, sala de estar, comedor y estudio privado con vistas al Museo del Prado, y está decorada con obras de arte y artesanía inspiradas en el Siglo de Oro español.
Pero el Ritz no es el único que decidió renovarse. A pocos metros, en el antiguo palacio de los Duques de Medinaceli, el estilo belle époque que vio nacer a The Westin Palace vuelve a brillar tras su renovación de 2020. El hospedaje favorito de políticos, artistas e intelectuales que escribieron la historia de la ciudad –y también de internacionales como la espía Mata-Hari, las actrices Ava Gardner y Rita Hayworth o el escritor Ernest Hemingway– quiso mantener la esencia clásica que lo catalogó como edificio de interés cultural pero añadiendo mejoras a través de la digitalización de los servicios.
El cambio de rumbo del emblemático Villa Magna fue más radical. Tras una sonada subasta de por medio con más de 3.000 muebles y objetos originales que decoraron el hotel desde los años setenta, reabría sus puertas este otoño en el Paseo de la Castellana 22 como integrante del grupo Rosewood Hotels & Resorts (el primero de la cadena en España). Aligerar y modernizar su fachada fue el primer cometido del arquitecto Ramón de Arana. Para ello usó latón envejecido y aluminio en su envoltura. Su interior lo ha diseñado la firma australiana BAR Studio, especializada en hoteles del lujo. Y el paisajista Gregorio Marañón reactivó los jardines con mantos de hiedra, pérgolas en escultura y arboledas que mutan de color con el cambio de estación.
Tras casi un año cerrado por la pandemia, el hotel Wellington Madrid (Velázquez, 8) abrió sus puertas a principios de 2021 con cambios sustanciosos pero manteniendo ese toque inglés que le caracteriza. El decorador portugués Vasco Aragão puso el punto de mira en el glamour de la hostelería de principios del siglo XX que vio nacer al edificio. “Modernizar sin alterar la personalidad del Wellington fue todo un reto. Quisimos mantener su estilo inicial, ese art decó tardío unido a las características únicas del barrio de Salamanca. Durante la reforma descubrimos muchos tesoros en sus almacenes que decimos utilizar, y mantener así gran parte de la decoración original de 1952″, explica Aragão a ICON Design. Muy cerca, Bless Hotel Madrid también está de estreno. Hace apenas un mes finalizó la reforma de este espacio diseñado en 2019 por Lázaro Rosa Violán, interiorista que viaja por todo el mundo y aúna todo tipo de disciplinas en sus proyectos de decoración.
En el barrio de Almagro, el decorador Lorenzo Castillo ha sido el artífice de las dos grandes reaperturas que marcaron 2021. En su nueva etapa, el Santo Mauro (Zurbano, 36) volvió a confiar en el sello casi operístico de este amante del arte y las antigüedades, palpable en en cada rincón de este palacete original de 1902. Para el hotel Orfila (Orfila, 6), perteneciente a la cadena francesa Relais & Château, Castillo reintepretó la estructura decimonónica del edificio sin mermar en diseño de vanguardia, con telas, mármoles y maderas nobles que redefinen su estética en este siglo. “A su lobby, emblemático por los faux marmolizados de Jaime Fierro y las molduras, decidimos añadir el tapizado en terciopelo color tabaco de las paredes y resaltar así la pintura antigua del hotel. La iluminación se cambió para crear fogonazos de luz cálida y claroscuros, haciéndola más teatral”, señala el interiorista a ICON Design. En materia de mobiliario, un clásico del sello Castillo: piezas francesas del siglo XVIII y XIX compradas en anticuarios que marchan en consonancia con los papeles pintados de damascos en la pared de su colección para Gastón y Daniela.
La plaza de España vive una segunda juventud. Y no solo por su nuevo diseño tras dos años de reforma. En poco tiempo, se ha consolidado como el referente de vanguardia en el mapa hotelero de la capital. La puesta a punto del Barceló Torre de Madrid, construcción de los años cincuenta considerada durante un tiempo el edificio de hormigón más alto del mundo, fue orquestada por el diseñador Jaime Hayon. Sus nueve plantas tienen mucho de la factoría del madrileño, con muebles de diseño pop, juegos de espejos y un enorme oso-escultura que da la bienvenida a la entrada del hotel. En frente, el imponente VP Plaza España Design seduce a una clientela cosmopolita que no perdona acabar día sin un cóctel en la terraza de su restaurante Ginkgo. Junto a la cascada (sin agua) de 25 metros del lobby que firma el catalán Pere Gifre se suma, entre otros, la obra reciente del pintor Darío Urzay o los montajes fotográficos de la madrileña Hélène Bergaz.
Y la fiesta continúa: 2022 promete nuevas direcciones en torno a la puerta del Sol. Al primer hotel de la cadena Edition de la capital, diseñado por el arquitecto británico John Pawson, se unirá el desembarco de la cadena JW Marriott en Canalejas y el Ocean Drive Madrid, que ocupará el antiguo Real Cinema frente al Teatro Real.