El homenaje póstumo de Pau Donés a su fiel compañero
El líder de Jarabe de Palo, que falleció en junio a los 53 años por un cáncer, grabó la canción y el videoclip de ‘Misteriosamente bien’ junto a su perro ‘Fideos’
Pau Donés falleció el pasado 9 de junio a los 53 años tras una larga batalla desde que en 2015 le diagnosticaron un cáncer de colon. Días antes de su muerte, el músico con una de las voces más reconocibles del país publicaba su último álbum, Tragas o Escupes, cuyo primer single, ...
Pau Donés falleció el pasado 9 de junio a los 53 años tras una larga batalla desde que en 2015 le diagnosticaron un cáncer de colon. Días antes de su muerte, el músico con una de las voces más reconocibles del país publicaba su último álbum, Tragas o Escupes, cuyo primer single, Eso que tú me das, fue todo un homenaje a su hija Sara, con quien quiso pasar los dos últimos años de su vida. Ahora, seis meses después, su grupo Jarabe de Palo ha publicado un nuevo videoclip del tema Misteriosamente bien, protagonizado por el cantante y su perro Fideos en el Vall d’Aran, donde Pau se retiró para pasar sus últimos días rodeado de los suyos, y que fue grabado un mes antes de morir, en mayo, como el propio artista dejó escrito.
“Mayo 2020. Vall d’Aran, Lleida. Simplemente me gustaría hacer un vídeo en el que se me vea con mi perro Fideos, juntos paseando por la montaña, retozando sobre la hierba, gozando del cielo infinito, del sol, de la naturaleza que nos rodea, disfrutando del momento sin pensar en nada… simplemente eso, sin más, Fideos, yo y la montaña…conseguir transmitir esa sensación me haría feliz...” es la descripción que acompaña al videoclip que se ha estrenado este viernes 11 de diciembre y que ya acumula casi 30.000 visualizaciones.
En septiembre de 2015, Donés tuvo que paralizar la gira en la que estaba inmerso tras serle detectado un cáncer de colon. Acudió al hospital Vall d’Hebrón, en Barcelona, a causa de un intenso dolor estomacal, pero rápidamente le diagnosticaron esa dolencia. Desde entonces, el cantante de Huesca afincado en Barcelona fue transparente en todo el proceso de su enfermedad, concienciando a todos en la importancia de la prevención precoz. Año y medio después anunciaba que había sufrido una recaída, y seis meses más tarde afirmaba que ya no tenía tumores. El músico fue tratando de normalizar la enfermedad mandando cartas a sus enfermeras, participando en recitales muy concretos o posando divertido recibiendo una sesión de quimioterapia en bañador.
Sin embargo, a mediados de 2018 anunciaba un parón que materializó en enero de 2019 con una emotiva despedida a través de un vídeo con el que se despidió de los escenarios, de sus seguidores y de la música. Cumplió su palabra y, tal como había explicado a este periódico, desapareció. “El 1 de enero paro. Y me voy. Lejos. […] Llevo 20 años a tope y necesito hacer un cambio. Me lo merezco”, dijo entonces el cantante, aunque advirtió: “No es un adiós, sino un hasta luego”. Y cumplió su palabra. El pasado abril, 15 meses después de su despedida, reaparecía en plena pandemia del coronavirus, tocando desde su balcón con una imagen en la que mostraba su aspecto desmejorado a causa del avance de su enfermedad pero, como siempre, con un mensaje optimista y cargado de buenas intenciones: “Cambié canciones por amor y libertad, mientras pensaba en volver a ser cantante. Vuelvo hoy para quien quiera escucharme, vuelvo hoy mientras el cuerpo aguante, vuelvo hoy por mi gente, vuelvo y aquí pienso quedarme para siempre”.
Un mes después publicó su nuevo y último álbum, presentó al mundo a su hija Sara, la bailarina del videoclip de Eso que tú me das, y el 9 de junio se comunicaba su muerte. Aunque a finales de 2019 se supo que vendía su casa, su refugio en el Valle de Arán, con una parcela de 6.000 metros cuadrados y más de 900 construidos ubicada en Betlan (Lleida), a cinco minutos de la capital de Vielha y a 15 de la estación de esquí Baqueira Beret, Donés quiso pasar sus últimos días allí, rodeado de sus hermanos, su hija y la madre de esta. Así lo hizo saber en la última entrevista que organizó con Jordi Évole tres semanas antes de su muerte y que se convirtió en una especie de documental sobre los últimos días del músico que vio la luz en agosto en el Festival de Málaga y en septiembre en las salas de cine.