Los reyes de Silicon Valley, vigilados y singulares
Mark Zuckerberg (Facebook), Sundar Pichai (Google) y Jack Dorsey (Twitter), tres millonarios en el punto de mira de los gobiernos y con gustos a veces excéntricos
Hay reyes por cuna y otros que lo son de facto. Mark Zuckerberg, Sundar Pichai y Jack Dorsey ejercen como tales en sus empresas –Facebook, Google y Twitter respectivamente– y estas están colonizando el mundo como en su día lo hizo Carlomagno. Pero la expansión del famoso conquistador del siglo IX, a quien se atribuyen los méritos de modificar profundamente la sociedad occidental de su tiempo, se ha quedado corta comparada con los cambios que han producido los tres ‘aristócratas’ de Silicon Valley en el mundo en los últimos quince años.
Tanto es así que este mismo miércoles y solo...
Hay reyes por cuna y otros que lo son de facto. Mark Zuckerberg, Sundar Pichai y Jack Dorsey ejercen como tales en sus empresas –Facebook, Google y Twitter respectivamente– y estas están colonizando el mundo como en su día lo hizo Carlomagno. Pero la expansión del famoso conquistador del siglo IX, a quien se atribuyen los méritos de modificar profundamente la sociedad occidental de su tiempo, se ha quedado corta comparada con los cambios que han producido los tres ‘aristócratas’ de Silicon Valley en el mundo en los últimos quince años.
Tanto es así que este mismo miércoles y solo a seis días de la celebración de las elecciones presidenciales en EE UU, los tres fueron convocados por el Capitolio para, nunca mejor empleado el término, llamarlos a capítulo. Ya que la comparecencia telemática ante los senadores tenía más un trasfondo político que tecnológico, preocupados ellos sobre cómo se moderan los contenidos publicados en las redes sociales ahora que les toca a ellos de manera directa. Mirados con lupa por los gobiernos, porque su poder aumenta exponencialmente hasta poderles hacer templar, Dorsey, Zuckerberg y Pichai también despiertan la curiosidad de sus clientes. Son multimillonarios, pero también de gustos y costumbres singulares que se suman a la fascinación que despierta saber más sobre quienes se han convertido en directores de orquesta de las redes sociales que han logrado poner en contacto a todo aquel que disfrute de Internet y del buscador de más éxito.
Sundar Pichai, director ejecutivo de Google
El director ejecutivo de Google es el menos mediático del trío. Nació hace 48 años en Madrás, India y se licenció en Ingeniería Metalúrgica en el Indian Institute of Technology de Kharagpur; y completó su formación con un máster en Ciencias por la Universidad de Stanford y un MBA de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. Su vida profesional está ligada a Google desde 2004 y desde agosto de 2015 es su director ejecutivo.
Según uno de sus tutores era el estudiante más brillante de su generación y también fue capitán en el equipo de cricket de su escuela que consiguió ganar en algunas competiciones regionales. Desde su llegada la compañía desarrolló su buscador estrella, Chrome, y también el sistema operativo Android. Un perfil suyo publicado por Bloomberg detalla que sus orígenes son humildes. Su familia vivía en una casa de dos habitaciones y él compartía el salón con su hermano menor a la hora de dormir. Escasos lujos entre los que no se encontraban ni tener televisión ni disfrutar de un coche familiar, tampoco disfrutaron de un teléfono hasta que Sundar tuvo 12 años. Sin embargo fue su padres quien le hizo interesarse por la tecnología, ya que el trabajaba en el conglomerado británico General Electric Company. Estudió en Stanford becado y solo el viaje hasta la ciudad estadounidense costó más que el salario anual que ganaba su padre.
En la empresa que ahora lidera le conocen como un hombre educado y respetado y es muy popular entre los desarrolladores del conglomerado tecnológico. Sus compañeros de infancia le recuerdan callado, estudioso, retraído, tímido y muy competitivo. Pero también bromista ocasional y muy dedicado a sus padres. Ninguna de esas cualidades, buenas o malas, han desaparecido ahora que su vida es tan distinta a la de entonces.
De su vida personal se sabe poco, pero sí que le gusta el Barça y que está casado con su compañera de universidad, Anjali. Un amor que comenzó como una amistad de años y que cuando él viajó a Estados Unidos para completar sus estudios no pudieron hablar durante meses por falta de dinero. Ahora, casados desde que Sundar consiguió un trabajo estable, viven en Los Altos Hills en una casa de diseño y a pesar de ser muy ricos llevan una vida discreta junto a sus dos hijos, una niña y un niño llamados Kavya y Kiran.
Jack Dorsey, fundador de Twitter
De las imágenes de su última comparecencia ante los senadores de Estados Unidos, llamó la atención la larga barba que lucía más relacionada con la imagen de un ermitaño que con la que se podría imaginar de un hombre que posee una fortuna de más de 5.000 millones de dólares, según la revista Forbes y lleva las riendas de una de las redes sociales más exitosa y cuestionada. Pero las peculiaridades de Dorsey ya forman parte de su perfil. En abril decidió donar el 28% de su fortuna para ayudar a combatir la pandemia producida por la covid-19. No terminó sus estudios universitarios, ideo un programa para el sistema de entradas del ferry que llevaba a los turistas hasta la cárcel de Álcatraz, en San Francisco, y cuando tenía 24 año ya creó un prototipo para mantener informados a sus amigos sobre su vida a través de las famosas BlackBerry. Twitter nació en 2006 y a partir de ahí el éxito, el trabajo y las peculiaridades del más famoso de sus fundadores llegaron a lugares que ni él mismo hubiera llegado a imaginar.
Está considerado como uno de los megamillonarios más austeros del mundo, aunque sí vive en una casa de casi 10 millones de dólares en la playa de El Camino del Mar, una exclusiva zona de San Francisco que mira al océano Pacífico. Parece que esta es la única propiedad de Dorsey que es un madrugador de libro de quien se dice que lo primero que hace es mandar un SMS a su madre, a la que está muy unido y vive en San Luis. Después llegan las manías: solo habla con ella una vez al mes para que la charla sea más profunda; amanece con una sauna de 15 minutos y un baño de agua helada durante tres. Va andando al trabajo –ocho kilómetros de distancia– y durante el recorrido escucha podcast o audiolibros. Eso sí, dos días a la semana trabaja desde la cocina de su casa, y en la oficina lo hace en un escritorio alto, de pie y con un iPad como única herramienta.
Jornadas de 14 y 16 horas en las que medita al menos durante 10 minutos, entrenamiento de siete minutos a través de una app y descanso los sábados para ver a los amigos y beber champán que le gusta más que el vino. A veces se escapa a un retiro espiritual y según confesó durante una entrevista practica una dieta extrema de lunes a viernes (solo come una vez al día algo rico en proteínas, verduras, chocolate negro y frutos del bosque) y ayuna durante los fines de semana. Sobre su vida amorosa escasas y poco confirmadas noticias. Entre ellas que podría haberse casado en secreto, aunque la mayor candidata, la empresaria Kate Greer, con quien ha roto y vuelto varias veces desde 2010, comenzó a salir con Peter Fenton, otro magnate de Silicon Valley, el año pasado.
Marck Zuckerberg, creador de Facebook
Desde que Marck Zuckerberg se presentara ante sus primeros inversores en chanclas, tal y como lo retrató la película La red social –que él mismo dijo contenía algunas verdades y mucha ficción– hasta la actualidad, cuando el creador de Facebook es oficialmente miembro del minúsculo club de quienes tienen más de 100.000 millones de dólares que forman él mismo, Jeff Bezos (fundador de Amazon) y Bill Gates (fundador de Microsoft) han pasado muchas manías por la vida de este hombre de 36 años. La pandemia a él le ha llenado aún más las arcas y las zapatillas de dedo las deja para el verano porque ahora si hace falta es capaz de presentarse encorbatado ante el auditorio más selecto.
Sin embargo sus millones y personalidad le permiten seguir disfrutando de sus peculiaridades y también de caros caprichos. Su atuendo suele ser informal y repetitivo: unos vaqueros negros y una camiseta gris. Pero esas aparentemente anodinas camisetas son un pedido especial que realiza a la marca de lujo italiana Brunello Cucinelli y que cuestan, cada una de ellas, más de 400 euros. En cuanto a los coches, otro signo visible de poderío económico, el fundador de Facebook ha preferido conducir deportivos económicos como el Acura TSX, el Honda Fit o el Volkswagen Golf GTI, todos valorados en cifras que no superan los 30.000 dólares. Aunque según publicó Business Insider el ahora cienmilmillonario se permitió un capricho en 2014 y adquirió un Pagani Huayra valorado en casi 1,2 millones euros.
Aunque él y su esposa, Priscilla Chan, son reconocidos filántropos, el hombre que sabe todo lo que sus clientes quieran compartir en su red social y más de lo que imagina, afirman que es austero y puede rebuscar ofertas para adquirir un electrodoméstico pero también tiene una amplia cartera de bienes raíces que incluyen 10 propiedades en Estados Unidos y que están valoradas en casi 50 millones de euros. Se impone retos como hablar chino, ponerse corbata o comer solo animales que pueda matar con sus manos. Dicen que es un hombre frágil a quien le pesa su imagen pública y está obsesionado por ocultar cualquier detalle que delate nerviosismo o descontrol y capaz de contestar: “Yo no hago nada por diversión”. Si es pose o realidad, solo él lo sabe
En 2015, cuando nació la primera de las dos hijas del matrimonio Zuckerberg, Maxima Chan, la pareja anunció que donarán a lo largo de su vida el 99% de sus acciones de la firma para labores filantrópicas. Entonces su valor ascendía a más de 38.000 millones de euros. El dinero, según informó el joven empresario, se canalizará a través de una fundación bautizada como Chan Zuckerberg Initiative, cuyo objetivo es “avanzar en el potencial humano y promover la igualdad del ser humano”.