Lentejas con pato y butifarra
El fresquillo se acaba, y con él las posibilidades de tomarse un buen cocidazo sin palmar del sofocón. Yo no tengo grandes problemas con este asunto, y soy capaz de meterme un potaje de alguna de mis legumbres favoritas -véase las pochas- en pleno agosto. Pero como os supongo personas sensibles y sensatas, de las que prefieren comidas ligeras cuando hace calor, voy a dar por terminada la temporada de platos de cuchara heavy metal con unas lentejas.
He de decir que, a pesar del amenazador sonido de las palabras "pato" y "butifarra", tampoco es un cocido tan bestia. Evidentemente no te puedes comer un jabalí de segundo, pero tomado con sentido común no resulta demasiado pesado. Desde luego, mucho menos que unas lentejas tradicionales con chorizo, morcilla y tocino. Eso sí, hay que desengrasar bien el confit de pato y comprar unas buenas butifarras -o, en su defecto, salchichas- de carnicería, de las que no tienen un 90% de grasa.
A los traidores afrancesados como yo estas lentejas les recordarán un poco al 'cassoulet', pero su procedimiento es más simple y en el fondo se parecen más a las españolas de toda la vida. En cualquier caso, están deliciosas: pocos tropiezos más suculentos se pueden encontrar en un cocido que una butifarra y una carne de pato que se deshace en la boca.
Dificultad: Largo y duro, pero no difícil.
Ingredientes
- 300 gr. de lentejas
- 2 patas de pato en confit
- 2 butifarras con setas (en su defecto, normales o 4 salchichas frescas)
- 1 cebolla
- 2 zanahorias medianas
- 1 rama de apio
- 1/2 puerro
- 1 chirivía (si no encuentras no pasa nada)
- 2 dientes de ajo
- 1 litro de caldo de verduras
- 2 ramitas de perejil
- 1/2 cucharadita de tomillo seco
- Aceite de oliva
- Sal