Los secretos de la cerveza perfecta: temperatura y tiempo

Para la mayoría de los estilos, exceptuando algunos belgas como las ‘lambic’ o estilos de alta graduación alcohólica, lo ideal es que tenga entre 2 y 3 centímetros de espuma

Una buena cerveza requiere su tiempo, especialmente para la correcta formación de espuma.Photo by Rafa Elias (Getty Images)

Aunque no seas fan del postre, seguro que te suena el famoso coulant de chocolate, también llamado volcán de chocolate. Su exterior esponjoso y horneado, junto a su interior líquido, crea una experiencia que va más allá de lo visual: es una combinación de texturas y sabores que elevan el disfrute al máximo. ¿Y qué tiene que ver el coulant con la cerveza? Más de lo que imaginas. Igual que maridarlo con una kriek —una cerveza belga con cerezas— o con una sabrosa Imperial Stout puede ser una gran idea, el servicio de ambos debe cumplir ciertas reglas para que se disfruten como merecen. En ambos casos, todo gira en torno a dos aspectos clave: el tiempo y la temperatura.

Es posible que tengas un amigo que diga: “En este bar tiran la caña como en ningún otro”. Y probablemente tenga razón. El servicio correcto de una caña tiene su técnica, y no en todos los sitios lo hacen igual. Por ejemplo, en la República Checa, es común que el grifo se introduzca dentro del vaso para lograr el servicio perfecto.

Una buena cerveza requiere su tiempo, especialmente para la correcta formación de espuma. Para la mayoría de los estilos, exceptuando algunos belgas como las lambic o estilos de alta graduación alcohólica, lo ideal es que tenga entre 2 y 3 centímetros de espuma. ¿Por qué es tan importante? Porque la espuma no es solo estética, sino que juega un papel fundamental en la percepción de aromas y sabores.

Las copas y vasos están diseñados específicamente para este propósito: incluyen una línea de medida que indica hasta dónde debe servirse la cerveza y dónde debe comenzar la espuma. Si alguna vez ves un vaso lleno hasta el borde, no estás viendo un servicio correcto, ya que no deja espacio para esa capa de espuma que realza la experiencia.

Pasos para servir una cerveza correctamente

  • Enjuaga la copa limpia con agua fría para enfriar levemente y para eliminar restos de grasa o polvo, ayudando así a la formación de espuma.
  • Inclina el vaso a 45 grados mientras sirves la cerveza por un lateral.
  • Endereza el vaso a mitad del servicio para formar una capa de espuma en la parte superior.
  • Si es una cerveza de trigo o una que indique en la etiqueta que contiene sedimentos importantes para su perfil, agita suavemente la botella antes de servir para integrar los posos. En el caso de otras cervezas, especialmente muchas artesanas, aunque puedan tener poso al fondo, estos no están pensados para servirse, ya que podrían alterar el sabor y aroma originales diseñados por el cervecero. Siempre es una cuestión de revisar las recomendaciones del estilo y del productor.

 

Este pequeño ritual asegura que la espuma permita liberar los aromas atrapados en la cerveza. Pero claro, todo esto funciona si la temperatura también es la adecuada.

Nunca congelada

Seguro que te ha pasado: pruebas una cerveza demasiado fría y notas que sabe a… nada. Es como morder un helado; simplemente adormece tus papilas gustativas. Esto se debe a que el frío excesivo reduce la sensibilidad en la boca y, además, evita que el CO₂ atrapado en la cerveza fluya correctamente.

La carbonatación de una cerveza no es un detalle menor; es parte esencial de su textura, aroma y sensación en boca. Por ejemplo, en estilos como la Berliner Weisse, el CO₂ aporta efervescencia similar a la de un cava. Si la cerveza está demasiado fría, pierdes esa sensación agradable de burbujeo y los aromas que deberían desprenderse.

Según Randy Mosher en su libro Tasting Beer, las temperaturas ideales son entre 3,5 °C y 7 °C para las lagers y entre 7 °C y 13 °C para las ales. ¿Significa esto que debes ser inflexible? Para nada. En un verano sevillano a 40 grados, nadie te va a culpar por querer una cerveza más fría de lo recomendado. En la vida, como en la hostelería, lo importante es adaptarse, y si la cerveza está muy fría, siempre puedes esperar unos minutos para que alcance su temperatura óptima. Eso sí, ¡nunca congelada!

El servicio perfecto: más que un capricho

La espuma no solo mejora la presentación, sino que también activa los sentidos al liberar los aromas de la cerveza. La temperatura, por otro lado, asegura que percibas todos sus matices. Como cuando cortas un coulant y esperas esa lava perfecta, pedir una cerveza con su servicio correcto es garantizar una experiencia completa.

No hay mayor decepción que un coulant sin lava o una cerveza sin espuma, servida a una temperatura incorrecta. La próxima vez que disfrutes de una, pide que te la sirvan como merece: con su espuma, buena temperatura y lista para deslumbrar todos tus sentidos. ¡Salud!


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