Lo que se vive en un bar, se queda en el bar... y también en los libros
Un ensayo, una novela, una guía y un recetario invitan a la reflexión, la nostalgia y el recuerdo de los bares, esos espacios en peligro de extinción
Camilo José Cela escribió “España es un país de cafés, tabernas y bares, que son sus verdaderos parlamentos”. El bar es ese microcosmos donde deambulan personajes sin más historia que la que desean contar acodados en una barra.
Somos lo que queremos ser en ese mismo instante que atravesamos las puertas de un bar de barrio. Donde quizá no saben nuestro nombre, pero sí nuestros gustos. Donde valoras la tapa, la maestría a la hora de servir una caña o la buena selección de vinos. El bar es ese escenario que nos permite estar y beber solos, manifestar nuestra opinión en voz alta o guardar silencio el tiempo que dura nuestra consumición.
“Los bares, en sentido amplio, son servicios de proximidad fundamentales para la vida cotidiana y la conformación política, identitaria y comunitaria de las sociedades, tanto urbanas como rurales, pero se ha profundizado poco o nada en ellos a nivel teórico” escribe Javier Rueda en su ensayo Utopías de barra de bar (colección ¿Es posible? Lengua de Trapo y Círculo de Bellas Artes). Este pequeño ensayo es una joya bibliográfica para quienes intentan comprender los muchos porqués que rodean a los frecuentes cierres de los bares de barrio; o para quienes quieren indagar en las costumbres arraigadas de la sociedad española. “¿Qué es un bar?”, se pregunta el autor, “muchas cosas a la vez: hito de la cotidianidad y las horas muertas, reflejo nocturno de neón y ruido de platos apilados, un símbolo de la mayor de las ordinarieces en sus tres acepciones: lo ordinario como algo común, como algo vulgar y como algo que nos ordena”, concluye.
El bar como escenario ha sido infinidad de veces utilizado por los escritores como el lugar donde se desarrolla la trama. En esta línea, una de las últimas referencias que nos han llegado a las librerías ha sido Bar Urgel, de Pablo Gallego Boutou, editado por Galaxia Gutenberg. Una novela escrita como el que coge una servilleta de bar y comienza a dibujar con palabras, no solo los personajes que habitan el entorno limitado de un bar, sino como el papel idóneo para salpicar sentimientos, reflexiones, secretos, denuncias vividas en ese lugar. Bar Urgel presenta una narración en primera persona que roza lo poético, donde tan pronto analiza la calidad de la tortilla de patata —“Su pincho de tortilla es como debe ser, no como en esos cafés del centro donde te cobran cinco pavos por un pincho minúsculo y un trozo de pan agrio, y te quedas con hambre, pero vuelves al día siguiente porque hay wifi gratis”— como te pone sobre la barra temas como el machismo o la homofobia —“¿Hay algún maricón aquí?”, pregunta uno de los personajes, “Un tipo medio yonqui con gafas de sol y chancletas con calcetines sucios”, “Si hay un maricón no paso”—.
Y junto a esa crítica social, el autor pone al protagonista en el lugar deseado por quien busca en el bar la fuente de inspiración para escribir. Así, los personajes, sus gestos, las anécdotas que los rodean, las vivencias diversas que suceden en la monotonía de la vida en un bar, se convierten en piezas de ese puzle llamado relato: “Cada vez que Antoñito entra en Urgel anuncia su presencia golpeando el suelo con el bastón [...] Depende cómo le pille, Paco —el tabernero— le pone su carajillo o le da los buenos días con ironía o le imita, dando los mismos golpes con un vaso en la barra”.
Lo que se vive en un bar, se queda en el bar. Ese es el escenario, el lugar desde donde suceden ciertos episodios de la que podríamos denominar “la otra historia de la vida”, la que narra de otra manera ciertos momentos de la Guerra Civil, la Transición, los Juegos Olímpicos del 92... Así lo descubres en el libro Bar Alegría editado por Debate. El libro escrito entre el chef Tomás Abellán (quien dirige el local desde 1992) y el periodista Toni García Ramón, narra la historia de uno de los bares más antiguos de Barcelona. 125 años de vida que en este libro se han resumido en notas de nostalgia y recetas de barra que nos van regalando los gustos y apetencias de una sociedad en continua transformación: Tortilla trufada, ensaladilla rusa y así hasta 25 hitos culinarios.
Historia, y mucha, tienen los bares que aparecen reflejados en los libros 150 bares imprescindibles y 150 bares de vinos imprescindibles (Cinco Tintas). Si, por un lado, sufrimos por los bares que cierran, por otro, nos alegramos al descubrir libros-guías como estos, cuyo propósito es dejar constancia de su excelencia y fascinación. “Traducir 150 bares imprescindibles al español significa acercar a los lectores a una obra que no solo retrata bares icónicos de ciudades como Londres, Nueva York o Hong Kong, sino que también conecta con el dinamismo que vivimos en nuestro país”, explica a EL PAÍS Cristina Paricio, editora de Cinco Tintas. Ante la pregunta de qué lleva a un editor a apostar por este tipo de publicaciones, Paricio contesta: ¡España se ha convertido en un referente internacional! Con bares en Madrid y Barcelona reconocidos en la lista de The World’s 50 Best Bars, y creemos que este libro conecta con esa efervescencia. Para Cinco Tintas es una forma de acompañar y celebrar este movimiento global, mostrando cómo los bares son también espacios de creatividad, diseño y encuentro cultural".
Ambos libros tienen una excelente fotografía a la que los autores (el sumiller Jurgen Lijcops y Léa Teuscher —coautora de 150 bares imprescindibles—) añaden personalísimos comentarios, sugerencias, anécdotas y descripciones minuciosas sobre los diferentes lugares “entrar en un bar es siempre una experiencia única. De inmediato se suele sentir una atmósfera que transmite que todo está bien y que será una noche mágica. Esa sensación la generan las personas que allí trabajan, que atraen a otras personas que se identifica con el lugar y que, a su vez, lo realzan”, escribe el autor.