Cinco cervezas belgas de supermercado seleccionadas por una experta
En las estanterías de bebidas hay joyas de estilos de Bélgica a buen precio que merece la pena probar
Bélgica tiene una de las culturas cerveceras más reconocidas del mundo, no solo por su diversidad de estilos, sino por la forma en que estos han sabido integrarse en el día a día sin perder su origen. Desde las abadías trapenses hasta las cervecerías familiares, allí cada cerveza tiene su historia, su copa y su ritual. Esta riqueza es tal que la cultura cervecera belga fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo así su valor como tradición viva y compartida.
Esa variedad, lejos de quedarse en el recuerdo, sigue disponible y más cerca de lo que creemos, incluso en la estantería de un supermercado. Entre marcas locales y opciones más conocidas, aparecen algunas botellas belgas que a menudo pasamos por alto. Muchas de ellas son auténticas joyas tradicionales como las que aquí recomendamos.
Tripel: equilibrio y tradición trapista
La Tripel es un estilo icónico dentro de las cervezas belgas, con un color dorado intenso, espuma blanca y una carbonatación alta. Se caracteriza por su perfil afrutado con notas a pera, manzana y plátano, además de especias como clavo y pimienta negra derivadas de la fermentación. Su graduación alcohólica oscila entre el 7,5% y 9,5%, con un final seco y ligeramente amargo. Acompañar este estilo de cerveza con un buen Gruyère o unos mejillones al vapor con hierbas es un placer a experimentar.
Uno de los mayores referentes en este estilo es Westmalle Tripel (se encuentra por 3 euros en El Corte Inglés), una cerveza elaborada por la abadía de Westmalle, que en 1934 estableció la base de este estilo. Es una de las que llevan el sello Authentic Trappist Product, una distinción exclusiva que se otorga a productos elaborados por miembros de la Asociación Internacional Trapense (AIT), destacando especialmente las cervezas Trappist®, aunque también incluye pan, queso, licores y artículos religiosos. Para obtener este reconocimiento, los productos deben cumplir tres criterios estrictos: ser elaborados dentro de la abadía o sus alrededores, bajo la supervisión de monjes o monjas, y destinar sus beneficios al mantenimiento de la comunidad monástica, proyectos solidarios dentro de la Orden Trapense o causas benéficas.
Belgian Strong Golden Ale: un demonio disfrazado de ángel
La Belgian Strong Golden Ale es un estilo elegante y engañosamente fuerte. De color dorado brillante y alta carbonatación, tiene un perfil afrutado y especiado con notas a pera, manzana, cítricos y un toque de pimienta derivado de su levadura. Su cuerpo es ligero a medio y su final es seco, lo que oculta su alta graduación alcohólica, que va del 7,5% al 10,5%.
Este estilo se popularizó con la cerveza Duvel (en Alcampo por 1,95 euros y en BM a 1,99 euros), cuyo nombre significa “diablo” en flamenco, en referencia a su potencia oculta tras una apariencia delicada. Otras cervezas conocidas dentro de este estilo incluyen Judas (por 1,75 euros en Supermercados MAS y 1,89 euros en Alcampo) y Delirium Tremens (3,35 euros en Eroski). Cualquiera de ellas es un maridaje perfecto con un simple pollo asado con romero y tomillo, equilibrando la grasa y potenciando los sabores de las hierbas.
Belgian Strong Dark Ale: compleja y sofisticada
La Belgian Strong Dark Ale es la hermana más oscura y compleja de la Golden Ale. Se caracteriza por su color marrón profundo a caoba y su perfil maltoso dominado por caramelo, pan, toffee y frutas oscuras como higos, dátiles y pasas. La levadura toma su protagonismo aportando notas especiadas a clavo, pimienta y un leve toque alcohólico.
Chimay Azul (3,59 euros en Carrefour, por 3,69 euros en El Corte Inglés y 3,35 euros en Eroski) y con una graduación alcohólica de entre 9%, es una cerveza ideal para disfrutar lentamente y en momentos especiales. Sus notas a caramelo, frutos oscuros y especias combinan increíblemente bien con la intensidad del chocolate negro (70% o más) creando un contraste armonioso entre dulzor y amargor. Es un postre fácil y efectivo que resalta los sabores complejos de este estilo.
Así que la próxima vez que recorras las estanterías de cerveza en el supermercado, anímate a probar alguna de estas joyas belgas. ¡Encontrarás una nueva favorita!