Pastores de emergencia y compartidos: proyectos pioneros para que los ganaderos puedan tener vacaciones

Relevo generacional, tener días de descanso o coger bajas médicas son algunas de las preocupaciones que recogen estas iniciativas en Aragón y otras Comunidades

El pastor Simón Cortés, de las Parras de Castellote (Teruel), con su rebaño de ovejas de raza Ojinegra de Teruel.Pedro Etura

El pastoreo conducido es una actividad de 365 días al año. Mientras que un ordenador no dice ni mú cuando lo apagas al comenzar el fin de semana, una ganadería —especialmente aquella que sale al campo y pasta— demanda atención y cuidados constantes. La falta de relevo generacional es una de las principales preocupaciones de aquellos que se dedican al sector. Y es que aunque sea un oficio que, en palabras del veinteañero Zacarías Fievet (Seira, 1996): “te acoge como una cuna de lana y engancha, porque nunca dejas de aprender, de conocer gente, proyectos, paisajes…”, no quita que asegurar los derechos laborales de aquellos trabajan y cuidan el paisaje sea una tarea urgente.

Con la intención de acatar este problema, aparecen dos proyectos en Aragón que buscan hacerle la vida más fácil al ganadero. Pastores de Emergencia nace de una situación de lo más común: el vecino de este joven pastor se rompe una pierna y no tiene a nadie que pueda cuidarle el ganado. “Sabía de la existencia de esta figura en Francia, donde lleva más de 30 años en funcionamiento. Aquí no había hecho falta hasta ahora. La ganadería extensiva ha sido tradicionalmente familiar, a más pequeña escala. Ahora por fin se está hablando de jornadas, de coger vacaciones…”, cuenta Fievet, sobre cómo nació el proyecto. Desde octubre de 2023 son ocho pastores trabajando bajo este paraguas que, para cuatro de ellos, supone el 100% de su jornada laboral. “Somos todos trabajadores autónomos. Yo, además de realizar servicios a los que mis compañeros no llegan, generalmente de corta duración, organizo el calendario y el personal”.

Realizan servicios de entre dos días y un mes de duración y pueden decir que la iniciativa ha sido todo un éxito. Los motivos principales por los que les contratan son vacacionales, bajas por enfermedad o visitas al médico o para apoyar en momentos de mucha faena. En un año han realizado casi 100 servicios en alrededor de 45 ganaderías distintas distribuidas en la mitad norte de España (especialmente Aragón, y en menor medida, Castilla-La Mancha, Castilla y León o Cataluña) y la respuesta ha sido muy positiva. “No damos abasto. Ha habido servicios que no hemos podido llegar a cubrir porque estábamos todos ocupados”. Es el reto al que se enfrentan ahora. Equilibrar la demanda de trabajo y la disponibilidad de los pastores. Para entrar en la bolsa hay que tener mínimo diez años de experiencia. “No cualquiera vale. El trabajo que realizamos es muy profesional”, asegura Fievet, “casi todos los clientes afirman que es un lujo de servicio”.

Simón Cortés pastorea a su rebaño de ovejas de raza Ojinegra en Parras de Castellote (Teruel).Pedro Etura

La tarifa actual es de 90 euros por jornada. Una jornada que abarca el día entero, desplazamientos, dormir fuera de casa, costear el gasoil… “Pastores de Emergencia es también una manera de garantizar nuestra seguridad como trabajadores. Hay a quienes les parece algo caro, pero menos es insostenible”. Con Pastores de Emergencia buscan a su vez educar y crear redes. “Organizamos unas jornadas en las que nos juntamos todos los pastores del grupo, nos conocimos, realizamos formaciones en adiestramiento canino, también formaciones jurídicas.” La creación de espacios de aprendizaje es esencial en un oficio para el que a día de hoy todavía no hay una titulación oficial.

Desde Grupo Pastores de Ternasco de Aragón tratan de luchar contra el mismo problema: sector envejecido, falta de relevo generacional, dificultades para emprender desde cero en una ganadería extensiva… Las nuevas generaciones no encuentran en el oficio un futuro sostenible. Ellos llevan años estudiando los indicadores que permiten a estas ganaderías mantener la viabilidad, intentando dar continuidad a sus socios. Uno de los resultados de este trabajo es un proyecto promovido por Fundación Biodiversidad en el que colaboran junto a otras entidades para crear la figura de un pastor compartido. Un trabajador contratado entre tres o cuatro ganaderías de una misma zona que permita a todos los asociados librar uno o dos días de la semana. Algo que puede parecer evidente, no ha sido una cuestión a plantear en el sector hasta hace poco tiempo.

“El pastoreo es una actividad que realiza una labor medioambiental esencial, que fija población… Y hemos podido comprobar que tenemos un montón de ganaderías que son viables, que están en nuestros pueblos”, afirma Enrique Fantova, director técnico de Ternasco de Aragón. “Nuestro objetivo con este proyecto es demostrar que se trata de una oportunidad laboral viable y en la parte de generación de empleo profundizamos en aspectos concretos que pueden servir para que haya explotaciones que se mantengan”. Desde que empezó en mayo de 2024 han puesto en marcha 3 proyectos pilotos en la zona del Pirineo. “El mayor reto es encontrar a profesionales. Algunas de estas ganaderías llevaban años sin tener un día libre y gracias al pastor compartido manifiestan un gran alivio”, continúa. Además de un trabajo constante de comunicación, también tienen en marcha un proyecto de asesoramiento y acompañamiento de personas que quieren dedicarse al oficio. “Es muy difícil empezar de cero en esta profesión. Cuando el propietario de una finca rentable se jubila, podemos facilitar el contacto de una familia que esté interesada. Hacemos el acompañamiento para que se adapte y aprenda el oficio, ayudando también con toda la burocracia”.

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