La IA en la cocina: “De momento, es ridículo creer que puede sustituir a un chef creativo”
Generar recetas, planificar menús, clasificar alimentos, organizar reservas... la inteligencia artificial plantea amplias posibilidades en el mundo culinario. Y, hoy por hoy, no pocas dudas
Pocos se atreven a cuestionar el papel que la inteligencia artificial desempeñará en el futuro. Nadie es capaz de predecir, sin embargo, de qué forma y maneras influirá en nuestros comportamientos. Los algoritmos en los que se articula avanzan deprisa y la cocina y la alimentación, en el ámbito profesional o doméstico, no resultan ajenas a una revolución en ciernes. Por todas partes se prodigan los generadores de recetas como DishGen, aplicación que de forma gratuita se convierte en un asistente personal capaz de ayudar a evitar desperdicios, idear recetas y planificar comidas caseras. Basta introducir en su web los ingredientes disponibles en una despensa familiar y solicitar la idea de un plato para que la IA genere fórmulas instantáneas. Eso sí, el sistema advierte de que no garantiza los resultados: “Esta receta creada por IA y DishGen no ha verificado su precisión. Puede contener errores. Utilice siempre su mejor criterio al preparar platos ideados por IA”.
¿Qué le falta todavía a la IA para resultar fiable en el ámbito gastronómico? David Chamorro, cocinero y director del taller creativo Food Idea Lab, no alberga dudas: “A la IA le atribuimos facultades que de momento no tiene. Se trata de una herramienta poderosa que carece de la sensibilidad y el raciocinio de los humanos. La creatividad en cocina es algo más que combinar ideas o ingredientes. Tal vez en poco tiempo las superredes neuronales consigan aproximarse a la mente humana con el nuevo ChatGPT-5 dotado de inteligencia avanzada. De momento, es ridículo creer que puede sustituir a un chef creativo”, asegura. En el ámbito hostelero, incluidos restaurantes y cadenas de comida rápida, todos coinciden en que la IA demuestra una eficacia extrema para planificar menús, gestionar inventarios y hojas de cálculo, optimizar las reservas o clasificar los alimentos. Meros apuntes de unas funciones que se multiplican.
¿Tendrá futuro en la alta cocina? “Lo tiene desde hace tiempo”, responde Eneko Axpe, experto en inteligencia artificial y tecnologías cuánticas, profesor de física aplicada a la gastronomía y colaborador de la NASA. “Se utiliza para complementar la creatividad de los cocineros y componer imágenes inéditas. Sin olvidar que en ocasiones la IA se inventa cosas absurdas”. Que la IA representa una ayuda y no una competencia quedó de manifiesto en el último congreso de alta cocina San Sebastián Gastronomika, donde los platos preparados por el cocinero Ricard Camarena superaron en calidad a los compuestos con los mismos ingredientes por el equipo de la Fundación Alicia que dirigía el propio Axpe con instrucciones de la máquina. Platos correctos, pero carentes de alma.
Sea como fuere, el ChatGPT echa humo a diario evacuando consultas de los mejores cocineros. “Mis brigadas lo utilizan para mil detalles, encontrar ideas o afinar la estética de los platos, un auxiliar en auge”, afirma Eneko Atxa, el tres estrellas Michelin vizcaíno.
Cuando la IA crea un plato desde la nada, ¿la propiedad intelectual a quién corresponde, al cocinero o a la máquina? Un debate complejo. “Si la IA genera la receta desde cero bajo petición expresa de alguien, la autoría debe atribuirse a la máquina. Cuando el cocinero sugiere ingredientes de partida, tiene derecho a adjudicarse el copyright de la receta”, recalca Axpe de nuevo. Cuestión de ética y de principios.
Las tecnologías avanzan deprisa y la inteligencia artificial prosigue imparable. En el mercado de los electrodomésticos caseros se comercializan frigoríficos inteligentes que, con la ayuda de la IA, monitorizan ingredientes, avisan de su caducidad y facilitan recetas en función de las calorías, las dietas que se deseen y el estilo de vida. Algo equivalente a nuevos libros de cocina en otro formato. “Son lógicos los recelos que suscita la IA”, afirma Axpe. “No nos olvidemos de que nuestras tradiciones actuales fueron innovaciones controvertidas en tiempos pretéritos. Hay pocas cosas más absurdas que tener miedo al progreso”.