Veiganova, el obrador situado en una carretera que vende 500 empanadas al día (y envía a toda España)

El establecimiento, ubicado en Sanxenxo, lleva casi 30 años perfeccionando su receta de la elaboración gallega de la que ofrece hasta 25 variedades diferentes, entre ellas, la exitosa empanada de pulpo y queso de tetilla

Empanada de pulpo con queso de tetilla, una de las especialidades más demandadas del obrador Veiganova, en Sanxenxo.ÓSCAR CORRAL

En la carretera que va de O Vinquiño a Sanxenxo, en la regional pontevedresa 504, hay un punto en el que se agolpan los coches estacionados en los laterales y una fila de personas aguarda pacientemente a las puertas de un obrador. Casi todas recogen sus pedidos encargados previamente en los que hay, principalmente, empanadas, el producto estrella de Veiganova (Vinquiño, 9 Bajo, Sanxexo). En época estival, esta panadería, comandada ahora en su totalidad por María Jesús Pérez Bea (44 años, Sanxenxo) ante la inminente jubilación de su padre, llega a despachar entre 500 y 600 unidades diarias de esta elaboración tradicional gallega que ellos, con el paso de los años, han ido mejorando hasta lograr un bocado de masa fina y ligera rellena de productos cuidadosamente seleccionados que ellos mismos cocinan.

“Tenemos una persona que se dedica solo a cocinar a diario el relleno”, cuenta Pérez Bea, a quien conocen como “Susi”, sobre uno de los secretos de las empanadas que producen. Ya es mitad de septiembre y ella y su equipo comienzan a coger aire tras la vorágine de los meses de verano en un municipio que, según datos de turismo, llega a multiplicar por siete su población durante la temporada vacacional. “En verano, el 80% de lo que despachamos son reservas”, dice, mientras confiesa que ya han conseguido poner algo de orden en el obrador, de unos 150 metros de superficie. La tienda, por el contrario, es un espacio bastante reducido en el que también venden panes y dulces típicos como la bica gallega —un bizcocho— que fabrican a diario.

La historia de Veiganova está a punto de cumplir 30 años. En 1995, el padre de Susi Pérez, Suso Pérez Torres, montó el negocio, aunque en la familia ya había tradición panadera y Susi Pérez es la cuarta generación que ha seguido en el oficio. Ella confiesa que se crio entre panes y empanadas y que tomar las riendas del obrador fue algo que surgió de manera natural. También recuerda cómo al principio, a lo largo de dos años, su madre y su padre llevaban a Madrid empanadas que después se servían en varios establecimientos. “Yo empecé a hacerlas como las hacían mis padres, pero poco a poco intenté mejorar la base”, sostiene.

Susi Pérez, gerente del obrador y cuarta generación de panaderos. ÓSCAR CORRAL

En aquellos comienzos, apenas se hacían las clásicas de atún, carne y bacalao, pero ahora el catálogo asciende a unas 25 variedades poco habituales como la de lacón, grelos y chorizo “gallego”, puntualiza Pérez, o incluso dulces, como la de queso de tetilla con membrillo. La más exitosa, no duda al decirlo, es la de pulpo con queso de tetilla. “Nos ha dado mucha fama. Las clásicas se venden mucho, pero se nos conoce por las variedades diferentes”.

Preguntada por el secreto de una buena empanada, Pérez contesta sin dudar que es el relleno, que ellos hacen con ingredientes “frescos”, como la cebolla que utilizan —no es precocinada, como ocurre en muchos sitios, asegura Pérez— y “de calidad”. El pulpo que usan en su empanada estrella lo cuecen y lo pican en el propio obrador y ponerle ese mimo “da mucho sabor”. Sobre la masa, al principio la hacían con margarina, aceite, agua y harina y ahora le añaden también “huevos camperos”. “La amasamos diariamente, formamos la empanada y la horneamos durante 35-40 minutos”, describe y matiza que, para este último paso, utilizan un horno con leña de carballo y eucalipto. El resultado es una masa a medio camino entre el pan y el hojaldre.

Además de las empanadas, en la tienda se ofrecen panes elaborados en el mismo obrador y dulces tradicionales. ÓSCAR CORRAL

En Veiganova no cierran en todo el año, aunque en invierno reducen su personal a la mitad. Venden las empanadas en tienda por unidades o mitades y, desde hace un tiempo, también las envían a toda España a través de la página web. “La empanada llega perfecta, envasada al vacío”, cuenta la propietaria. En el local (y online) se venden además dulces tradicionales gallegos como la bica —un bizcocho mantecoso, a 15 euros el kilo— o la larpeira (16 euros), de textura parecida a una mona o roscón pero con almíbar en el interior. “La única empanada que no vendemos por la web es la de tortilla con chorizo”, asegura, ejemplificando la variedad y originalidad de las elaboraciones.

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