Pistas para no hacer el típico picoteo de verano: más de 70 ensaladillas rusas, ceviches y sándwiches de autor

Cuatro libros que abren la imaginación a un menú rico, imaginativo y muy refrescante para los meses de calor

A la izquierda, ensaladilla de arroz de sushi con sashimi de atún rojo, de Chema Soler, y a la derecha, torta BLT (beicon, lechuga y tomate) Reuben de taco de pescado, de Jonas Cramby (Libros Cúpula y Col&Col Ediciones).Matías Pérez Llera y Roland Pe

El verano cierra el apetito y abre el capricho. Puede que sea por el calor o por las pocas ganas de meterse en la cocina, pero lo cierto es que hay una cierta tendencia a cocinar platos rápidos, ricos y saciantes. Así es. Nuestra dieta se mueve entre las ensaladas con productos de temporada, los bocadillos que llevamos a la playa o el monte. De los picoteos en barras veraniegas a la tortilla envuelta en papel plata que tienta a pie de mar. Las paellas, las ensaladillas, el salpicón de marisco y las gambas a la plancha forman parte de nuestro menú diario. Por no caer en el aburrimiento o por no dejar de ser creativos o por conseguir convertirnos en los mejores anfitriones del verano, aquí van cuatro libros para derrochar imaginación durante los meses de calor.

Uno de ellos es Recetas de fiesta, de Susana Pérez y Jesús Cerezo. Lo publicó la editorial Grijalbo en 2021. Los autores del famoso blog Webos Fritos crearon este libro por reclamo popular. “Nos dimos cuenta de que en determinadas fechas, como por ejemplo la Navidad, las visitas a nuestra web se triplicaban, buscando ideas de picoteos sencillos y rápidos y también de recetas más elaboradas para días especiales, y nos apeteció reunir lo mejor y más especial en este libro, además de añadir trucos, para poner una mesa sencilla, pero bonita y especial, dependiendo un poco de tu personalidad”, explica la autora a EL PAÍS Gastro. El libro de tapa blanda y con unas fotografías (las de Jesús Cerezo) que reflejan la cotidianidad de un hogar dispuesto a recibir, es una sorpresa para cada festividad o momento del año. Por ejemplo, como confiesa la autora, para el verano no hay nada como el “paté de bonito y el dip de mejillones con crudités o la tarta de langostinos, que viene a ser como una ensaladilla rusa de toda la vida, pero con una presentación más llamativa y original”.

Ensaladilla rusa. Parece ser que el invento se creó en el siglo XIX y que el origen fue una receta que se sirvió por primera vez en un restaurante caro y elegante de Moscú, el Hermitage. En aquel entonces, las cocinas las regentaba un chef francés, Lucien Olivier, y es a él, precisamente, al que se le atribuye el invento de cocer ingredientes, trocearlos, mezclarlos y bañarlos en las salsas de moda: la mayonesa o la mostaza. ¿Quién sabe? Lo que sí es cierto es que se podría dar la vuelta al mundo persiguiendo las diferentes recetas de una ensaladilla. O que podríamos festejar cada momento especial de un año con una ensaladilla diferente. Es curioso que la primera ensaladilla de la historia se sirviera en mesas de lujo, con ingredientes caros (como el caviar o la carne de urogallo) y que la ensaladilla de hoy en día sea una de las más reclamadas en las barras populares de todo el mundo. Por esta pluralidad y creatividad merece la pena echarle un vistazo al último libro del cocinero Chema Soler, Las mejores ensaladillas (Editorial Libros Cúpula). Más de 70 maneras de hacer una ensaladilla: de la tradicional con zanahoria, patata y atún, a las más creativas como la de kimchi, la de remolacha, con cangrejo real o con sobrasada.

La ensaladilla de gambas con kimchi es la preferida del chef Chema Soler, y la receta está incluida en su libro 'Las mejores ensaladillas' (Libros Cúpula).Matías Pérez Llera

La ensaladilla es uno de los bocados clásicos del verano, al igual que las propuestas de platos en crudo como el steak tartar, el ceviche de pescado de temporada, los encurtidos o las salazones… El libro de la crítica gastronómica y cocinera Lindy Wildsmith, Crudo y poco hecho (Blume), es uno de esos recetarios descubridores a los que se le echa mano una y otra vez, cuando se está pensando poner una mesa ligera y rica. Un libro sencillo, con unas excelentes fotografías, que nos abre un mundo a la cocina sin fuego, al recetario natural y saludable, y al bocado primogénito, el que se ingiere sin haber pasado por el fuego.

Una de las ideas de "picoteo" que proponen para las celebraciones Susana Pérez y Jesús Cerezo en su libro 'Recetas de fiesta' (Webos Fritos), de Editorial Grijalbo.Jesús Cerezo

Otra de las preparaciones históricas de esta época es el bocadillo. ¿Quién sabe cómo, cuándo y por qué se inventó? Lo cierto es que existen desde que apareció el pan. Y hay tantas recetas de bocadillos como países, apetencias, ingredientes y ganas existen en el mundo. En verano, no hay nada como comerse uno junto al mar: de sardinillas, de mejillones en escabeche, de tortilla de patata… El bocadillo, como tal, es uno de los grandes inventos de la cocina. Así lo han sabido transmitir las editoras de Col&Col cuando han decidido traducir el libro Bocata, de Jonas Cramby. Como todo lo que hace esta editorial, la edición está cuidadísima y el recetario es una provocación: del sándwich club al bocata de pastrami, del bao al estilo de Taiwán a los bocadillos nipones, de los blondies de Bourbon y helado de angostura a las baguettes rellenas de pescado o carne rebozadas al estilo de Luisiana, por citar algunas de las 100 maneras de comerse el mundo entre panes.

Receta del sándwich club, en el interior de 'Bocata', de Jonas Cramby (Col&Col Ediciones). La fotografía es de Roland Persson.

¿De dónde surge la inspiración a la hora de hacer un libro? ¿Cómo nace y se desarrolla una publicación gastronómica? Forma parte del editor la búsqueda no solo de la idea sino también del autor. Saber de las tendencias, escuchar lo que reclama el lector y dar con la idea genial que convierta un sueño en el top ventas de la temporada. Pero los libros, si no hay una librería que apueste por ellos, tienen un periodo de vida muy corto. Sin embargo, en publicaciones gastronómicas, hay libros capaces de permanecer en el tiempo o libros que llegan a nuestras librerías porque un editor considera que su traducción al español es necesaria para dar al mercado editorial nuevas joyas que perduren en el tiempo.

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