Escucharse, adaptarse y tener un propósito, claves del emprendedor
Personas que han forjado sus propias empresas destacan la necesidad de no quedarse solo en la idea y pasar a la acción
La buena marcha de Sisu Essence —tienda online de velas artesanales para la decoración y el autocuidado— viene del mal momento que atravesó en 2023 su creadora, Ivet Fernández. Había dejado su trabajo en marketing, y sus estudios de filología hispánica a un año de terminar la carrera. “Me sentía perdida, vacía, sin nada que aportar, con la autoestima por los suelos”. En el empeño de querer conocerse empezó a hacerse preguntas —sobre sus valores, sus principios y su propósito —, y a meditar, utilizando velas para ello. “Reducen la ansiedad”, valoró. Hasta que decidió arrancar un negocio con ellas, elaborándolas en la cocina de su casa. Las llamó Sisu, una palabra finlandesa que significa coraje, resistencia, fuerza interior.
En la sala Santander de Educación y Empresa abundaron los testimonios de emprendedores que ahora tienen éxito pero que han saboreado el fracaso. Todos, sin excepción. “¿Qué es para vosotros el fracaso? ¿Vivir una vida que no os pertenece o vivir en la incertidumbre haciendo algo que os gusta”, planteó Miguel Gómez, que tiene un restaurante y abrirá otro en 2026. “Ahora nos va bien, pero no siempre ha sido así”, reconoció. En 2023 se arruinó, pero prefirió vender toda su ropa en Vinted antes que renunciar a su negocio. Para él fue una decisión fácil, porque se había escuchado y tenía claro lo que quería. La escucha, junto con la capacidad de adaptación, fueron dos claves destacadas durante la mañana.
Evolución permanente
“La vocación es una conversación con uno mismo, diaria y en permanente evolución”, reflexionó Dioni Navarro, CEO en Emplea Náutica. Cuando tuvo que hacer las prácticas del ciclo formativo que estaba cursando no encontraba ninguna en la que encajara. Un amigo lo invitó a irse con él en barco a Ibiza, pero para eso tenía que sacarse el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER). Estableció una buena conexión con el profesor que lo impartía, tanto que propuso a su tutora realizar las prácticas con él. De ahí salió una empresa de formación en náutica, a la que siguió otra de alquiler de embarcaciones, y una más de formación y gestión de los profesionales que necesita un puerto, o un crucero.
“Tus ideas pueden mover hasta trenes”, planteó Rafael Cauqui Martínez, gerente de gestión patrimonial de Renfe. Para ilustrar su tesis contó que en su pueblo todo el mundo salía a la plaza del Ayuntamiento a las 18.00 para escuchar el reloj, hasta que éste se rompió, y la gente perdió la costumbre, que no recuperó pese al arreglo del reloj y a los esfuerzos del consistorio. Tuvo que ser la panadera la que tomara cartas en el asunto, con ingenio: pintó una rayuela en el suelo, horneó bollos en su obrador para que su olor impregnara el ambiente y trajo una charanga para animar. Todo el mundo volvió a la plaza.
La idea inicial es clave, coincidieron los emprendedores que pasaron por esta sala Santander de EPCTF, pero más aún lo es cómo se ejecute y se lleve adelante. “No vale de nada tener ideas si no las pones en práctica, transformándolas en un producto o negocio que funcione”, alertó Emilio Froján, CEO de Velca (motos eléctricas made in Spain).
“Emprender es una forma de vivir”, según la experiencia de Froján. “Nunca os vais a sentir preparados para ello; al menos yo nunca lo he hecho”, interpeló a su auditorio. Pero “cuando das el salto te das cuenta de que eres capaz de hacer cosas que no te imaginabas. Somos mejores de lo que nos creemos”, los alentó. Durante su charla, desmitificó y quitó brillo a las etiquetas de genios creativos y visionarios. “Si tienes éxito te dirán que tu equipo era bueno, que elegiste un buen canal de distribución. Y que tuviste suerte. Pero la suerte te tiene que pillar trabajando”, argumentó, poniendo el énfasis en la persistencia, la rutina o la disciplina. “No se trata de llegar el primero, sino de no irse, de mantenerse”, remachó. También rebatió la idea de que, para emprender, hay que tener mucho dinero. “Hace falta pasta, por supuesto, pero hay inversores dispuestos a prestarla”. Y en cualquier caso, “el dinero pone la pista, pero si no sales a bailar, no hay fiesta”.
Para Claudia Gómez Estefan, cofundadora y CEO de Senniors, todo el proceso ha de tener un sentido y un propósito. Por esta línea, Iñigo Serrats quiso transmitir en su ponencia cómo sus propias inquietudes sociales lo habían llevado a ser analista de inversiones en Impactbridge, una gestora de fondos especializada en inversión de impacto de calidad. “Apoyamos proyectos que generan un impacto social o ambiental positivo, pero con un retorno financiero. Es distinto a la filantropía”, diferenció. Su dinero permite desarrollar proyectos como Moda re-, que da empleo a personas vulnerables mediante la gestión de ropa de segunda mano. “Perseguimos cinco temáticas de impacto: acceso a servicios básicos, mitigación y adaptación al cambio climático, empleo digno, inclusión financiera y empoderamiento de las mujeres”, enumeró.
Senniors es una empresa de base tecnológica centrada en el cuidado de personas mayores, dependientes y enfermos crónicos, para que puedan vivir en su casa, con apoyos, el mayor tiempo posible. Orga AI es una start-up que está desarrollando una inteligencia artificial (IA) conversacional y multimodal capaz de “ver, oír y hablar” en tiempo real. Un emprendimiento de éxito acometido por Marc Revert, CEO y cofundador con tan solo 17 años. Revert reveló que lleva emprendiendo desde los ocho años, desde que sus padres le compraron un portátil, con el que aprendió a programar viendo tutoriales en YouTube. Incluso alguien que tiene tan clara su vocación ha trufado su camino de fracasos, hasta llegar a un éxito, subrayó. “Lo que se ve por la tele y en redes sociales es solo la punta del iceberg; por debajo hay un montón de trabajo y de cosas que salen mal”, señaló.
“El marketing lo es todo”, sentenció por su parte el emprendedor y estratega digital Jorge Branger, con más de dos millones de seguidores en redes sociales y cofundador de Fluence Leaders. Puso ejemplos de cómo una buena mercadotecnia es capaz de vender hasta las piedras (en 1975 Gary Dahl se hizo millonario vendiendo sus Pet Rocks). Incluso de hacer que alguien como Donald Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos. “Da igual lo que hagáis; necesitáis la atención de la gente. Y eso, hoy en día, se encuentra en la palma de la mano, en el teléfono móvil”, arrancó su charla, que terminó con tintes más personales: “Cuando empecé era una oveja negra, de los del fondo de la clase. Suspendí tres años seguidos Lengua y Literatura. Pero he sido el único de mi clase en escribir un best-seller”, remató.
Decisiones de altos vuelos
Tomar decisiones no es fácil, menos a la edad de los chicos y chicas presentes en EPCTF, cuando "muchas de esas decisiones las han tomado por vosotros". Noelia Martínez Morato, directora de Talento, Diversidad y Bienestar de Aena, dedicó su intervención a ofrecer pequeñas claves para afrontarlas sin caer en la trampa de posponerlas. La primera sería hacerlo sin miedo, con valentía. "Esperar a tenerlo todo claro es una forma elegante de quedarnos quietos", consideró. "Es mejor equivocarse uno mismo que dejar que otros se equivoquen por nosotros", insistió. Sugirió tres determinaciones a su juicio acertadas: "Rodearos de gente que os aporte; aprender de lo que os pase, y cuidaros". En su opinión, el futuro no depende de una nota o de la valoración puntual de un profesor, sino del cúmulo de decisiones que cada persona va tomando continuamente, en su día a día. Como la que en su momento adoptó Nuria Nieto, manager Flota WB-Dirección TCP de Iberia: ser tripulante de cabina en Iberia. Su opción laboral la ha hecho feliz, aseguró. Destacó las dosis de trabajo, compromiso y responsabilidad que son necesarias. Y concluyó con una recomendación: "Elegid bien, pero si os equivocáis, no pasa nada, ¡volvéis a empezar!".
La versatilidad de las carreras ‘paraguas’
Isabel Martínez Contreras, responsable de Licencia Social y Alianzas en Moeve, lleva un rato atendiendo a estudiantes en su one-to-one. “¡Ha sido un éxito!”, exclama a su lado una responsable de comunicación de su compañía. Y es que la trayectoria profesional que ha expuesto minutos antes, en la sala de Educación y Empresa de EPCTF, ha sido muy atractiva: la de una titulada en Relaciones Internacionales que sueña con ser embajadora pero que, llegado el momento, decide que esa ambición inicial no encaja con lo que quiere hacer en su vida. Ni esa ni las otras posibilidades clásicas —la ONU, la UE, un think tank— que se le abren a una egresada con sus conocimientos.
Empezó a hacerse preguntas y llegó a una conclusión: su perfil, muy transversal, era un “caramelito” para una corporación privada. Su capacidad de escucha y diálogo la hizo idónea para analizar los proyectos de una energética como Moeve en el territorio, a partir de una mirada compleja que entiende que cuando se construye una nueva instalación hay que tener en cuenta los factores históricos, sociales y culturales, y que la empresa no puede ser la única beneficiada en el proceso. “Ayudamos a humanizar a las compañías”, expresa. Es lo que transmite ahora a dos alumnos interesados en cursar Relaciones Internacionales. “La carrera tiene mucho recorrido en el sector privado”, insiste varias veces. “¿Quizás sumada a otra en un doble grado?”, sugiere uno de los dos chicos. “Sí, a un Derecho, quizás. Y si es en inglés, os daría un plus”, añade.
Lucila García, directora general de Closingap, quería ser ingeniera de telecomunicaciones, “mi camino estaba muy claro”. Pero en la Prueba de Acceso a la Universidad tuvo una mala nota y no entró. “Sentí que mi futuro se desmoronaba”, cuenta durante su intervención. Pronto descubrió que su plan B, Administración y Dirección de Empresas (ADE), que aceptó a regañadientes, le abría puertas; muchas y muy variadas. Le dio la oportunidad de estudiar fuera de España (Países Bajos) y de descubrir un mundo más grande y global del que dejaba atrás, recuerda. García volvió a España, empezó a trabajar en banca, lideró equipos, cursó un máster en IESE, descubrió que le gustaban mucho las finanzas. Y comenzó a interesarse por el liderazgo femenino y la brecha de género.
Las experiencias de Martínez Contreras y de García ejemplifican las ventajas de ofrece un título de amplio espectro, que no factura especialistas sino profesionales con conocimientos bastante abiertos y generales. La suma de Derecho y ADE otorgó a Claudia Gómez Estefan una base generalista con la que comenzar su andadura profesional, por cuenta ajena, primero en Estados Unidos y a continuación en España. Y un trampolín para poner en marcha su propio proyecto, Senniors. En 2024, Forbes la incluyó en su lista de 35 mujeres españolas líderes en tecnología. Es una materia que ella no domina pero, de nuevo, su capacidad para gestionar equipos le ha posibilitado rodearse de gente que sí sabe, como ella misma dice. “Os podréis reinventar mil veces. No tengáis miedo a cambiar de carrera o de desempeño laboral”, conminó al público.