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El retorno económico y social de la investigación

Los nuevos fármacos, las terapias avanzadas y la tecnología aplicada a la gestión de datos mejoran la calidad de vida del paciente y generan ahorro en el sistema sanitario

De derecha a izquierda, Álvaro Hidalgo, director de la Fundación Weber; María José Sánchez, directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública; Nuria Mas, profesora del departamento de Economía del IESE y titular de la Cátedra Jaime Grego de Global Healthcare Management, y Andrés Mayor, presidente de Acción Visión España.Santi Burgos

Según Álvaro Hidalgo, director de la Fundación Weber, entre 2000 y 2024 los medicamentos han logrado un incremento del 30% en la esperanza de vida de los pacientes oncológicos. También un aumento del 40% en la longevidad —y un 68% en la movilidad— en el caso de la esclerosis múltiple. Ahorran costes sanitarios (300.000 euros por paciente en hemofilia), reducen los cuidados informales y aumentan la productividad. Más una serie de beneficios intangibles en los que hizo hincapié María José Sánchez, directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) y profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Si Sánchez aludió al impacto social y al acceso equitativo y democrático a los ensayos, Andrés Mayor, presidente de Acción Visión España, reivindicó la figura del paciente, formado e informado, partícipe de su proceso: “Tenemos mucho que decir desde el momento en el que se diseña el ensayo clínico; somos parte de la solución”.

Sánchez defendió que la financiación sostenible del sistema pasa por más unidades de investigación clínica. Nuria Mas, profesora del departamento de Economía del IESE y titular de la Cátedra Jaime Grego de Global Healthcare Management, abogó por fórmulas de financiación distintas para sostener las investigaciones clínicas. Quizás venture capital, que considera adecuado para apoyar iniciativas de más riesgo, que, a la larga, van a suponer ahorros. “Se pagan solas, pero no ahora, sino después”, expresó. La experta detecta ineficiencias y un problema de base: “el café para todos”, del que reniega. “Según el Informe Draghi, el gasto en I+D público de Estados Unidos y Europa no es diferente; la diferencia estriba en que el primero lo destina a proyectos concretos que tienen indicios de que pueden funcionar bien mientras que el segundo lo reparte entre países que lo reparten entre proyectos”, explicó.

En este contexto, opinó que la ciencia del dato y la inteligencia artificial (IA) podían venir a echar una mano al Viejo continente. “Los datos de salud son mucho mejores en España, que es un sistema, que en Estados Unidos, donde está fragmentado, o que en China, donde no hay histórico”, argumentó. “Los avances en fármaco-genómica permiten terapias personalizadas con una eficacia 2,3 veces superiores a las tradicionales; el uso de la IA permite identificar candidatos a terapias génicas con un 92% de precisión, y eso reduce casi en 220 millones de euros el desarrollo y el coste de los ensayos clínicos”, intervino Hidalgo. Dicho esto, situó el reto en cómo poner en valor las terapias avanzadas, cómo financiarlas y posicionarlas en el mercado. Para ello es importante que todo el sistema esté preparado, por ejemplo, en diagnóstico temprano. Aquí destacó la importancia de dar un acceso temprano y ágil a estas terapias, recordando que, en enfermedades raras, el diagnóstico tardío cuesta 23.000 euros por paciente.

Retener talento investigador

Sánchez abogó por la cocreación de investigadores con IA, inteligencia humana y sistemas de salud digitales. Su alegato por la colaboración y el trabajo conjunto se extendió, asimismo, a los investigadores con el sistema sanitario. En este punto resaltó la importancia de atraer y retener el talento investigador. Pidió poner la innovación no solo al servicio de los ensayos clínicos sino de la investigación, que puede beneficiarse de los grandes datos. “Contamos con registros de enfermedades y grandes bases poblacionales con datos de la vida real”, remachó. Para ello reclamó, una vez más, la interoperabilidad de los sistemas sanitarios entre las comunidades autónomas.

También llamó a aprovechar la tecnología aplicada a los espacios de datos en salud para prevenir, además de diagnosticar y tratar. Según su recomendación, la prevención y el diagnóstico temprano han de ir de la mano para identificar subgrupos con riesgo alto de padecer una determinada enfermedad. “La investigación clínica es una inversión en salud, bienestar, economía y futuro”, aportó Sánchez como conclusión final.

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