Dos decenios de candidaturas turbulentas del PSOE para la capital

Reyes Maroto será la séptima candidata socialista desde 1999 en otras tantas elecciones para el Ayuntamiento de Madrid

Pepu Hernández (a la izquierda), exseleccionador de baloncesto, en un acto como candidato del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid en 2019 junto a Pedro Sánchez.álvaro garcía

La estabilidad no es una de las señas de distinción del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid. Los socialistas han encadenado las últimas seis elecciones municipales en la capital de España con otros tantos candidatos. Reyes Maroto será la séptima. El número de portavoces en la ciudad más poblada del país ―3,3 millones de habitantes, el doble que Barcelona y superior al de todas las comunidades autónomas salvo Andalucía, Cataluña, la propia Madrid y la Comu...

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La estabilidad no es una de las señas de distinción del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid. Los socialistas han encadenado las últimas seis elecciones municipales en la capital de España con otros tantos candidatos. Reyes Maroto será la séptima. El número de portavoces en la ciudad más poblada del país ―3,3 millones de habitantes, el doble que Barcelona y superior al de todas las comunidades autónomas salvo Andalucía, Cataluña, la propia Madrid y la Comunidad Valenciana― es aún mayor debido a la renuncia o cese de sus aspirantes. Salvo Jaime Lissavetzky (2011-2015), ningún cabeza de lista del PSOE ha completado la legislatura hasta el final en el último cuarto de siglo. Una política errática en la que las prisas en Ferraz han tenido mucho que ver y que ha dejado como resultado la pérdida de 400.000 votantes en lo que va de siglo. A la ministra de Industria, Comercio y Turismo le tocará revertir la tendencia que ha convertido al PSOE en la cuarta fuerza en el Palacio de Cibeles. El compromiso es encabezar “un proyecto serio y comprometido con la capital para los próximos 10 años”, según fuentes de las direcciones federal y autonómica socialistas. Palabras mayores tratándose del PSOE de Madrid, una federación que no se caracteriza por ponérselo fácil a sus cabezas de cartel.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo es el último eslabón de una larga lista de aspirantes en una de las grandes plazas fuertes de la derecha, que salvo la excepción de Manuela Carmena (2015-2019) gobierna ininterrumpidamente desde la moción de censura a Juan Barranco en 1989. Maroto llega precedida por la promesa de que, suceda lo que suceda en las elecciones de mayo, será fiel al proyecto y no renunciará a las primeras de cambio. Un ejemplo del compromiso a seguir con la ciudad con el viento a favor y en contra sería el de Barranco: el último alcalde socialista de Madrid fue el candidato en los comicios de 1991 y de 1995.

El primer experimento fallido fue el de Fernando Morán. Ministro de Exteriores entre 1982 y 1985 en el estreno de Felipe González en La Moncloa y eurodiputado desde 1987 hasta 1999, el veterano político y diplomático asturiano se quedó a 200.000 votos del rival, el alcalde, José María Álvarez del Manzano. Aguantó solo año y medio como portavoz, incumpliendo sus promesas: “Yo nunca he abandonado un puesto, no he hecho como otros”, afirmó en alusión a Joaquín Leguina, su oponente en las primarias y que tras perder la presidencia de la Comunidad de Madrid frente a Alberto Ruiz-Gallardón en 1995 no quiso permanecer como diputado en la oposición. Su sustituto los tres años siguientes en la portavocía fue Rafael Simancas, el actual secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.

La apuesta del PSOE en 2003 fue Trinidad Jiménez, que formaba parte de la ejecutiva federal del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Obtuvo 625.000 votos, y 21 escaños, frente a los 875.000 apoyos y 30 ediles con que Alberto Ruiz-Gallardón se estrenó como alcalde. Jiménez fue concejal hasta que Rodríguez Zapatero la nombró en septiembre de 2006, a ocho meses de las elecciones, secretaria de Estado para Iberoamérica. Justo a tiempo para dejarle hueco a quien iba a ser el nuevo cabeza de cartel socialista.

La apuesta del PSOE en 2007 fue Miguel Sebastián, que desde 2004 era el director general de la oficina económica del presidente del Gobierno. Tras acrecentar la distancia con Gallardón ―se quedó por debajo del medio millón de votos y bajó de 21 a 18 los escaños de su partido―, Sebastián renunció sin que hubiera pasado una semana de los comicios pese a que su intención, dijo, era seguir “trabajando por Madrid y por la gente de Madrid”. La hostilidad del grupo municipal socialista, que pedía su dimisión antes de que tomara posesión del escaño, influyó en su adiós precipitado. También, que la marcha de Sebastián sin recoger el acta indicaba el camino a seguir a Simancas, candidato a la presidencia regional, que después de que el ‘tamayazo’ le impidiera gobernar en 2003, perdía por segunda vez contra Esperanza Aguirre. Óscar Iglesias fue elegido el portavoz municipal de forma temporal, mientras el PSOE regional se recomponía de la debacle electoral en el Ayuntamiento y la Comunidad. Finalmente, el elegido fue David Lucas ―actual secretario general de Agenda Urbana y Vivienda del Ministerio de Transportes― para lo que restaba de mandato. Un año después, Rodríguez Zapatero rescató a Sebastián como ministro de Industria, Turismo y Comercio.

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Las cosas no fueron mejor con Jaime Lissavetzky ―el PSOE siguió con su descenso paulatino, esta vez hasta los 365.000 votos y 15 ediles, frente a los 750.000 apoyos y 31 concejales del PP―, pero el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) y secretario de Estado para el Deporte entre 2004 y 2011 aportó una estabilidad y una labor de oposición seria en sus cuatro años. A partir de 2015 el PSOE se precipitó al vacío: la candidatura del diputado regional y profesor universitario Antonio Miguel Carmona, alcaldable desde octubre de 2014, pasó a ser la tercera fuerza del Consistorio con 250.000 votos y nueve concejales. Afín a Tomás Gómez ―Pedro Sánchez destituyó al secretario general de la federación madrileña en febrero de 2015, tres meses antes de las elecciones autonómicas y locales de 2015―, la candidatura de Carmona vio además cómo Ahora Madrid, una nueva plataforma liderada por Manuela Carmena, acababa con más de 25 años de reinados de la derecha. La izquierda volvía a gobernar la capital de España, pero con el PSOE fuera del Ejecutivo municipal. La nueva secretaria general del PSOE de Madrid, Sara Hernández, destituyó al portavoz en la alcaldía de Madrid en agosto de ese año. Purificación Causapié fue la portavoz lo que restó de legislatura.

El fichaje estrella de un outsider de la política, Pepu Hernández, una decisión personalísima de Sánchez, terminó de de desmoronar al PSOE hasta su mínimo histórico. Los socialistas tocaron fondo con el exseleccionador de baloncesto que hizo a España campeona del mundo: 225.000 votos y ocho concejales. El tercer partido del Ayuntamiento pasó a ser el cuarto, por detrás de Ahora Madrid, el PP y Ciudadanos. “Yo me quedaré”, aseguró Hernández en su primera cita con las bases. Otra promesa que, en su caso, rompió en septiembre de 2021. Mar Espinar asumió la portavocía del grupo, pero ella no será la candidata. Llega el turno de Maroto.

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