Ultraurbanos, empezar una nueva vida en la ciudad a través de la gastronomía

En este puesto del mercado de Vallehermoso, nuevos artesanos urbanos que han dado un giro a sus profesiones reivindican productos de calidad y cercanía

Pasta fresca artesana de Linda Patissa.Almudena Ávalos

Hay quien sueña con abandonar una vida de oficina y dedicarse a crear con las manos y hay quien lo lleva a cabo. Ultraurbanos es un puesto del mercado de Vallehermoso (Vallehermoso, 36) con pocos meses de vida y muchas de estas historias detrás. Un discreto ultramarinos donde encontrar productos gastronómicos de calidad, con personalidad y diseño, elaborados artesanalmente en la ciudad y despachados por los mismos productores -una socióloga, una publicista, un profesor universitario y una gestora cultural- reconvertidos al m...

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Hay quien sueña con abandonar una vida de oficina y dedicarse a crear con las manos y hay quien lo lleva a cabo. Ultraurbanos es un puesto del mercado de Vallehermoso (Vallehermoso, 36) con pocos meses de vida y muchas de estas historias detrás. Un discreto ultramarinos donde encontrar productos gastronómicos de calidad, con personalidad y diseño, elaborados artesanalmente en la ciudad y despachados por los mismos productores -una socióloga, una publicista, un profesor universitario y una gestora cultural- reconvertidos al mundo de la alimentación.

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La alicantina Raquel Rodríguez dejó una oficina que no le llenaba, se metió a trabajar en un obrador de repostería artesanal que servía a cafeterías y al tiempo emprendió en solitario. “Para diferenciarme del resto me puse a hacer hacer bizcochos de masa madre con productos ecológicos de temporada”, cuenta. “Encontré un pequeño local y me lancé partiendo de nuestro bizcocho tradicional como lienzo en blanco al que voy imprimiendo sabores”, dice. Así nació su marca sostenible Reposted en 2019 y con ella, sus sabrosos bizcochos caracterizados por su esponjosidad y unas combinaciones inusuales de sabores mediterráneos como el de higos y regaliz, lavanda y arándanos o el de limón y naranja, todos a 15 euros.

Los socios de ultraurbanos posan para una foto con sus productos.Almudena Ávalos

Silvia también dio un paso al frente cuando dejó la agencia de publicidad donde trabajaba. “Pensé que si tenía que quedarme hasta las mil trabajando que fuera para mí”, cuenta. Y todo empezó por el desayuno. “En las cafeterías encontraba buenos cafés y panes, pero las mermeladas siempre las servían en pequeños recipientes de plástico que sabían a eso”, dice. Así que se propuso cambiarlo. Recuperó la afición de elaborar mermeladas que le inculcó su abuelo en los veranos de su infancia y experimentó con ingredientes atípicos. “No empecé en casa porque en este país no se puede. Pero conocía a los de Kitchen 154 y les comí la oreja para que me dejaran su cocina cuando no abrían. La inversión inicial en cocina es una de las dificultades que muchos no podemos asumir”, apunta Silvia.

Cuando los de Kitchen 154 probaron su chutney de piña y chile habanero le ofrecieron la cocina de su nave recién adquirida a cambio de ser socios. Y desde entonces ahí crea sus exquisitos chutneys y mermeladas Brutal. La de fresa y anís estrellado es la más demandada, la de pera y jengibre la más sorprendente y la de naranja, cuyos frutos le cortan del árbol a demanda, la vende sobre todo en Andalucía. “Intento que los productos sean lo más cercanos posible y el azúcar siempre de comercio justo, que además no está refinado”, añade. La explosión de sabores que supone una cucharada de cualquier confitura de Brutal habla por sí sola. Las mermeladas tienen un precio de 5,50 euros y los chutneys de 6 euros.

Las mermeladas y chutneys de Brutal.Almudena Ávalos

Una red de apoyo urbano. Reposted y Brutal coincidían en las estanterías de varios locales y sus creadoras pusieron en común la necesidad de tener un espacio físico donde poder explicar sus proyectos personalmente, venderlos, convertirse en un referente para el consumidor y otros negocios como los suyos, apoyarse y crear una comunidad de productores de ciudad. Pero necesitaban socios y buscaron aliados con su misma filosofía como Chimo Chai y Linda Pastisseria. La primera es una marca de bebidas en polvo elaboradas con especias. Surgió hace tres años en la cocina de la australiana Lucy Waterer cuando se empeñó en hacer un chai latte a su gusto tras recorrerse todas las cafeterías madrileñas de especialidad y no encontrar ninguno que le satisficiera. Llevó su mezcla a la tienda Teterimundi y le hicieron un encargo. “A las dos semanas ya habíamos vendido 100 paquetes (a partir de 12 euros) y nos pusimos a hacer variedades solo con productos orgánicos, sin conservantes, colorantes ni aromatizantes”, cuenta su marido Ricardo, que por las mañanas se dedica a esto y por las tardes es profesor de Operaciones y cadenas de suministro en la Universidad de Ginebra. “En España somos los únicos preparando chai latte en polvo y su consumo está creciendo. Ya hacemos 500 kilos a la semana”, asegura.

A ellos recurrió la napolitana Sissa Verde, creadora de Linda Pastissa, cuando dejó a un lado la gestión cultural, se formó en Bolonia en el arte de hacer pasta fresca, se puso a venderlas en Madrid y quiso realizar una de colores. “Ricardo y Lucy hacían un chai azul con la flor de guisante azul, difícil encontrar en España. Les llamé y me regalaron un poco”, explica Sissa. Ahora los packs para dos personas de su pasta fresca artesana también se venden en Ultraurbanos por 16 euros junto a otros productos como las sodas Rudo, los chocolates Sonora, las granolas Aroma & Bread o las mini huertas Ekonoke. Adquirir estos productos es empaparse del espíritu de unos emprendedores que aman vivir en Madrid y saben que para cambiar la ciudad hay que empezar por uno mismo.

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