ERC busca la implicación de Sánchez en las negociaciones para investir a Illa
Rovira insiste en que los socialistas tienen que avanzar en la financiación singular para Cataluña
Hay un mensaje que el presidente Pedro Sánchez ha convertido en su mantra cuando le preguntan por el futuro de la investidura en Cataluña. El jefe del Gobierno entonó el “todos los caminos pasan y llegan a [Salvador] Illa” por última vez el pasado miércoles, a su llegada al Congreso. El próximo martes comienza una incierta ronda de contactos en el Parlament para buscar un candidato a la investidura y, ...
Hay un mensaje que el presidente Pedro Sánchez ha convertido en su mantra cuando le preguntan por el futuro de la investidura en Cataluña. El jefe del Gobierno entonó el “todos los caminos pasan y llegan a [Salvador] Illa” por última vez el pasado miércoles, a su llegada al Congreso. El próximo martes comienza una incierta ronda de contactos en el Parlament para buscar un candidato a la investidura y, en plenas negociaciones, la dirección de ERC irónicamente empieza a verbalizar sin tapujos que, para que Illa llegue a ser president, el camino muy posiblemente tenga que pasar por Sánchez.
El PSOE y el PSC son dos partidos diferentes y las experiencias de ir a tocar directamente la puerta en Madrid antes de pasar por la barcelonesa nunca han sido muy positivas. Oficialmente, en La Moncloa insisten en que tanto ahora como en el pasado cuando los republicanos han querido puentear a los de Illa se los ha remitido directamente al jefe de filas de los socialistas catalanes. Pero la propia Rovira, en una entrevista a SER Catalunya, dio a entender este viernes que ese camino también se tiene en cuenta, y sobre todo después de que la propia vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, descartara la financiación singular para Cataluña pese a mostrarse abierta a una mejora dentro del marco general.
“Tenemos espacios de negociación con el PSOE. Si tienen una propuesta que hacer, existen esos espacios oportunos para ello”, aseguró Rovira. La encargada de pilotar la interinidad del partido hasta el congreso de noviembre y las negociaciones para la investidura se refería así a la mesa que su partido y los socialistas pactaron dentro de los acuerdos de la investidura de Sánchez. El centro de las contrapartidas que harían que ERC apoyase a Illa —aunque sin entrar en el Ejecutivo— pasan por un texto ya conocido: el acuerdo de investidura que firmaron Oriol Junqueras y el ministro Félix Bolaños en Barcelona en noviembre del año pasado.
ERC no se ha movido un ápice de su exigencia máxima de un sistema de financiación singular, similar al cupo vasco pero con aportaciones a un fondo de solidaridad interterritorial. La mejora en la obtención de recursos financieros es un clamor transversal en Cataluña. La propuesta de ERC pasa por que la Generalitat recaude todos los impuestos para después llevar a cabo dos transferencias al Estado, cuyo monto está aún por calcular y que los republicanos esperan que sea objeto de negociación. La contrapropuesta de Illa, expresada en campaña electoral, es desarrollar una institución prevista en el Estatut, un consorcio tributario con participación del Estado y de la Generalitat que también haría una recaudación conjunta, sin que el Govern tuviera en exclusiva la llave de la caja.
Rovira no fue la única voz en querer remarcar este viernes que el camino pasa por Sánchez o, por lo menos, es una vía a explorar. También lo hizo Ernest Maragall, exlíder de la formación en Barcelona y antiguo militante del PSC. “¿Quién es el interlocutor efectivo, también con interés propio de avanzar? Es el señor [Pedro] Sánchez, porque en estos años sólo hemos visto el silencio efectivo de Illa”, aseguró el veterano político en una entrevista a Ràdio 4.
Tras la elección de Josep Rull como presidente del Parlament, un miedo recorrió las filas republicanas: que Junts aprovechara la prerrogativa del nuevo cargo del exconsejero para priorizar un debate con Illa, en lugar de comenzar con el de Puigdemont. Con esa jugada, por un lado, el ganador del 12-M se exponía a un revés inmenso al no tener tiempo material de cocinar el pacto con comunes y republicanos que necesita para poder llegar al Palau de la Generalitat. Y, por otro, lanzaba a los de Rovira a tener que significarse en un momento delicado a nivel interno.
Sin embargo, en la dirección de Esquerra Republicana ya dan por hecho que Rull optará por convertir el pleno del 25 de junio en un acto equivalente a una investidura fallida. Es decir, al no haber un candidato posible, el Parlament activaba así el cronómetro para, si no hay president antes del 25 de agosto, convocar la repetición electoral. Junts también necesita tiempo para el regreso de Carles Puigdemont, ante la incertidumbre sobre qué pasará con las órdenes de detención en su contra, a pesar de que la amnistía está ya vigente.
Las relaciones entre el PSC y ERC se agriaron a raíz del procés, con un componente personal llevado muy al extremo por el entonces líder de ERC, Oriol Junqueras. Cierta vuelta a la normalidad política en Cataluña sigue sin tener su traslación en una normalización entre ambas fuerzas. Muestra de ello es la ola de rechazo de las bases contra la entrada de los republicanos en el Ayuntamiento socialista de Barcelona, un acuerdo cerrado en enero de este año, pero cuyo refrendo por parte de las bases del partido terminó el jueves en una postergación sine die.
Sin embargo, las relaciones entre ERC y el PSOE sí ha sido fluida. Además del papel preponderante de los republicanos en el Congreso, la confianza construida bloque a bloque en la última legislatura entre los presidentes Sánchez y Pere Aragonès permitió los indultos, la reforma del Código Penal y el desbloqueo de numerosas partidas como la financiación de los Mossos. “Todos los caminos se usan”, remacha un miembro de la Ejecutiva para explicar por qué también todo pasa por Sánchez.
El pacto PSC-ERC en Barcelona, en el aire
Mientras, la posibilidad de que ERC entre en el gobierno del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha quedado en el aire tras la fallida votación del jueves por la tarde, que fue suspendida porque la participación desbordó el aforo de la sala, informa Clara Blanchar. La masiva afluencia se produjo al movilizarse la militancia contraria al acuerdo: en señal de rechazo a las prisas por convocar congreso extraordinario para decidir y contra la posibilidad de gobernar con los socialistas después de los descalabros electorales. Tanto la dirección nacional del partido, a través de Marta Rovira, como la federación de Barcelona, aplaudieron la alta participación y coincidieron en que es necesario convocar de nuevo a la militancia a votar.
Pero si Rovira dijo que se votará “en los próximos días”, la presidenta de la federación barcelonesa, Eva Baró, no concretó fecha en un comunicado ambiguo. Los dos posicionamientos, el de la dirección nacional y el de la presidencia de la federación, evidencian la tensión que el acuerdo alcanzado entre el grupo municipal y el PSC provoca en el partido. En la calle de Calàbria, donde está la sede de los republicanos, apuestan ahora por acelerar la votación y son contrarios al acuerdo; y el grupo de ERC en el Ayuntamiento apuesta por aplazar una votación que probablemente perdería y no le pone fecha.