La presión en las urgencias se cronifica en Cataluña: “Cada verano aumenta un poco más la demanda”

El sistema aspira a recuperar la normalidad tras las restricciones en la contratación de sustitutos que afectará a las listas de espera, según el sector

Dos sanitarias atienden a una paciente en el Área de Cardiología Ambulatoria del hospital de Bellvitge.Europa Press (HUB)

“Aquello de que Barcelona está vacía en agosto y tienes menos trabajo ha cambiado. Ya no es así”. Rosa Maria Alcolea, médico de familia en el CAP Besòs, ha pasado algunas semanas de agosto pasando consulta en su ambulatorio. Y al contrario de lo que ocurría otros años, el centro no descansa ni por vacaciones. “Las visitas por urgencias van creciendo cada año un poco más”, señala. La falta de profesionales casi permanente, agravado por las restricciones de contratación en verano en diversas zonas de Cataluña, complica la situación y los sanitarios alertan del riesgo de que las listas de espera crezcan a finales de año.

El aumento de una población cada vez más envejecida parece explicar en parte la creciente presión del sistema. Cataluña superó a finales de 2023 los ocho millones de habitantes y la esperanza de vida se alarga. “Las urgencias muy graves han crecido un 30% y las vitales, un 20%, respecto al verano de 2023″, concreta Magda Moyano, delegada sindical de Satse en el hospital Germans Trias de Badalona, uno de los hospitales que más ha sufrido la presión asistencial veraniega junto al de Bellvitge. “Este año ha habido mucha más gente en urgencias, eso seguro. Y más graves”, añade Moyano.

Para Mireia Puig, presidenta de la Societat Catalana d’Urgències, existe un cambio de escenario, especialmente en los hospitales. “Las urgencias hospitalarias aumentan de forma progresiva y persistente. Cada año crece un 2% o 3% en todo el territorio”, comparte, a la vez que rechaza que verano sea un periodo de tranquilidad. “Nunca ha sido así. Es una época con calor, con repuntes de actividad por las descompensaciones de los crónicos”.

Cinta Oliveras fue una de ellas. Llegó a urgencias del hospital Clínic a principios de agosto, en plena ola de calor. A sus 90 años, sus problemas de corazón se agravaron. “Me atendieron muy bien y me estabilizaron, pero pasé no sé cuántas horas en el pasillo, esperando a que me derivaran definitivamente. Estaba lleno de gente, y las enfermeras me decían que aquello era habitual”, recuerda. Tras unos días ingresada, ya está en casa, donde se recupera. “El perfil del paciente ha cambiado”, insiste Puig. “Los crónicos requieren más tiempo para resolver su situación, y tiene un impacto en las urgencias”, considera.

El problema es que el Departamento de Salud dio la orden en buena parte del sistema de que en este verano las sustituciones debían ser menores por cuestiones económicas. “Se ha notado”, concluye Alcolea. En su ambulatorio, dice, la plantilla acostumbra a contar con entre el “80% y el 100%” de los efectivos en verano, mientras que este julio y agosto ha contado con “un poco más de la mitad”. La consecuencia: consultas más concurridas. “Nos teníamos que organizar para visitar a todos los usuarios, pero cuando volvían para hacer seguimiento les visitaba otra persona y el proceso era poco eficiente para todos”, lamenta la médico, que asegura que este verano ha sido “más complicado”. “Los otros años siempre había alguien que se podía quedar, los famosos suplentes de toda la vida, y este no”.

Si bien en el servicio de urgencias de Germans Trias, explica Moyano, la plantilla no ha sido menor de la que se requería, otras áreas del centro han estado más paradas de lo habitual. “Aquí se ha cerrado más camas que antes, segurísimo, incluso en la parte quirúrgica”, comparte la enfermera. Puig, en todo caso, considera que la falta de profesionales no es una cuestión de ahora, sino escasez estructural. “Por lo que sé, hay entornos donde han tenido dificultades para contratar a personal sustituto porque no había disponible”, comparte.

Ahora el sistema sanitario pretende recuperar el ritmo habitual a partir del 15 de septiembre, cuando acabe el periodo vacacional, con la duda de si la alta demanda tendrá efectos a corto y medio plazo. “Ahora estamos dando cita para un mínimo de tres semanas”, asegura Alcolea. “Todo el mundo tiene asumido que habrá más listas de espera dentro de unos meses”, se le suma Moyano. “Es verdad que a principios de años se hizo mucha intervención quirúrgica, pero a ver cómo estamos [en las listas de espera] el 31 de diciembre”, cierra.

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