Contra la brecha vacunal: “Necesito trabajar, no vacunarme”

Barcelona instala puntos de vacunación sin cita previa en las zonas con menos cobertura contra la covid para disminuir las diferencias entre barrios

Mostrador vacío en Fira de Barcelona, donde el ritmo de vacunación ha disminuido notablemente.MASSIMILIANO MINOCRI

Ousmane F. se para en la esquina de la calle de Pau Claris con Casp, en el centro de Barcelona. Se acerca a unas sillas abandonadas al lado de un contenedor, las pone bocabajo y las golpea hasta quedarse solo con las patas metálicas. Ya tiene lo que buscaba. Chatarra para acumular en un carro que empuja desde las ocho de la mañana para llevar más tarde a la chatarrería. “...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ousmane F. se para en la esquina de la calle de Pau Claris con Casp, en el centro de Barcelona. Se acerca a unas sillas abandonadas al lado de un contenedor, las pone bocabajo y las golpea hasta quedarse solo con las patas metálicas. Ya tiene lo que buscaba. Chatarra para acumular en un carro que empuja desde las ocho de la mañana para llevar más tarde a la chatarrería. “Me dan entre 10 y 30 euros al día”, explica con un castellano muy poco fluido.

Más información

Nació en Senegal, dice, y pagó 1.500 euros para cruzar el Estrecho desde Marruecos a Melilla. De allí pasó a Madrid antes de instalarse definitivamente en Barcelona, donde vive desde hace casi 10 años. Ahora reside con su hermano y su primo en un piso que les cuesta cerca de 700 euros al mes. “Siempre he recogido chatarra en la calle desde que llegué aquí”, admite Ousmane. Antes trabajó en la agricultura.

El precio del alquiler les roba a él y a su familia la mayor parte del tiempo y les obliga a estar en la calle buscando cacharros que después cambiará por menos de un euro el kilo. Poco más importa. Ni el coronavirus, casi. El sistema público no le ha citado nunca para vacunarse, asegura, y tampoco tiene interés en hacerlo. “Lo que necesito es trabajar y estar en la calle, no vacunarme”, justifica. “Si no trabajo, no como”. Su hermano y su primo tampoco están inmunizados, y Ousmane afirma que no está en sus planes hacerlo por el mismo motivo.

La vacunación de los colectivos vulnerables es una de las prioridades del departamento de Salud desde el inicio de la fase de inoculación. Ahora, sin embargo, el interés es doble porque el ritmo de pinchazos se ha reducido a más de la mitad de lo deseado. La Generalitat anunció que quería inocular dos millones de dosis en septiembre, y en lo que llevamos de mes únicamente se han administrado 266.000, el 13% del objetivo. Por ello, el Departamento insiste en realizar acciones concretas en aquellos barrios con menos cobertura contra la covid.

Existe una relación directa entre la cobertura colectiva y la capacidad socieconómica de un barrio

Existe una relación directa entre la cobertura colectiva y la capacidad socieconómica de un barrio. El área básica de salud (ABS) de Les Corts-Pedralbes, de renta alta, es la única zona que registra prácticamente un 90% de protección en las personas mayores de 12 años. En cambio, Raval Sud, de renta baja, es el único ABS que no alcanza el 70%. La media de Barcelona es el 83,75%, según datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB).

El objetivo de este instituto de salud es reducir la brecha vacunal en la ciudad. En las últimas semanas ya se han instalado puntos móviles de vacunación en los barrios con pautas reducidas: Ciutat Meridiana, Raval, La Marina del Port (Sants) y el Gótico serán los próximos. Todos ellos coinciden en la vulnerabilidad de parte de sus vecinos, aunque los responsables sanitarios entienden que existen dos grandes factores para explicar las diferencias en la vacunación: “La barrera del idioma y la brecha digital”, asegura Carme Borrell, directora de la ASP. “Y estas dos situaciones también se dan en los jóvenes”, agrega.

Puerta a puerta

Borrell defiende la necesidad de realizar estrategias “selectivas”, en vez de las “masivas” que se han realizado mayoritariamente en toda la fase de vacunación. Ahora, la calidad empieza a valer casi tanto como la cantidad, por lo que los trabajadores de la Agencia utilizan prácticamente el puerta a puerta. “Tenemos que salir a las calles y a las plazas para ofrecer la vacuna”, coincide la secretaria de Salud Pública, Carmen Cabezas. “Cada vacuna significa mucho más esfuerzo que antes”, resume.

Ferran era uno de los profesionales que buscaba ayer personas sin vacunar cerca de la plaza del Sortidor (Poble Sec), donde la ASPB ha instalado una pequeña carpa para vacunarse. Lleva un peto rojo que le identifica, y se dirige a establecimientos de la zona para anunciar la disponibilidad de las vacunas. “Nos dirigimos a los colectivos vulnerables”, explica. “Dejan que les expliquemos la posibilidad, pero no vienen todos. O no creen en la vacuna, o no les interesa”.

Trabajadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona ofrecen vacunas puerta a puerta

Cada dosis administrada es un pequeño éxito. El viernes por la mañana se inocularon 55 vacunas en el punto móvil de Poble Sec. Una de ellas, a Montse Aguilera, de 63 años, que espera sentada los 15 minutos de rigor después de recibir la vacuna. “Soy hipocondríaca”, avisa, “y la vacuna me da miedo”. Admite que la presión social ha podido con sus temores, que crecieron tras el alarmismo del principio de la vacunación. “Leí de todo sobre las vacunas: que si los trombos o sus efectos secundarios”, dice. Una persona cercana le informó de la vacunación sin cita previa, y cuando vio que se ofrecía la vacuna Janssen, de una sola dosis, se quitó los miedos de encima. “Vine porque ya tocaba, porque prefiero solo un pinchazo y porque soy voluntaria en una asociación donde tengo contacto con más gente”.

El Departamento de Salud, a través de la secretaria Cabezas, insiste: “Es esencial el papel de la atención primaria, las entidades y los circuitos sanitarios para llegar a todos”. También a Ousmane, que ni siquiera sabe de la existencia de la vacunación itinerante. “Estoy sano y soy joven. Hace mucho que no voy al médico y la vacuna me da un poco de miedo”, dice. Y sigue andando en dirección Besòs, donde vive, atento a las contenedores y ajeno a la vacuna.

Sobre la firma

Más información

Archivado En