Pedro Sánchez: “Es de suma ignorancia decir que la ley de memoria es sectaria o revanchista. Ni lo es en España ni en el resto del mundo”
Serrat y Rozalén arropan a víctimas de la Guerra Civil y la dictadura en un emotivo homenaje a represaliados de ambos bandos. Feijóo, Ayuso y Almeida rechazaron asistir al acto
“El pueblo que pierde la memoria, pierde la llave para abrir la puerta del futuro”, ha declarado este lunes el cantautor Joan Manuel Serrat, al que Franco impidió en 1975 volver a España —estaba en México— por denunciar públicamente la ejecución de los últimos cinco fusilados del franquismo. Lo dijo antes de cantar, con Rozalén, Para la libertad, el poema de Miguel Hernández —encarcelado por el régimen y muerto en prisión en 1942— y como cierre del ...
“El pueblo que pierde la memoria, pierde la llave para abrir la puerta del futuro”, ha declarado este lunes el cantautor Joan Manuel Serrat, al que Franco impidió en 1975 volver a España —estaba en México— por denunciar públicamente la ejecución de los últimos cinco fusilados del franquismo. Lo dijo antes de cantar, con Rozalén, Para la libertad, el poema de Miguel Hernández —encarcelado por el régimen y muerto en prisión en 1942— y como cierre del homenaje de Estado a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, que se celebra por segundo año. Esta vez se ha adelantado un día por la jura de la Constitución de la princesa Leonor este martes, aniversario de la aprobación en Cortes de la Ley Fundamental.
Serrat, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y Teresa Alberti, sobrina del poeta y de la escritora María Teresa León, que habló en nombre de todos los homenajeados, insistieron en la misma idea: que la memoria es presente y futuro, “un trabajo continuo para tratar de ser mejores”; una forma de “saldar la deuda con los mejores compatriotas”, los que dieron su vida o sufrieron cárcel, detenciones, torturas o exilio por defender la democracia y un reguero de cadáveres que, casi 48 años después de la muerte del dictador, aún permanecen en fosas comunes y cunetas, esperando a que les pongan nombre.
“Quiero recordar a los ausentes, hoy [este lunes] representados por sus familiares, que siempre han llevado en sus corazones imborrables recuerdos suyos, de los momentos que compartieron o que alguien les contó”, explicó Teresa Alberti. “Ahora, por fin, su vida y su legado alcanza el reconocimiento general de la sociedad española, por eso están más presentes que nunca y por eso compartimos una honda emoción. Es un día de celebración, por ese reconocimiento y por vivir en un país en el que después de mucho tiempo prevalece la verdad y que gestiona su pasado cada día mejor. Actos como este son esenciales para fortalecer nuestra democracia”, añadió.
La sobrina del poeta gaditano terminó su intervención recordando unas palabras de su tía, María Teresa León, sobre el desgarro del exilio: “Estoy cansada de no saber dónde morirme”. La escritora, que recorrió el frente recitando con un mono de miliciana durante la guerra, ayudó a salvar cuadros de El Prado durante el asedio de Madrid por las tropas franquistas. Y después de 35 años refugiada en Francia, Argentina e Italia, regresó a España con Alberti en 1977. “María Teresa descansa hoy en el cementerio de Majadahonda, donde quería. Otros no tuvieron la misma suerte”, añadió su sobrina.
Sánchez defendió la ley de memoria “como una ley de Estado”, que homologa a la democracia española con el derecho internacional y otros países europeos que también han tenido que afrontar su pasado más traumático. Y criticó los ataques de la derecha a la norma. Tras recordar cómo la exhumación de una fosa del franquismo en 2011 permitió devolver a su propietario el sonajero que su madre llevaba en el bolsillo cuando la asesinaron, el presidente del Gobierno en funciones dijo: “Que nadie se atreva a decir que no merece la pena seguir escarbando en la tierra para rescatar la memoria olvidada que yace bajo nuestros pies”. “Es incomprensible”, añadió, que “algunos todavía no sientan como propio el deber asumido por cualquier democracia. Recordar significa, literalmente, traer de vuelta al corazón. Y el corazón de España no puede ser ajeno al desgarro emocional de una tragedia como aquella. Es de suma ignorancia decir que la ley de memoria es sectaria o revanchista. No lo es en ningún país del mundo, tampoco en España (...) Hemos levantado el velo de silencio que algunas administraciones [en alusión a los pactos autonómicos del PP y Vox] amenazan con volver a imponer. (...) La ley se va a cumplir. Hasta que ningún español o española siga enterrado en fosas y cunetas. Vamos a dedicar más esfuerzos a la divulgación de nuestra historia, para que nuestros hijos y nietos conozcan el pasado de su país. Ya no podrá decirse aquello de: ‘En la clase de historia, no hemos llegado a la Guerra Civil”.
El Gobierno, como ya hizo el año pasado, invitó al acto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Y como el año pasado, los tres declinaron la invitación. Sí acudió este lunes al auditorio de Madrid, donde se celebró el homenaje el presidente del Senado, Pedro Rollán, del PP. Al término de la ceremonia, en conversación con EL PAÍS, opinaba: “Ha sido muy emotivo, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de los galardonados venían en representación de sus hermanos, sus tíos, sus abuelos, y algunos también en primera persona, y con el colofón final de la actuación de Serrat y Rozalén”. Preguntado por las palabras de Sánchez en alusión a la oposición frontal del PP a la legislación de memoria, dijo: “No me doy por aludido”.
Entre la veintena de víctimas y familiares que este lunes recibieron, de manos del presidente del Gobierno en funciones, una declaración de reconocimiento y reparación personal, estaba la nieta de José Luis Demaría López, Campúa, fotógrafo oficial del rey Alfonso XIII, periodista y empresario que fue detenido, encerrado en la checa de Fomento y asesinado en septiembre de 1936, a los 66 años. También el sobrino de Jesús Requejo San Román, registrador de la propiedad, diputado de la coalición Frente Nacional asesinado por milicianos en 1936 junto a su hijo, Antonio.
La ley se dirige especialmente a las víctimas que nunca fueron reparadas, las del bando perdedor de la guerra, pero a diferencia de la legislación franquista, que solo reparó y homenajeó a los vencedores, la democracia ampara a todas.
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