Gloria y caída del viejo Bobi, fugazmente el perro más longevo del mundo
El mastín portugués fue coronado con Guinness en febrero de 2023, en octubre falleció a los 31 años y la organización le acaba de retirar el récord porque los expertos ponen en duda que tuviera realmente esa edad
Bobi era un mastín portugués que vivía en un pueblo llamado Conqueiros, al sur de Coimbra (Portugal). Aparecía regularmente en las noticias señalado como el perro más longevo del mundo: llegó a los 31 años. Murió el pasado octubre y dejó a su nombre un récord Guinness entregado nueve meses antes que lo reconocía no solo como el animal de su especie más viejo del mundo en su momento, sino de todos los registros históricos. Sin em...
Bobi era un mastín portugués que vivía en un pueblo llamado Conqueiros, al sur de Coimbra (Portugal). Aparecía regularmente en las noticias señalado como el perro más longevo del mundo: llegó a los 31 años. Murió el pasado octubre y dejó a su nombre un récord Guinness entregado nueve meses antes que lo reconocía no solo como el animal de su especie más viejo del mundo en su momento, sino de todos los registros históricos. Sin embargo, después de semanas envuelto en una polémica que se inició con un artículo de la revista estadounidense Wired que ponía en duda su edad, la organización finalmente ha decidido retirar el premio de Bobi ante “la falta de evidencia”.
La expectativa de vida de un perro varía según el tamaño y la raza. Según la revista National Geographic, los que suelen llegar hasta los 16 años o más son los más pequeños, como los chihuahuas —de hecho, el perro que sostiene el récord mundial después de la muerte de Bobi es un chihuahua de 23 años—. Un mastín portugués de tamaño mediano tiene una esperanza de vida de unos 12 años.
El autor del artículo de Wired, Matt Reynolds, cuestionó la metodología utilizada por los Guinness World Records para verificar la edad de Bobi. Según averiguó, la única fuente oficial fue el Sistema de Información de Animales de Compañía (SIAC), una base de datos del Gobierno de Portugal en la que se registraba el nacimiento del animal en 1992. Sin embargo, este sistema no fue puesto en funcionamiento hasta 2008. La única prueba de la edad de Bobi, según dijeron a Wired desde SIAC, era la declaración de su dueño, Leonel Costa. Danny Chambers, miembro del consejo directivo del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios del Reino Unido, dijo a The Guardian que “ni uno solo” de sus colegas creía que Bobi realmente tuviera 31 años.
En declaraciones a Associated Press, Leonel Costa defendió su historia. Dijo que encontró a Bobi en 1992 cuando este era un cachorro y que tiene fotografías que lo demuestran. Además, señaló que los encargados de Guinness World Records estuvieron un año verificando la edad del perro.
En octubre, cuando Bobi había recibido el reconocimiento, Costa dijo que las claves de su longevidad eran “buena nutrición, contacto constante con la naturaleza, libertad para descubrir su entorno, atención veterinaria consistente y amor”. Con “buena nutrición”, Costa se refería a que Bobi no comía alimento de mascotas, sino comida para humanos. Este último punto es el que ha suscitado un debate en el mundo veterinario.
Consultado sobre este tema, Víctor Fernández Fraile, presidente de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía, explica que el alimento de perros está formulado teniendo en cuenta la proporción de nutrientes necesarios para cada tipo de animal en función de “su edad, nivel de actividad y patología”. Alimentarlos con comida humana sin conocimientos de nutrición animal, según Fernández, puede ser perjudicial.
Por su parte, el comité científico de nutrición de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) recuerda que, “antes de que aparecieran los primeros piensos, se alimentaba a los perros con ‘las sobras’, y aunque fuera ‘comida para humanos’ había muchas deficiencias nutricionales y toxicidades”.
La periodista Imogen West-Knights, que ha dado cobertura a los récords Guinness durante años, afirmó en una columna que estaba “conmovida” por la “tonta dignidad” de esta controversia: “Nada de esto importa. Sin embargo, aquí estamos, en un mundo donde se está llevando a cabo una revisión formal del caso de un perro de 31 años. Nadie (excepto el perro en cuestión) se verá afectado por el resultado de una investigación como esta”.