La frescura extra del mágnum
Aunque asociada al coleccionismo, la botella de litro y medio aporta una chispa especial a blancos, espumosos y vinos de crianza biológica
Una de las catas programadas en la pasada edición de Madrid Fusión fue una vertical (consiste en probar varias añadas de un mismo vino) de cinco cosechas de Alenza, la etiqueta creada a mediados de los años noventa por Alejandro Fernández en Condado de Haza, su segunda bodega de Ribera del Duero tras Pesquera. Todos los vinos se sirvieron de botellas de litro y medio de capacidad, lo que en el sector del vino se conoce como mágnum.
A menudo...
Una de las catas programadas en la pasada edición de Madrid Fusión fue una vertical (consiste en probar varias añadas de un mismo vino) de cinco cosechas de Alenza, la etiqueta creada a mediados de los años noventa por Alejandro Fernández en Condado de Haza, su segunda bodega de Ribera del Duero tras Pesquera. Todos los vinos se sirvieron de botellas de litro y medio de capacidad, lo que en el sector del vino se conoce como mágnum.
A menudo se considera que el mágnum es el tamaño ideal para el coleccionista. Al haber mayor proporción de líquido frente a la misma cantidad de oxígeno que en una botella normal, el desarrollo del vino es más lento. Si se hace un seguimiento de la evolución del mismo vino en los dos formatos, lo habitual es que la botella grande mantenga durante más tiempo el carácter frutal y la frescura y tensión de la juventud.
Marcas famosas por su longevidad como Vega Sicilia embotellan una cantidad significativa de su producción en mágnum. De la última cosecha de Único lanzada al mercado, la de 2013, se han hecho casi 76.500 botellas de 75 centilitros, 3.658 mágnums, 362 doble mágnums (tres litros de capacidad), 59 imperiales (seis litros) y 6 salmanazars (nueve litros). Aunque los últimos tamaños son tan anecdóticos como difíciles de manejar, la histórica firma de Ribera del Duero tiene una clientela fiel que apuesta por el formato de litro y medio. El año pasado, con motivo de la celebración del 40º aniversario de su compra por parte de la familia Álvarez, la casa organizó una cata para prensa internacional en la que se dieron a probar todas las añadas de Único embotelladas en mágnum remontándose a 1960.
Pero no siempre hay que esperar tanto para descorchar una botella grande. La frescura y vitalidad de un mágnum de champán Louis Roederer Collection 243, como el que se sirvió en una reciente presentación de su importador español Primeras Marcas, puede resultar tan fascinante como adictiva. El formato es tan adecuado para los espumosos de calidad que bodegas del Penedès como Agustí Torelló Mata llegan a tener un cava gran reserva que se comercializa exclusivamente en botella de litro y medio. Con unos 60 meses de envejecimiento, la cosecha 2017 de este brut nature tiene abundantes toques cítricos y un paladar jugoso y vibrante. No hay mejor forma de arrancar una fiesta.
Ocurre algo parecido con los vinos blancos, especialmente cuando están elaborados con variedades nobles o con capacidad de envejecimiento. Aquí quizás lo más interesante es buscar el punto intermedio entre la complejidad que se consigue con el desarrollo de unos pocos años en botella y la tensión extra que aporta el gran formato. Las etiquetas de entrada de gama de bodegas de referencia de Galicia son una buena manera de adentrarse en este universo, y sus blancos de godello, albariño o de mezclas de variedades como es más habitual en Ribeiro suelen funcionar muy bien en esta línea.
Aunque de forma aún minoritaria, el mundo del jerez también ha descubierto las ventajas del mágnum, sobre todo para los vinos de crianza biológica envejecidos bajo velo de flor, más aún si se embotellan en rama; esto es, sin filtrar o con filtrados muy suaves. A menudo, el nuevo tamaño responde a la demanda de la hostelería. Pero, una vez en el mercado, sirven para hacer las delicias de los devotos.
Aunque el precio suele ser algo superior a la suma de dos botellas de 75 centilitros, puede marcar la diferencia entre una reunión meramente placentera y otra memorable.
Burbujas
Reserva de la Familia Gran Reserva 2018 Brut Nature Mágnum
Espumoso, Cava.
Juvé & Camps.
Macabeo, xarello, parellada. 12% vol. 38 euros.
Con unas 20.000 botellas de producción en el formato de litro y medio, es probablemente uno de los cavas gran reserva de mayor disponibilidad en mágnum y con el aliciente añadido de su certificación ecológica. Hay ligeras diferencias respecto a la botella de 75 centilitros. Tiene un año más de crianza (hasta los 48 meses) y la sensación respecto a su hermano pequeño es siempre de mucha mayor frescura y vitalidad, con una tensión extra que se agradece particularmente en la categoría de los espumosos.
Albariño
Zárate Albariño 2021 Mágnum
Blanco, Rías Baixas.
Bodegas Zárate.
Albariño. 13% vol. 32 euros.
La botella grande de uno de los albariños de referencia en el mercado tiene una demanda fiel, lo que, unido a una producción relativamente baja en este formato (unos 500 mágnums al año), hace que haya que estar bien atento a su salida al mercado. El vino es el mismo que se comercializa en 75 centilitros, pero se embotella más tarde, en mayo, por lo que se beneficia de una mayor complejidad de crianza. Su autor, Eulogio Pomares, recomienda descorcharlo entre los tres y cuatro años posteriores a la fecha de cosecha.
Bajo velo de flor
Solera Fina María del Valle en Rama Mágnum
Montilla-Moriles.
Gracia Hermanos.
Pedro ximénez. 15% vol. 53 euros.
Lo curioso de esta saca limitada de una de las soleras con mayor personalidad de la región (originariamente se creó a partir de vinos de la zona de Moriles) es que solo se comercializa en formatos extremos: algo más de 600 botellas de 37,5 centilitros y entre 200 y 400 mágnums. En la saca de otoño de 2021 hay finas notas de hidrocarburo como contrapunto al toque de flor y frutos secos. En boca muestra gran frescura tras una media de ocho años de envejecimiento. Imprescindible para los amantes de la crianza biológica.