Escenas de un matrimonio dividido por el fútbol
Josefina de Cabo y Jero Freixas son una pareja de actores argentinos. En 2018, durante el Mundial de Rusia, subieron a YouTube un vídeo parodiando los problemas conyugales que puede provocar el balompié. Tuvo millones de visitas. Se éxito les ha llevado hasta Qatar.
Antes de cada vídeo no hay ensayo, pero sí mucho trabajo”, dice Jero Freixas (37 años), en el patio del country —la urbanización privada— de Pilar, a 60 kilómetros de Buenos Aires, donde vive con Jose de Cabo (35 años) y sus dos hijos. “Hay una idea, a veces un guion. La situación está en mi cabeza. Lo que pase en escena tiene que ser parecido a eso, aunque estoy abierto a la improvisación”.
Desde 2018, en las redes se los conoce como “la pareja del Mundial”. ...
Antes de cada vídeo no hay ensayo, pero sí mucho trabajo”, dice Jero Freixas (37 años), en el patio del country —la urbanización privada— de Pilar, a 60 kilómetros de Buenos Aires, donde vive con Jose de Cabo (35 años) y sus dos hijos. “Hay una idea, a veces un guion. La situación está en mi cabeza. Lo que pase en escena tiene que ser parecido a eso, aunque estoy abierto a la improvisación”.
Desde 2018, en las redes se los conoce como “la pareja del Mundial”. En mayo de ese año subieron a YouTube un vídeo de tres minutos en el que representan a un matrimonio que discute si ir a un casamiento. La ceremonia es el mismo día que un partido anodino del Mundial de fútbol. Ella no puede creer lo que escucha, él no puede entender su sorpresa.
El vídeo tuvo 3,5 millones de visualizaciones en YouTube, otros millones en Instagram y se compartió en distintas plataformas. Ese día, estos dos actores que se habían conocido 13 años atrás mientras estudiaban Artes Dramáticas se hicieron famosos.
Pero, dice Jero, no fue fácil llegar hasta ahí.
Se acuerda de cuando empezó a subir los vídeos: trabajaba de administrativo en una empresa, daba clases y actuaba en teatros independientes. Recuerda la vez que hicieron la obra sin público: no fue nadie y, sin embargo, el director los animó para que actuaran igual. Recuerda los comentarios de sus familiares (“Che, pero ¿tenés que subir tantos videos?”), de sus alumnos y del anónimo que en un posteo le dijo que era menos gracioso que una roca.
Al principio, los hacía solo. En esa época, Jose se dedicaba a maquillar y a peinar. “Me daba vergüenza la exposición, aparecer en cámara”, dice ella. Jero salía de la empresa, daba clases en la escuela de teatro y después de cenar grababa los vídeos. “Los hacía como podía, pero eran flojos”, confiesa. Tres semanas antes del viral, decidió que debía renunciar a su trabajo: al principio tuvo miedo. Y, sin embargo, sabe hoy, la decisión valió la pena.
Fue convenciendo a Jose de que ella también apareciera. Delinearon los personajes: él, un futbolista amateur apasionado, obsesivo, que no deja de pensar en partidos, resultados y camisetas. Ella, la esposa, sorprendida una y otra vez por la falta de sentido común del hombre con el que se casó.
Se daba cuenta Jero, la dinámica de pareja gustaba y mucho. Así, se le ocurrió la grabación en el auto. Durante casi dos horas, dieron vueltas por los caminos internos del country. Jero decía algo, repetía una parte, modificaba otra. “Amor, una toma más”. “¿Otra?”, decía Jose. “Otra”, decía él. “La última puede ser la mejor”. Y ahí iban: practicando esa discusión fingida y verosímil. “Grabando, soy insoportable”, acepta Jero.
Después de ese vídeo, armaron la obra Una pareja real e hicieron una gira nacional. En 2023 tienen planificado ir a España, Costa Rica y México. “Nosotros somos actores de teatro: las redes fueron una excusa para llegar a un escenario y no al revés”, aclara Jose.
Jero considera que el humor es salud. Que él haciendo reír aporta su granito de arena en este mundo tan complicado. A veces, se levanta con un mal día y se siente inseguro. Se pregunta si realmente es gracioso y si tiene sentido seguir con los vídeos, pero luego recuerda los mensajes: el que les dijo que le alegraron la pandemia, los que les agradecen por hacerles reír.
¿Y Qatar? ¿Van a ir al Mundial?, le preguntábamos en septiembre. “Estamos viendo”, decía Jero, sonreía enigmático. “No hay nada definido. El 24 de octubre es mi cumpleaños: estoy esperando un lindo regalo”.
Cómo no, finalmente Jero y Jose tuvieron el regalo.