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Por Paco Nadal

En ruta por Fuentes del Narcea, la Asturias más recóndita

Gastronomía, tesoros medievales y mucha naturaleza a mil metros de altura en un recorrido con paradas en el municipio de Cangas del Narcea, el sendero circular Por donde camina el oso, el pueblo de Leitariegos o el bosque de Muniellos

El barrio de El Cascarín de Cangas del Narcea (Asturias), donde se encuentra la ermita del Carmen y el puente romano.IMAG3S (Getty Images)

El Narcea es el segundo río más largo y caudaloso de Asturias. Y Cangas del Narcea, el concejo donde se ubica su nacimiento, el más grande en extensión. Buena parte de esa superficie está cubierta aún por algunos de los bosques más densos y mejor conservados de todo el Principado, como el bosque de Muniellos, declarado Reserva de la Biosfera. Narcea es, junto con los vecinos concejos de Ibias y de Degaña, la Asturias más recóndita, desconocida y olvidada.

La ruta empieza en Cangas del Narcea, la capital del concejo homónimo, ubicada en la llanura aluvial donde confluyen el propio Narcea y el río Naviego, que baja del puerto de Leitariegos. Es el gran centro de servicios de la región, una localidad grande y moderna, aunque guarda aún cierto tipismo en la calle Mayor y aledaños. Entre edificios contemporáneos y anodinos surgen algunos buenos ejemplos de arquitectura solariega, como el palacio de los Condes de Toreno, el palacio de Omaña (junto a la plaza Mayor) o el palacio de Peñalba. En el barrio de abajo podemos ver otro pintoresco rincón en torno al puente romano que cruza el Narcea junto a la ermita del Carmen, donde se lanza los cohetes en la fiesta de la Descarga. También emblemático del paisaje cangués es el puente colgante y peatonal que salva el desnivel de un lado a otro del pueblo.

En Cangas habría que parar en el bar Blanco, una antigua casa de comidas en la calle Mayor regentado por la familia Ron desde hace más de 60 años. Los tres hijos decidieron no cambiar la decoración de genuino bar de pueblo asturiano que creó su madre, Engracia, pero sí la carta. Ahora ofrecen una cocina de autor basada en productos de temporada, con insuperables recetas de bacalao y rodaballo, verdinas con chipirones y langostinos o crujiente de centollo y langostinos con jugo de carabineros, pero como si estuvieras en un bar de pueblo de los de toda la vida.

Vista panorámica de la colegiata de Santa María Magdalena desde el puente colgante de la ciudad de Cangas de Narcea.cribea (Getty Images/iStockphoto)

La mayor revolución turística de la comarca ha sido la apertura ―por fin― del parador de Corias, en el antiguo monasterio de Corias, un enorme edificio herreriano del siglo XVIII a dos kilómetros del pueblo conocido como el Escorialín asturiano por sus semejanzas con el monumento madrileño. Tras muchos años de obras y muchos millones invertidos, este antiguo recinto benedictino, con dos claustros, una iglesia renacentistas y más de mil años de historia, se ha convertido en uno de los mejores establecimientos de la red de Paradores. Tiene habitaciones muy amplias, spa y un estupendo restaurante en el antiguo refectorio donde probar especialidades asturianas con vinos del Narcea. No hace falta decir que es el sitio perfecto para montar la base desde la que explorar la comarca.

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Precisamente aquí, en el parador, empieza el sendero de gran recorrido GR 203, conocido como Por donde camina el oso. Se trata de un sendero circular que da la vuelta a toda la comarca, segmentado en 11 etapas y tres concejos, Ibias, Narcea y Degaña, además de los principales valles y cordales. Pasa por San Antolín de Ibias, por los puertos de Cerredo y Leitariegos y por Genestoso. Se puede usar para hacer excursiones de día, sin necesidad de completarlo de una sola vez. El nombre no es baladí: estamos en una de las zonas oseras más importantes de la Cordillera Cantábrica. En la Casa del Parque de Cangas y en los centros de interpretación de Oballo y San Antolín de Ibias disponen de mapas e información de este y otros senderos de la región.

De Cangas se sale por carretera AS-213 hacia Leitariegos, remontaremos el valle del río Naviego. Los primeros kilómetros de esta carretera cruzan la zona de vitivinícola del Narcea, una de las peculiaridades del valle. El curioso microclima cangués, con inviernos fríos, veranos calurosos y un alto porcentaje de días soleados, ha permitido desde tiempos inmemoriales el cultivo de la vid en el Narcea y el florecimiento de una pequeña pero interesante industria. Se pueden ver viñedos abancalados en las laderas de las cepas tradicionales de la comarca: carrasquín, verdejo, albarín y mencía. Hay varias bodegas que organizan visitas guiadas y un Museo Etnográfico del Vino en Santiso, a la salida de Cangas, que conserva una vieja prensa a la que se hacen visitas guiadas.

En plena subida al puerto de Leitariegos, cuando la carretera atraviesa ya la zona protegida del parque natural de las Fuentes del Narcea, Deña e Ibias, conviene detenerse en una aldea de curioso nombre, La Chabola de Vallado, para comer o tomar un trago en una auténtica posada de arrieros, la Venta la Chabola, fundada en 1898. Desde entonces lleva asistiendo a los viajeros que transitan este puerto. Los herederos del fundador tuvieron el acierto de no modificar nada de lo sustancial del edificio. El salón comedor de la chimenea está tal cual era hace más de 100 años y no es un museo: sigue sirviendo allí las comidas a los ateridos esquiadores que bajan de la estación de esquí de Leitariegos, para muchos de los cuales terminar la jornada comiendo un guiso suculento en La Chabola se ha convertido en un rito.

La carretera llega a Leitariegos, el que dicen es el pueblo más alto de Asturias, poco antes del puerto del mismo nombre (1.525 metros), paso histórico de montaña que une Asturias con León por el valle de Laciana. Al oeste del puerto de Leitariegos (a la derecha, según se sube) se creó otra zona de reserva especial para proteger un paisaje de origen glaciar muy interesante. Es la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbás, que comprende el pico del Cueto de Arbás, la bella laguna de origen glaciar que se forma a sus pies y las cuencas de tres arroyos que confluyen en el río Naviego. En total, 29 kilómetros cuadrados con turberas, morrenas y aristas glaciares. Desde el pueblo de Leitariegos parte una senda que en media hora de agradable paseo lleva hasta la laguna, la zona más fotogénica de la reserva.

Vista de la laguna de origen glaciar en el puerto de Leitariegos, en Asturias.JOSE LUIS VEGA GARCIA (Getty Images)

Si regresamos a Cangas y tomamos la carretera del valle principal, la AS-15 nos conducirá hacia la cabecera del Narcea por el puerto de Cerredo. Al llegar a Ventanueva veremos señalizado a la derecha el bosque de Muniellos, la zona más valiosa y de alta protección de todo el parque. Muniellos es el mayor robledal de España, donde el otoño se convierte en una orgía de colores gracias a la mezcla de especies arbóreas caducifolias y perennes. Fue declarado Reserva de la Biosfera en el año 2000. El rey de Muniellos es el roble alvar, pero también hay hayas, avellanos, fresnos, sauces y arces. Cuando la primavera pinta los robles de verde, el verde más oscuro de los acebos, los brotes de rebollos, abedules y hayas, el sotobosque de arándanos, brezos y madreselvas se alían para componer una orgía visual. Pero es en el otoño cuando alcanza su cenit cromático.

Para acceder a él se ha de seguir por esa carretera unos tres kilómetros, hasta Oballo, donde está el centro de interpretación. Este cuenta con salas multimedia, biblioteca y paneles explicativos del bosque y sus habitantes, además de un vídeo de la reserva a vista de pájaro. Desde el edificio parten dos senderos muy sencillos y aptos para todos los públicos a sendos miradores: el de la Candenosa y el del Pico San Luis. El primero tiene un observatorio cerrado con buenas vistas al valle del río Muniellos, por cuyas laderas se despliega el gran bosque de robles; no es lo más espectacular de la reserva, pero quien no quiera caminar o no hay conseguido cupo para entrar se puede llevar una idea aproximada. Para acceder a la zona de reserva hay que bajar hasta la aldea de Tablizas, donde está el centro de recepción, pero la entrada está limitada a 20 personas al día y hay que hacer reserva previa, con muchísima antelación en la página web oficial del Principado de Asturias.

Un excursionista recorriendo el bosque de Muniellos.StockPhotoAstur (Getty Images/iStockphoto)

Desde Cangas del Narcea hay una tercera posibilidad de explorar este territorio. Consiste en salir por la misma AS-15 en dirección a Muniellos y, a cinco kilómetros, en La Regla de Perandones, tomar a la derecha la carretera AS-29 hacia el puerto de las Mujeres Muertas (1.098 metros), una zona de accidentada geografía, de brañas vaqueiras, de dólmenes y de restos de canalizaciones romanas que llevaban agua desde este collado hasta las minas de oro de Ibias. Al otro lado, empieza el concejo de Ibias.

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