Manda Huevos 2016, un rostro seductor

El escocés winemaker y master of wine Norrel Robertson es un enamorado de España, y lo demuestra elaborando vinos de sorprendente poderío y desenfado. No duda en llamar a su mejor tinto Manda Huevos, expresión vulgar del dicho “nobleza obliga”, que en su caso se manifiesta en la utilización de variedades autóctonas tratadas con el mimo de un botánico. Utiliza las uvas de dos pequeñas parcelas de viñedo en el municipio de Villarroya (Calatayud), con una extensión de 1,5 hectáreas en total que guardan el tesoro de cepas centenarias donde cohabitan garnachas tintas y blancas jun...

El escocés winemaker y master of wine Norrel Robertson es un enamorado de España, y lo demuestra elaborando vinos de sorprendente poderío y desenfado. No duda en llamar a su mejor tinto Manda Huevos, expresión vulgar del dicho “nobleza obliga”, que en su caso se manifiesta en la utilización de variedades autóctonas tratadas con el mimo de un botánico. Utiliza las uvas de dos pequeñas parcelas de viñedo en el municipio de Villarroya (Calatayud), con una extensión de 1,5 hectáreas en total que guardan el tesoro de cepas centenarias donde cohabitan garnachas tintas y blancas junto con moristel y bobal. Su elaboración se aparta de los usos convencionales, para fermentar el mosto en tinas abiertas, con ligeros bazuqueos, y terminar el proceso con una crianza sobre lías en huevos de 900 litros de 10 meses.

Consigue así que el perfil del vino se aleje de las habituales contundencias y empalagos de estos lares para mostrar un rostro seductor, fresco y ligero, como demandan los tiempos, pero sin perder un ápice de su oferta aromática: la abundancia de frutillos silvestres, rojos y negros, ligeramente licorosos, se engalana con un sugestivo arabesco de notas florales y recuerdos de bollería. Intenso, sabroso, con la fruta ácida y cálida como largo remate final.