Sobre ‘Juego de tronos’ y la policía de Gaza

Mohammed Salem (Reuters)

PARECEN LOS INMACULADOS de ­Daenerys Targaryen, los soldados despojados de toda pasión o apetito individual que no fuera obedecer a la voluntad de su reina en la ya mítica serie Juego de tronos. Todos rapados, jóvenes, musculosos y sin una sola mancha de tinta sobre su piel. Gritan al unísono abriendo la boca de par en par con los pómulos endurecidos y la nariz y el entrecejo fruncidos de rabia. No hay en estos entrecejos, en estas narices, en estas bocas y en estos músculos ninguna señal de un acuerdo de paz. Son reclutas de las fuerzas de seguridad de ­Hamás durante un entrenamiento...

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PARECEN LOS INMACULADOS de ­Daenerys Targaryen, los soldados despojados de toda pasión o apetito individual que no fuera obedecer a la voluntad de su reina en la ya mítica serie Juego de tronos. Todos rapados, jóvenes, musculosos y sin una sola mancha de tinta sobre su piel. Gritan al unísono abriendo la boca de par en par con los pómulos endurecidos y la nariz y el entrecejo fruncidos de rabia. No hay en estos entrecejos, en estas narices, en estas bocas y en estos músculos ninguna señal de un acuerdo de paz. Son reclutas de las fuerzas de seguridad de ­Hamás durante un entrenamiento en Gaza el jueves 30 de enero; dos días después de que Benjamín Netanyahu y Donald Trump anunciasen en la Casa Blanca su llamado acuerdo del siglo para la paz en Oriente Próximo, que favorece los intereses israelíes y dificulta los palestinos. Trump y Netanyahu no iban desnudos, como los reclutas de Gaza; vestían chaqueta, camisa y corbata. Y no gritaban. Trump estaba solemne. Netanyahu sonreía.

 

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