Columna

Retrato del cuerpo desnudo

Con la declaración del quinto alto mando del cuerpo, Juan Carlos Molinero, ya tenemos una ecografía de la gran incógnita en otoño de 2017: ¿de qué lado se decantarían los Mossos?

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Con la declaración del quinto alto mando del cuerpo, Joan Carles Molinero, ya tenemos una ecografía de la gran incógnita en otoño de 2017: ¿de qué lado se decantarían los Mossos?

El forcejeo entre la frivolidad sideral del Govern ante el 1-O y la conciencia de extrema excepcionalidad interiorizada por el cuerpo policial fue descarnado, pero con sordina.

Este quedó desnudo. Desbordado por la pinza entre defender la ley y la sujeción al “desamparo gubernativo” (Ferran López, 2 de abril) de quien se presumía su protector.

Hubo cinco actos o tentativas relevantes y tangibles d...

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Con la declaración del quinto alto mando del cuerpo, Joan Carles Molinero, ya tenemos una ecografía de la gran incógnita en otoño de 2017: ¿de qué lado se decantarían los Mossos?

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El forcejeo entre la frivolidad sideral del Govern ante el 1-O y la conciencia de extrema excepcionalidad interiorizada por el cuerpo policial fue descarnado, pero con sordina.

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Este quedó desnudo. Desbordado por la pinza entre defender la ley y la sujeción al “desamparo gubernativo” (Ferran López, 2 de abril) de quien se presumía su protector.

Hubo cinco actos o tentativas relevantes y tangibles de rebeldía de polis contra Govern:

1. Comunicado. La cúpula del cuerpo emite el 23 de septiembre de 2017 un insólito texto. Dice que “a lo largo de toda la historia ha mostrado un respeto escrupuloso” a las órdenes de jueces y fiscales, “que seguiremos manteniendo”. Y que seguirá “dando cumplimiento” a las órdenes del fiscal superior. Contrariaba así las soflamas de los gobernantes de que ampararía la votación ilegal y desobedecería al flamante coordinador coronel De los Cobos.

2. Los sindicatos, “inquietos por tener un Govern que favorece un acto ilegal, y que dispone de un cuerpo policial que va a tener que ir en sentido contrario”, protestaban (Trapero, 14 de marzo). “Conozco a los mossos, ahí todo dios sabe de derecho”, apostilló.

3. Quejas en las reuniones de los días 26 y 28 de septiembre entre las cúpulas del Govern y del cuerpo. Aseguran que obedecerán la orden judicial de impedir el referéndum; muestran inquietud por la “escalada de violencia” previsible (Manel Castellví, 7 de marzo) y piden que se revoque la votación. Puigdemont responde que hagan lo que deban. Oriol Junqueras y Joaquim Forn apenas musitan nada.

4. Rueda de prensa pública: se plantearon realizarla “para dar cuenta” de su posición ante el 1-O. Al final no lo hicieron por varias razones, como “la intensidad de las actuaciones” de esos días (Molinero, ayer).

5. El dispositivo de detención del Govern el 27-O (por declarar la secesión) que ofrecieron al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, quien lo declinó.

Esa es la parte político-institucional. Queda la vertiente operativa, también esencial. Si los dispositivos fueron o no eficaces; si se cerraron de verdad los 373 colegios ilegales que se aducen y por qué no más; si se cumplió el mandato judicial de impedir el referéndum ilegal de fachada o de facto; si se encendió una vela al dios/ley y otra al diablo/delito. Si hubo lealtad con tropiezos o un fraude inmenso.

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