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Aprender a duras penas en Haití

El sistema educativo del país más pobre de América tiene enormes carencias, tanto logísticas como de calidad. Varios programas tratan de revertir la situación

En el colegio público de Furcy, a las afueras de Puerto Príncipe, hay escrito con pintura un lema en la pared: Tanto vale la escuela, tanto vale la nación. Sin embargo, la mayoría de los profesores de Haití no cuenta con una cualificación adecuada, lo que redunda en una falta de calidad del sistema.
Niños corren en el patio del Colegio Nacional de Furcy, uno de los públicos que cuentan con mejor equipación.
Los niños se incorporan tarde al sistema, con una media de 8,2 años, según el estudio de Unicef, cuando deberían hacerlo a los seis. Es un lastre de entrada. La repetición del primer curso es la norma para una cuarta parte de ellos.
Una quinta parte de los chicos no va a la escuela. La mayoría de ellos ha asistido y la ha abandonado. No es tanto por un problema económico como por falta de motivación, porque la metodología no era adecuada, no aprendían, no se adaptaban al entorno.
De los 11 profesores que enseñan a los 447 alumnos del colegio de Furcy, solo cuatro tienen una licenciatura; dos cuentan con una formación técnica; el resto, improvisa.
En el colegio de Furcy se reparten las tareas. Una alumna barre el aula durante el recreo.
Menos de la mitad de los alumnos de cuarto grado (unos ocho años) superan el mínimo en comprensión escrita, tanto en francés como en creol, una lengua que mezcla el idioma colonial con dialectos africanos y que es la hablada mayoritariamente en el país.
A pesar de todo, los padres “creen firmemente en que la educación puede dar más oportunidades a sus hijos, hacen muchos esfuerzos y sacrificios por llevarlos al colegio”, asegura Mirko Forni, coordinador de Educación de Unicef en Haití.
El Gobierno ha anunciado un plan para reestructurar el sistema de enseñanza, de forma que se garantice que los profesores que se incorporen al sistema tengan unas mínimas cualificaciones.
El 20% de los alumnos que deberían ir a preescolar no lo hacen, igual que el 18% en primaria.
El director de la Escuela Nacional de Furcy, Sainlus Francies, muestra los ordenadores de la iniciativa ‘Un portátil por niño’, abandonados desde el terremoto de 2010.
El colegio no cuenta con biblioteca. En el espacio donde debería estar hay un centenar de libros descuidados.
Revertir la situación, fomentar la lectura, conseguir mejorar los pocos indicadores que existen y añadir nuevos es, según cuenta, una causa nacional en la que están embarcados tanto el Gobierno como los donantes.