Las FARC y las prioridades en tiempos de paz

Los acuerdos del Gobierno colombiano con la guerrilla dan paso a nuevas inquietudes

Guerrilleros de las FARC en el municipio de Tumaco (Colombia)MAURICIO DUEÑAS CASTAÑEDA / EFE

La paz es tan poderosa que puede cambiar las escalas de valores. Los acuerdos del Gobierno colombiano con las FARC, un proceso que sigue dividiendo al país, ya han repercutido en las prioridades de muchos ciudadanos, que según las encuestas están ahora más preocupados por la corrupción de la clase política que por la seguridad. Pero el fin del conflicto de alguna manera ha desnudado también a los miembros de la guerrilla, cuyas aspiraciones y objetivos pueden observarse hoy con menos filtros.

Los 220 habitantes del campamento de Pondores —una vereda del departamento de La Guajira, cerca...

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La paz es tan poderosa que puede cambiar las escalas de valores. Los acuerdos del Gobierno colombiano con las FARC, un proceso que sigue dividiendo al país, ya han repercutido en las prioridades de muchos ciudadanos, que según las encuestas están ahora más preocupados por la corrupción de la clase política que por la seguridad. Pero el fin del conflicto de alguna manera ha desnudado también a los miembros de la guerrilla, cuyas aspiraciones y objetivos pueden observarse hoy con menos filtros.

Los 220 habitantes del campamento de Pondores —una vereda del departamento de La Guajira, cerca de la frontera con Venezuela— vivían hasta hace meses al margen del sistema democrático y estos días se preparan para dejar las armas y comenzar el tránsito hacia la vida civil. En ese camino, tendrán que demostrar quiénes son. Algunos de ellos aprovecharon la semana pasada la visita de unos periodistas y una delegación del alto comisionado del Ejecutivo de Juan Manuel Santos para examinar sus futuras viviendas y transmitir sus quejas. ¿Cuáles? Delante de la cámara, mostraron su inquietud por la ropa que les proporcionarán y por la calidad de los materiales de construcción de su nuevo poblado. Insistieron en la factura de las botas e incluso de los calzoncillos, de un precio inferior a los que, aseguró un guerrillero, suelen “conseguir” por unos 25.000 o 30.000 pesos, entre unos 8 y 10 euros.

Los miembros de las FARC han pasado de la guerra con el Estado y más de medio siglo de violencia a dejar su número de móvil a los informadores. Esa transición a la normalidad y el sistema de justicia especial diseñado para los crímenes cometidos durante el conflicto son algunos de los elementos que soliviantan a la oposición conservadora encabezada por el expresidente Álvaro Uribe. No obstante, las FARC son una organización de unos 7.000 guerrilleros muy impopular incluso entre quienes respaldaron las negociaciones. Y su convivencia con la sociedad colombiana es una de las incógnitas del desarrollo del proceso de paz.

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