Una improbable foto moscovita de Rusia

Un repaso a algunas de las principales variables de desarrollo de Rusia

Ciudadanos en la Plaza Roja de Moscú, Rusia. Spencer Platt (Getty Images)
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El riesgo de rivalizar con un ruso a beber vodka es acabar cantando (y haciendo el mayor de los ridículos) en un karaoke de Moscú. Lo digo, me temo, por experiencia propia.

En julio del 2016 me surgió la ocasión de visitar Rusia. Hablar del índice de desarrollo de un país es hablar de sus indicadores económicos, sociales y políticos. Con el fin de describir el nivel de desarrollo ruso, aprovecho mi viaje a su capital para repasar algunos de estos indicadores. Para entender su situación presente, además, voy a hacer un escueto resumen del glorioso pasado de este gran país.

Stan es un amigo ruso con el que coincidí, por motivos profesionales, unos años antes en Rabat. Él había vuelto a su país de origen y yo aproveché la ocasión para visitarle. Quedo con él en la Plaza Roja: Va a ser mi guía turístico durante este caluroso día de verano. Le veo dirigirse hacia mí (desde la Catedral de San Isidro) con una sonrisa en la boca. Es como si Louis Vuitton, el fabricante de bolsos caros, le hubiera vomitado encima: Stan viste camisa, pantalón, cartera y hasta zapatos de esa marca. Su indumentaria parece confirmar la información de la que yo disponía sobre el país: El giro radical, sufrido por la sociedad rusa, desde el comunismo hasta el más salvaje de los capitalismos.

Crecimiento económico espectacular

El magnífico crecimiento económico ruso de los últimos 15 años parece bendecir este cambio. Sin embargo, la desigualdad consecuente, igualmente espectacular, lo cuestiona: Según Fernando Blanco (en su artículo Los nuevos rusos se abrazan al capitalismo) el crecimiento de la riqueza de la población rusa solo beneficia a un 10% de la población (un millón y medio de personas sobre 145 millones de habitantes). Son, en su mayor parte, descendientes de antiguas estructuras del aparato soviético que se beneficiaron de las privatizaciones salvajes de las empresas estatales en la década de los noventa.

El otro lado de la moneda, siempre según Fernando Blanco, lo protagonizan los "nuevos pobres" del país (En Rusia no hay clase media como en los países occidentales europeos): Entre los más desfavorecidos del país encontramos a los sin techo que suman tres millones; los vagabundos, cuatro millones y el número de niños de la calle que gira en torno a tres millones.

Un pasado grandilocuente que explica un presente complejo

El abrazo al capitalismo sucedió tras el periodo comunista soviético. Pero, ¿qué pasó antes? Repasemos la historia de Rusia a través de tres de sus (quizás) más ilustres zares (Wikipedia):

Pedro I el Grande gobernó Rusia desde 1682 hasta su muerte, en 1725. Llevó a cabo un proceso de modernización mediante la occidentalización y expansión que transformó a la Rusia Moscovita en una de las principales potencias europeas.

Catalina II fue emperatriz de Rusia desde 1762 hasta su muerte, 67 años después. Ella recogió el legado de Pedro el Grande. Si bien el primero abrió en el país «una ventana hacia Occidente en la costa del Báltico», ella lo engrandeció abriéndola en el mar Negro. Pedro importó tecnología, instituciones de gobierno y organización militar. Catalina trajo de Europa la filosofía jurídica, política y moral además de medicina, arte, cultura y educación.

El crecimiento de la riqueza de la población rusa solo beneficia a un 10% de la población

El tercero es el zar Nicolás, quizás más conocido por lo que no efectuó que por lo que efectivamente hizo. Gobernó desde 1894 hasta su abdicación en 1917. Durante su reinado el Imperio ruso sufrió una debacle económica y militar. Como jefe de Estado, aprobó la movilización de agosto de 1914 que marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial, la revolución y la consecuente caída de la dinastía Romanov. Su reinado acabó con la Revolución rusa. Tanto él como su familia fueron asesinados por los bolcheviques en 1918.

El Kremlin es como un huevo Kínder (una estructura que contiene maravillosas sorpresas dentro), solo que en tamaño gigante: Jardines, catedrales, museos, palacios... Lo recorremos entero y, después, nos dirigimos hacia el (también) impresionante museo Pushkin. Se trata de una colección de obras integrada, en gran parte, por pinturas que el Gobierno ruso se apropió tras la revolución rusa de 1917.

En relación con la Rusia Soviética, y para hacer la historia corta, nos limitaremos a mencionar que se trata de un periodo que vio su origen en la mencionada revolución de 1917. Tras esta, se inició una guerra civil entre los militares del exejército zarista y los Bolcheviques, con Lenin a la cabeza. Fueron estos últimos los que la ganaron. En consecuencia, en el territorio del antiguo Imperio Ruso, surgieron una serie de repúblicas que, en 1922 se unieron formando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

En la década de 1980, Mijaíl Gorbachov, decide tomar medidas contra el declive generalizado y lanza un ambicioso programa de reformas: La Perestroika. Con ello trata de reformar (que no romper con) el sistema comunista instaurado por Lenin en 1917. Pero pronto el proyecto se le va de las manos causando el final de un experimento histórico que había marcado la historia del siglo XX.

Corrupción

Stan y yo paseamos por las calles moscovitas. Transitarlas nos resulta en ocasiones difícil debido a los trabajos de construcción que sufren algunas de sus aceras. "El problema" me comenta Stan "es que las anteriores aceras las habían cambiado apenas dos años atrás: Estaban perfectamente".

-"Entonces: ¿por qué las cambian?" pregunto.

-"Saca tú tus propias conclusiones" sentencia Stan socarrón.

En efecto, la corrupción es un problema de Estado en Rusia. Eso es, al menos, lo que asegura Russia Beyond the headlines. Este recurso informativo valoraba, en septiembre del 2015, el volumen de corrupción en Rusia en un 54% del PIB nacional y aseguraba que el problema estaba liquidando el presupuesto federal.

El número de niños de la calle gira en torno a tres millones

En repuesta a la corrupción, Vladimir Putin ordenó que lo robado fuera recuperado y devuelto. Irónicamente, a la vez, el canal británico BBC acusaba al presidente ruso de haber amasado de forma corrupta (al menos parcialmente) una fortuna de aproximadamente 40.000 millones de dólares.

Gracias a que la moneda nacional ha perdido más de la mitad de su valor, me puedo permitir cenar en un restaurante de lujo. Unos meses antes a mi viaje y por casualidad, llegó a mis manos un artículo de la Agencia EFE donde se describe la situación, en ese momento, del país. En él se enumeran los entonces principales problemas a los que se enfrentaba Rusia. Allí descubro que, desde el Kremlin, tildan al desplome del rublo de simple “volatilidad” en el mercado cambiario.

Y, siempre según el artículo de esa agencia, no es el único problema frente al cual el Gobierno ruso adopta una postura negacionista: Por aquel entonces acababa la investigación británica sobre el caso de la muerte, en Londres en 2006, del exespía ruso Alexandr Litvinenko. La conclusión señala que el presidente Putin, “probablemente” dio el visto bueno al asesinato. A pesar de la gravedad, el Gobierno ruso decidía ignorar las acusaciones de terrorismo de estado.

Además, y por un lado, estaba el problema del derrumbe del precio del petróleo (principal fuente de ingresos de las arcas públicas rusas). Esto obligó al Gobierno a anunciar una contracción económica que se sumaba a la del 2015 (del 3,9%). Por otro lado, la implicación de Moscú en la crisis ucraniana privó a Rusia de importantes fuentes de financiación. Todo ello contribuyó a la aparición en 2016 de brotes de descontento social e, incluso, de algunas manifestaciones.

Pobreza y hambre

En efecto, desde Russia Beyond the Lines aseguran que la crisis económica que experimenta Rusia está acarreando tal aumento de la pobreza que la proporción de pobres del país podría volver a los niveles de 2005.

La esperanza de vida al nacer para los hombres apenas llega a los 65 años

Hablar de la alimentación en Rusia significa moverse entre la falta de información y el optimismo. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) acusa la falta de datos disponibles en lo que se refiere tanto al número de personas desnutridas, de la prevalencia de la subalimentación como del alcance del déficit de alimentos en Rusia. Sin embargo, en lo que al suministro medio de proteínas, la suficiencia del suministro medio de energía alimentaria y el acceso a fuentes de agua mejorada, la situación ha conocido una mejora notable y constante desde el año 2.000 (siempre según los datos de la FAO).

Salud

Durante el verano, los días en Moscú parecen no tener fin: salimos del restaurante y todavía es de día. Stan me lleva a un bar de copas. Me sorprende la cantidad de vodka que toman sus clientes. Pero me sorprende más aún la velocidad con la que estos últimos fulminan las botellas. En efecto, según una investigación publicada en la revista The Lancet, un cuarto de los hombres rusos muere antes de cumplir los 55 años. La mayor parte de los fallecimientos es consecuencia del consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Echemos un vistazo a los datos relativos a la salud ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud. Comprobamos que, efectivamente, la esperanza de vida al nacer para las mujeres es de 76 años mientras que la de los hombres apenas llega a los 65.

Además, la probabilidad de morir entre los 15 y los 60 años, es de 325 para los hombres frente a los 118 para las mujeres (por cada 1.000 habitantes). Señalemos, por último, que el gasto total en salud per cápita era de 1.836 dólares en 2014 (últimos datos disponibles).

Desafiante, Stan me pregunta si quiero que pidamos una botella de Vodka. Yo recojo el guante respondiéndole que por supuesto que sí. Y bueno... Si quieren saber cómo acaba este duelo etílico solo deben remitirse a la primera frase de este artículo.

Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la Comisión de la Unión Europea. El artículo no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja.

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