¿Imitan los recién nacidos los gestos de los adultos?

Un nuevo estudio asegura que no. Los bebés aprenden esta habilidad de forma progresiva

De siempre se ha pensado que los recién nacidos tienen la extraordinaria capacidad de imitar los gestos de los adultos. Las típicas “monadas” que les hacemos a los bebés han sido, desde hace décadas, objeto de estudio de psicólogos y neurocientíficos fascinados con este tema. Pero siempre nos ha quedado la duda de si los peques tienen realmente la capacidad, desde que nacen, de copiar a sus mayores.

Recientemente, se ha publicado un nuevo estudio en la revista científica, ...

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De siempre se ha pensado que los recién nacidos tienen la extraordinaria capacidad de imitar los gestos de los adultos. Las típicas “monadas” que les hacemos a los bebés han sido, desde hace décadas, objeto de estudio de psicólogos y neurocientíficos fascinados con este tema. Pero siempre nos ha quedado la duda de si los peques tienen realmente la capacidad, desde que nacen, de copiar a sus mayores.

Recientemente, se ha publicado un nuevo estudio en la revista científica, Current Biology, que concluye que los bebés no nos imitan, sino que les imitamos. La publicación apoya la idea clave del estudio que explica que la habilidad de repetir gestos o acciones es algo que los recién nacidos aún tienen que aprender, precisamente de los adultos.

La investigación se centra en aclarar las contradicciones que despierta este tema ya que, en anteriores estudios, siempre se ha afirmado lo contrario. Según Virginia Slaughter Doctora en Psicología del Desarrollo de la Universidad de Queensland (Australia) y, una de las autoras principales, los recién nacidos no son capaces de imitar a los adultos durante sus primeros meses de vida. “Los estudios anteriores han presentado un número muy limitado de gestos y, se necesita un trabajo más detallado para llegar a esa conclusión”, asevera la experta.

En esta ocasión, se ha analizado el comportamiento de 106 bebés y 11 de los diferentes gestos que realizan como: meter la lengua, la apertura bucal, señalar con el dedo o las expresiones faciales de felicidad y tristeza, entre otras. La conclusión de los análisis realizados durante la primera, tercera, sexta y novena semana de vida, apuntan a que los neonatos no tienen la capacidad de imitar nuestros gestos. “Cuando los adultos imitamos a los bebés, estos simplemente se estimulan y, por ello, se comportan de la misma manera”, afirma Slaughter.

"Cuando les hacemos carantoñas pretendemos comunicarnos con ellos de la mejor manera que sabemos para que se rían, jueguen o nos hagan gestos de aprobación o enfado. Sin embargo, el hecho de que respondan haciendo nuestros mismos gestos no significa que tengan aún esa capacidad", reiteran los autores.

A pesar de que se trata de la primera investigación sobre el tema en la que se han utilizado el mayor número de gestos, no todos los expertos están de acuerdo con los resultados.

Para el neuropsicólogo y psicoterapeuta Álvaro Bilbao, autor del libro  El cerebro del niño explicado a los padres, todo bebé nace con unos circuitos neuronales que le van a permitir imitar los gestos de los adultos. “Este estudio pone de manifiesto que esos circuitos no son tan efectivos como pensábamos durante los dos o tres primeros meses de vida. Ningún bebé nace hablando y, sin embargo, todos estamos dotados desde el nacimiento con los circuitos que nos permitirán hacerlo alrededor de los 2 años de vida”, explica el experto. “El aprendizaje del habla se basa, en gran parte, en la imitación. Por eso, los bebés miran la boca de sus mamás cuando les hablan”.

En definitiva, ¿a partir de qué edad aprenden los bebés a imitar los gestos de los adultos? Según nos cuenta Bilbao, "como no se pueden poner a bebés de uno o dos meses de edad en una máquina de resonancia magnética, por lo tanto, no se puede saber lo que ocurre en sus cerebros". ”Es posible que, aunque los bebés no sean capaces de realizar los gestos de los adultos, su cerebro esté ensayando esos movimientos, silenciosamente, desde el primer o segundo mes de vida”, matiza Bilbao.

La música mejora el proceso cerebral de los bebés

Una de las habilidades más efectivas que pueden desarrollar los bebés a la hora de aprender el lenguaje y, por ende, la imitación, son todas las actividades relacionadas con la música. Un nuevo estudio realizado este año por científicos de la Washington Institute for Learning & Brain Sciences (I-LABS) muestra que los bebés expuestos a sesiones de juegos con música acelera que repitan más rápidamente los sonidos del habla.

La autora principal del estudio, Cristina Zhao, investigadora científica con postdoctorado en la I-LABS, explica que la música puede mejorar la capacidad del habla considerablemente. “Las nuevas y atractivas actividades musicales que experimentan los bebés tienen un efecto muy positivo en sus habilidades cognitivas”, comenta la experta.

Por su parte, la coautora del estudio, Patricia Khul, y co-directora de la I-LABS, expone que los bebés experimentan un mundo complejo de luces y sonidos que varían constantemente. “La percepción temprana de patrones, gracias a la música, es una importante habilidad cognitiva que puede tener efectos duraderos en el aprendizaje”, zanja la experta.

Para Álvaro Bilbao no existen suficientes evidencias para afirmar con rotundidad que la música acelere el proceso de aprendizaje en el bebé, a pesar de que hallan numerosos estudios que apunten a que sí. “Creo que las canciones pueden facilitar este proceso, pero para un bebé muy pequeño todos los sonidos están mezclados y unidos a la vez”, concluye.

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