Avanzar o ascender

El mero crecimiento económico no implica avances sociales

Rascacielos en la Ciudad de Panamá.Gerardo Pesantez (Banco Mundial)
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Yo suelo decir que un país puede ascender —es decir alcanzar más dinero— o avanzar: es decir, mejorar la distribución de su riqueza y el respeto a sus minorías, asegurar el acceso a la educación, a la salud de su población, etc...

A finales de 2012 viajé hasta Panamá y Costa Rica. El mundo estaba en plena recesión y Panamá conocía un increíble crecimiento anual superior al 10%. Pernocté en uno de los cabos del archipiélago de San Blas, donde me aventuré a rodear completamente la diminuta isla. Alejado de las bellas playas, distinguí las viviendas de los trabajadores, autóctonos de la región, que atendían a los turistas: Las chabolas parecían carecer de cualquier comodidad básica (agua corriente, electricidad...).

Eran probablemente las peores condiciones de vida que nunca vi, y he vivido en varios países muy pobres. En efecto, la impresión que me dio Panamá en su conjunto fue muy parecida a la que me dio su capital: desde lejos luce impresionante con sus incontables y modernos rascacielos.... Pero al adentrarse en ella, uno descubre una ciudad sucia, insegura y caótica.

En el mismo viaje visité además Costa Rica. También crecía Costa Rica económicamente, aunque con una tasa de crecimiento menor que su vecino del sur. Y no era ésta la única diferencia con respecto a Panamá: Desde hace tiempo el país había renunciado a poseer un ejército propio. Sus políticas a favor del medio ambiente son conocidas en el mundo entero. También llamó mi atención el alto nivel educacional de su población: era remarcable la facilidad de expresión y el nivel de idiomas del conjunto de los trabajadores (camareros, recepcionistas...) con los que tuve trato durante mi viaje. A años luz del de los panameños.

En efecto y retomando la idea de mi primer párrafo, Panamá sería el claro ejemplo del que asciende mientras que Costa Rica sería el ejemplo del país que avanza.

Querer avanzar presupone conciencia de vivir en sociedad, una cierta manera de comprender la justicia y una buena dosis de generosidad. Muchos son los que buscan ascender y no avanzar: Para ellos que haya ciudadanos pobres no supone un problema. Para ellos, el único problema sería estar ellos mismos entre esos pobres.

“Para mantener la riqueza en el tiempo es necesario invertir en lo social y no solo crecer”

El señor Suárez (nombre ficticio) nació en un medio muy humilde a principios del siglo XX. Siendo español y atendiendo a una férrea determinación de prosperar, emigró a Cuba para trabajar con un tío suyo que regentaba, sin ninguna visión de futuro, un pequeño comercio. Allí, el Señor Suarez vivió casi como un esclavo, pasando penurias y humillaciones y durmiendo debajo del mostrador del negocio comercial. Y llorando de rabia y de impotencia ante la falta de humanidad de su propio tío.

Pasados los años y de vuelta en Europa, el señor Suárez prosperó económicamente gracias a un negocio similar al de su tío, que montó por su propia cuenta y en cuya gestión tal vez también falló en prever suficientemente el largo plazo.

Hace poco acudimos al cierre definitivo del negocio familiar del señor Suárez, cuyos beneficios constituyeron el sustento de toda su abundante familia durante varias generaciones. Su actual falta de ingresos hubiera parecido increíble hace apenas unos años, cuando la robustez del negocio parecía asegurada y eterna. En italiano hay un refrán que reza: “Del establo a las estrellas y de las estrellas al establo”: ¿Es irrompible el ciclo "pobreza-riqueza-pobreza"?

Una conocida, de nacionalidad finlandesa, me explicaba cómo ella se benefició de una educación gratuita y de calidad en la que su colegio —como todos los de su país— contaba con un médico y hasta un dentista para sus alumnos. Hoy, 40 años después, esas condiciones se mantienen... y hablamos de un país de reducido nivel de desarrollo en la primera mitad del siglo XX.

Otro conocido mío —también escandinavo aunque no finlandés sino noruego— explicaba que en su país ponían como "ejemplo a no seguir" la actitud española tras el descubrimiento de América. En efecto, un siglo después del evento y tras las ingentes cantidades de oro que entraron en las arcas del país, España era nuevamente un país pobre. Y eso debido a la mala gestión de la riqueza: como autoproclamada "defensora de la fe", España dedicó fortunas a financiar ruinosas guerras en vez de fomentar la creación de riqueza invirtiendo, por ejemplo, en la población nacional.

Concluimos con lo explicado en el primer párrafo del texto: Para mantener la riqueza en el tiempo es necesario avanzar y no solo ascender. Al crecer en lo económico, los países deben favorecer la inversión al gasto. Concretamente, se debe invertir en salud, en educación, en medio ambiente así como en la fortificación de las estructuras y en la consolidación democrática.

Y todo ello anteponiendo siempre los derechos fundamentales del hombre. Porque todo proyecto que no esté basado en ideales de justicia es un proyecto abocado al fracaso.

Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la Comisión de la Unión Europea. Este artículo fue escrito por el autor por su propio nombre y no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja. El propósito de este artículo no compromete la responsabilidad de la citada institución.

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