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Las artesanas del Cauca

Ellas siempre ganan. Se trataba de tejer en común desarrollo humano y económico, autoestima y ciudadanía; de romper barreras étnicas y compartir culturas y problemas; de poner un espejo de mujer indígena a mujer indígena. Hoy el proyecto EnRedArte vende sus creaciones hasta en ferias internacionales

Luz Adriana Trochez, de 33 años, es la presidenta de EnRedArte en sus cinco municipios y grupos participantes. "Las mujeres mestizas de Caldono se llaman Filigranas, Bordando Caminos; nosotras, nasa, aquí de Jambaló, somos SexDxi, Camino al Sol; Manos Silvianas es el grupo mixto de Silvia de mestizas, nasas y misak; Wakat Kiwe Nasa son las de Toribío y Kumbiaxca, las de Corinto, también nasas". Cuando la red convoca reunión, Adriana se acerca hasta La Casa del Agua, en Silvia, a través de una carretera endemoniada. Con una fuerza y un interés destacable ella resume los problemas que les preocupa a todas estas mujeres de la zona: la equidad de género, los asuntos de planificación familiar, el futuro y el acceso a la educación de los hijos y la violencia. De comunidades muy castigadas y muy dispersas por el territorio, ellas tienen aquí una carga de trabajo inmensa en los campos y un rol dificil.Gabriel Pecot
Irmacelina Quebrada, 52 años, cinco hijos. Uno, el mayor, muerto, cuenta. "Se unió a la guerrilla, con 18 años, se fue por una chica, murió en un combate". Tres años hace. "Yo cogí este camino con estas señoras y me ha ido bien. Me gusta coser, la paso bien. A mi marido le hice muestras del trabajo y él ya hace parte". Muchas mujeres mayores son artesanas excelentes. Hasta ahora su único camino era vender sus creaciones a intermediarios que se quedaban con la mayoría del beneficio. Con este proyecto ya no es así: el 70% es para ellas. "Se tardan unos cinco días en terminar una mochila", cuenta.Gabriel Pecot
Los indígenas misak viven fundamentalmente de la agricultura. La falta de tierras es un tema recurrente que ellos reivindican. Ana Julia Cuchillo, de 54 años y tres hijos, vive en la Vereda de Juanambo y baja al mercado de Silvia cada martes donde está fotografiada. También pertenece a la red de tejedoras de Manos Silvianas y con ese ingreso aporta a la economía familiar. "Si hay ventas regulares esta actividad les permite a las mujeres ingresar como dos salarios mínimos del lugar, es decir más de un millón de pesos, unos 400 euros", cuentan en Codespa. Eso sí, cada mes ellas se comprometen a entregar un número de creaciones concreto: cinco tiene ella ya apalabrados para este mes de diciembre.Gabriel Pecot