17 fotos

Vivir entre la escuela y la cárcel

En Cochabamba, un grupo de voluntarios lleva al colegio a los niños que viven en prisiones con sus madres

Mientras los niños van a la escuela, sus madres trabajan en el interior de las cárceles.Raquel Cortés
Durante seis horas al día, las madres dejar ir a sus hijos fuera de la cárcel para asistir a la escuela y a actividades de apoyo escolar.Raquel Cortés
En el CAICC, los niños juegan tras salir de la escuela y antes de volver a los centros penitenciarios.Raquel Cortés
Emili es la hija del conductor del bus, un hombre que se sumó al CAICC tras salir de la cárcel.Raquel Cortés
Cárcel de San Pablo, una de las cinco prisiones en Cochabamba.Raquel Cortés
Los lazos afectivos entre madre e hijos se mantienen pese a la situación de privativa de libertad.Raquel Cortés
Una madre en el interior de una celda en la cárcel de San Pablo. Aquí duerme con sus dos hijas.Raquel Cortés
Las malas condiciones en el interior de la cárcel obliga a muchas mujeres a dormir en el piso.Raquel Cortés
Una niña juega con las fotos de su madre en el patio de la cárcel San Pablo.Raquel Cortés
San Pablo es la cárcel de mujeres más pequeña de Bolivia: no alcanza los 200 metros cuadrados.Raquel Cortés
Muchas de las madres que no pueden estar con sus hijos sufren depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales.Raquel Cortés
En el CAICC cuentan con un comedor para brindar alimentación equilibrada a los niños.Raquel Cortés
Los niños en el interior de la cárcel, a la espera de la llegada del bus.Raquel Cortés
El autobús que lleva más de una década recorriendo las cárceles en Cochabamba.Raquel Cortés
Los bebés hasta tres años pueden asistir a la guardería, y así pueden salir de las celdas unas horas al día.Raquel Cortés
Más de 800 niños han podido asistir a la escuela tras este trabajo colectivo.Raquel Cortés