Cartas al director

Imparcialidad

La noticia de que este jueves el Tribunal Supremo de Estados Unidos decidiera por unanimidad rechazar que se pueda patentar ADN humano tiene a mi juicio un matiz interesante, que no es otro que la sentencia haya sido unánime.

Dándole vueltas al asunto, me pregunto si esa unanimidad sería factible en España, donde los magistrados del Tribunal Constitucional son elegidos en buena parte por su posición política más que por sus méritos, incluso en ausencia de ellos.

No es que en Estados Unidos los jueces del Tribunal Supremo no sean elegidos en función de sus ideas. Lo que sucede es ...

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La noticia de que este jueves el Tribunal Supremo de Estados Unidos decidiera por unanimidad rechazar que se pueda patentar ADN humano tiene a mi juicio un matiz interesante, que no es otro que la sentencia haya sido unánime.

Dándole vueltas al asunto, me pregunto si esa unanimidad sería factible en España, donde los magistrados del Tribunal Constitucional son elegidos en buena parte por su posición política más que por sus méritos, incluso en ausencia de ellos.

No es que en Estados Unidos los jueces del Tribunal Supremo no sean elegidos en función de sus ideas. Lo que sucede es que son cargos vitalicios. Esto quiere decir que, una vez elegidos, tras ser sometidos a un riguroso examen por el Congreso, ya no deben nada a nadie y pueden obrar en cada caso según su conciencia. Porque por encima del Tribunal Supremo, poco puede haber.

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Tal vez este sistema podría aplicarse a nuestro Tribunal Constitucional, como manera de garantizar su independencia, si no a priori, al menos a posteriori.— Leonardo Fernández.

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