Violadores perseguidos por el ADN

La Policía Nacional resuelve cinco violaciones y un asesinato ocurridos años atrás gracias a los perfiles genéticos.

La colombiana Yolanda Tabares fue estrangulada y violada, por este orden, en la madrugada del 15 de enero de 1994, en la escalera del edificio de Las Palmas de Gran Canaria en el que vivía. Tenía 44 años. Una joven británica de 23 años conoció una noche de noviembre de 2001 en una discoteca de Benalmádena a tres chicos, dos hermanos y su primo, que la iban a acompañar a casa pero que prefirieron llevarla a un descampado en Torremolinos para drogarla, amenazarla con un cuchillo y violarla por turnos. Tres veces. Una compatriota suya corrió una suerte parecida seis años después, en Murcia. El 27...

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La colombiana Yolanda Tabares fue estrangulada y violada, por este orden, en la madrugada del 15 de enero de 1994, en la escalera del edificio de Las Palmas de Gran Canaria en el que vivía. Tenía 44 años. Una joven británica de 23 años conoció una noche de noviembre de 2001 en una discoteca de Benalmádena a tres chicos, dos hermanos y su primo, que la iban a acompañar a casa pero que prefirieron llevarla a un descampado en Torremolinos para drogarla, amenazarla con un cuchillo y violarla por turnos. Tres veces. Una compatriota suya corrió una suerte parecida seis años después, en Murcia. El 27 de enero de 2007 un joven la violó en su portal y desapareció. Todos estos hechos se han resuelto en los últimos 10 días gracias a pruebas de ADN que no dejan lugar a dudas sobre la autoría.

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En los tres casos ha sido necesario que los autores volvieran a cometer un delito, no necesariamente otra violación, para que se haya podido cotejar su perfil genético con el hallado en el escenario del delito. El presunto asesino de Yolanda Tabares, por ejemplo, fue detenido el año pasado por un robo con violencia. Se analizó su ADN para ver si coincidía con el de una colilla encontrada en el edificio donde se había cometido el robo, y su perfil genético se guardó.

La investigación sobre la muerte de Yolanda Tabares, mientras tanto, seguía su propio camino. Faltaban solo cuatro años para que prescribiera el delito, y los investigadores pidieron al juez que se examinaran los restos biológicos de un exudado vaginal de la víctima que aún se conservaba. Al meter el perfil genético en la base de datos, se vio que coincidía con el del presunto ladrón arrestado el año anterior. El culpable ha aparecido 16 años después. La familia había perdido ya la esperanza de encontrar al asesino. La mujer tenía un hijo de 18 años cuando falleció que ha cumplido ya los 33.

La triple violación de Málaga también tardó en resolverse. Fue necesario que los dos hermanos que habían participado fueran detenidos por otros delitos para que se introdujera en el banco de ADN su perfil, que coincidió con los de los restos hallados en 2001 por la Policía. Los hermanos incriminaron después a su primo en sus declaraciones. Era el tercero que faltaba.

El último caso resuelto es el de Murcia. Un joven de 22 años fue detenido en mayo por intentar violar a una chica en los baños de una discoteca. Al incorporar su perfil genético a la base de datos resultó que coincidía con el de la chica británica violada en 2007. A través de INTERPOL la víctima realizó en el Reino Unido un reconocimiento fotográfico y ha identificado al hombre que la violó.

La base de datos común de ADN de ámbito nacional (a la que incorporan perfiles la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra, la Ertzaintza y el Instituto Nacional de Toxicología) lleva funcionando desde noviembre de 2007. El año pasado permitió resolver 194 agresiones sexuales. No solo ayuda a encontrar culpables, sino también a exculpar a inocentes y puede evitar errores procedentes de víctimas que se equivocan al identificar a un sospechoso, como ocurrió por ejemplo en el caso de Rafael Ricardi, trece años preso por una violación que no había cometido.

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