El Gobierno acaba con la anomalía de que el alumnado extranjero entre en la universidad sin Selectividad

Los estudiantes internacionales harán una PAU con un nivel de exigencia similar a la de los españoles, pero adaptada a sus características, después de la negociación del Gobierno y las universidades

Unos alumnos durante los exámenes de selectividad, en la facultad de Derecho de Derecho de la Universidad de Barcelona, el día 4 de junio.Albert Garcia

El Gobierno se dispone a terminar con la anomalía que supone que los estudiantes extranjeros puedan entrar a carreras con notas de corte más o menos altas sin pasar por la Selectividad, compitiendo por las plazas con su nota media de Bachillerato. Una situación que pone en desventaja al alumnado que accede a la Universidad desde España, y sí tiene que presentarse a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), que normalmente tira a la b...

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El Gobierno se dispone a terminar con la anomalía que supone que los estudiantes extranjeros puedan entrar a carreras con notas de corte más o menos altas sin pasar por la Selectividad, compitiendo por las plazas con su nota media de Bachillerato. Una situación que pone en desventaja al alumnado que accede a la Universidad desde España, y sí tiene que presentarse a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), que normalmente tira a la baja la nota media que han obtenido en el instituto. La nueva Selectividad para extranjeros está prevista en la actual ley de Educación, la Lomloe, y ahora se va a concretar un real decreto, a cuyo último borrador ha tenido acceso EL PAÍS. El texto ha experimentado cambios significativos desde sus primeras versiones, a raíz de las negociaciones mantenidas por el Ejecutivo con las universidades. La idea inicial es que la PAU para extranjeros empiece a aplicarse este curso, de forma que influya en el acceso a la Universidad del año que viene, aunque es posible que se acabe retrasando.

Hasta ahora no había una normativa que regulase dicha prueba para extranjeros. La mayor parte de las universidades realizaban algún tipo de prueba, normalmente a través de la UNED, para medir competencias específicas (inglés, matemáticas…), pero cada una podía definirlo a su manera. Una situación problemática en el caso de las carreras con más demanda en los centros públicos, porque los estudiantes pasaban a figurar en la misma lista que el alumnado autóctono (o foráneo, pero que hubiera hecho en España el Bachillerato) a la hora de solicitar una plaza. La nueva norma establece que los estudiantes procedentes del extranjero tendrán que hacer una PAU con un nivel de exigencia similar a la que se realiza en España, si bien, como establece la Lomloe, adaptada a sus “características”.

Ello implica que, de un lado, deberán examinarse del mismo número de materias (cuatro obligatorias en la llamada fase de acceso, y hasta cuatro más, voluntarias, en la fase de admisión, para subir nota) que tendrán los mismos contenidos que quienes realizan la prueba en España. Y, del otro, que las asignaturas concretas de las que serán examinados no tendrán por qué ser las mismas, sino que dispondrán de un margen para elegirlas, al proceder de sistemas educativos que pueden ser muy distintos al español.

La Selectividad para extranjeros ha generado, desde los primeros borradores de la Lomloe, cierta tensión entre el Gobierno y las universidades, especialmente con algunas de ellas, más especializadas en recibir alumnado foráneo, que consideran que la nueva PAU será un obstáculo para su llegada. En el caso de las universidades públicas, al tratarse de estudiantes extranjeros, no tienen que aplicarles los precios regulados fijados por las administraciones, y suelen cobrarles el doble y hasta el triple que a los españoles. La prueba para extranjeros ya existió en España, pero el PP la eliminó hace una década, con el argumento de que serviría para internacionalizar a los campus españoles.

Los exámenes serán organizadas por la UNED. Y se realizarán de forma presencial en los centros que esta universidad pública a distancia tiene en el exterior, en centros académicos extranjeros con los que la UNED haya firmado convenios con tal fin, o en otro tipo de instalaciones oficiales españolas cuando así se determine, como embajadas. Se han descartado las modalidades de ejercicios online porque la UNED no dispone de herramientas que garanticen que la persona que dice presentarse a través de Internet lo sea realmente.

Exentos

De la prueba estarán exentos, como prevé la ley, los estudiantes de países de la Unión Europea o de Estados con los que España haya suscrito acuerdos internacionales en materia de acceso a la universidad ―siempre que cumplan los requisitos que se les exigiría en sus sistemas educativos para acceder a sus universidades―. Así como aquellos que tengan un título de Bachillerato Europeo o Internacional. No hay una previsión oficial de cuántos estudiantes se presentarán. Pero en los años previos a que el PP suprimiese la prueba, superaban los 7.000 al año. Y, dada la tendencia a la globalización, también educativa, lo esperable es que su número aumente con el tiempo.

En España, el alumnado que se presenta a la PAU tiene que examinarse de cuatro materias en la fase obligatoria de acceso: Lengua castellana y literatura; lengua extranjera (normalmente, inglés); Historia de España o Historia de la Filosofía (a elegir), y la materia de modalidad correspondiente a la rama de Bachillerato que han cursado (como, por ejemplo, Matemáticas, Latín o Dibujo artístico).

En el caso del alumnado extranjero lo harán también de cuatro materias en la fase de acceso, pero podrán ser distintas. Una de las principales peticiones de las universidades al ministerio era que a los extranjeros no se les obligara a examinarse en la PAU de la materia de Lengua castellana y literatura, y los ministerios de Educación y Universidades lo han aceptado. Las universidades establecerán sus propios sistemas para que los estudiantes demuestren que han aprendido el idioma a lo largo de sus estudios en España, por ejemplo estableciendo el deber de acreditar un determinado nivel para poder titularse.

La PAU para estudiantes foráneos les exigirá examinarse, como a los españoles, de dos lenguas. Pero podrán elegirlas entre el español, el inglés, el francés, el alemán, el portugués o el italiano (las cinco últimas son las que figuran en el currículo español como materias de lengua extranjera).

Y en lugar de tener que examinarse de Historia de España o Historia de la Filosofía, y de la materia de modalidad de su rama de Bachillerato (dado que su sistema puede ser distintito y no haber una equiparación clara), escogerán otras dos materias, dentro de las 40 asignaturas que pueden cursarse en las distintas ramas de segundo de Bachillerato. Si tienen previsto matricularse en la carrera de Administración y Dirección de Empresas (ADE), podrían elegir Matemáticas y Economía. Podrían elegir materias que no tengan nada que ver con lo que van a estudiar en la carrera. Pero si pretenden entrar en una titulación con nota de corte alta, como Física, no examinarse de asignaturas afines (como Física y Matemáticas, por ejemplo), bien en la fase de acceso o en la admisión, les penalizará, ya que dichas materias están mejor ponderadas por las universidades, y examinarse de ellas es necesario para optar a la máxima nota en la PAU, un 14.

El Gobierno ha aceptado parte de las peticiones de las universidades, pero no todas. Es el caso de la posibilidad de sustituir la PAU por un examen internacional online, el más conocidos de los cuales es probablemente el SAT (Scholastic Aptitude Test), que aunque tiene reconocimiento internacional es poco usado en el caso de las universidades europeas. La principal razón para descartarlo ha sido que su nivel de exigencia es claramente inferior a los ejercicios españoles de Selectividad. En Matemáticas, por ejemplo, pide resolver ecuaciones, cuando el alumnado español de segundo de Bachillerato se enfrenta a ejercicios de probabilidad y estadística más complejos.

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