Ayuso bendice la creación de una universidad privada que incumple todos los parámetros de calidad del ministerio
El centro de diseño, de 1.100 alumnos y apadrinado por los expresidentes Gallardón y Leguina, llegará a la Asamblea de Madrid con tres informes en contra del propio Ejecutivo madrileño y otro del Gobierno central
Si el centro asociado ESNE (Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología) de Madrid quisiese comenzar ahora el trámite para convertise en universidad autónoma tendría las puertas cerradas de las administraciones, ya que incumple el decreto de creación y reconocimiento de universidades ideado por el ya exministro Manuel Castells. Este edicto exige desde el pasado julio que en los nuevos campus exista una masa crítica mínima de estudiantes y docentes, al menos 10 carreras, estudios en tres ...
Si el centro asociado ESNE (Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología) de Madrid quisiese comenzar ahora el trámite para convertise en universidad autónoma tendría las puertas cerradas de las administraciones, ya que incumple el decreto de creación y reconocimiento de universidades ideado por el ya exministro Manuel Castells. Este edicto exige desde el pasado julio que en los nuevos campus exista una masa crítica mínima de estudiantes y docentes, al menos 10 carreras, estudios en tres áreas de conocimiento, parámetros serios de investigación o un nivel formativo alto de los profesores. ESNE comenzó los trámites para convertirse en la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT) antes y contará, si finalmente se aprueba, con cinco años para ponerse al día. De lo contrario, tendrá que cerrar. Cuenta con cinco informes adversos, tres de ellos de los técnicos de la propia Comunidad de Madrid. Su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, aprobó los primeros pasos por sorpresa el 27 de abril de 2021, en el último de Consejo de Gobierno antes de ir a elecciones. Y este miércoles el mismo órgano ha admitido fuera del orden del día que el proyecto se apruebe en la Asamblea por lectura única, un procedimiento excepcional que se salta pasos.
Hay al menos media docena de universidades en España (de las 50 públicas y 37 privadas) que tendrán serios problemas para cumplir en cinco años este decreto y a ellas se sumará UDIT si Vox apoya la fundación ―único apoyo que necesita el PP para sacar el proyecto adelante; los grupos de izquierda están radicalmente en contra― de la decimotercera universidad privada de Madrid, que cuenta con un total de 18 si le suman las seis públicas. Otras instituciones privadas, prestigiosas en docencia, tendrán que hacer esfuerzos en investigación, pues la única que destaca en este ámbito fuera de la red pública es la de Navarra. Aunque con reparos, las privadas de prestigio están de acuerdo en que necesita frenarse la aparición de las conocidas como “universidades chiringuito”. Si ESNE se independiza de la Universidad Camilo José Cela ―ahora es un centro asociado a esta― y pasa a ser UDIT, su precio en el desbocado mercado educativo privado se multiplicará y es previsible que algún fondo de inversión se anime a lanzar sustanciosas ofertas.
A preguntas de este diario, la Comunidad de Madrid le quita importancia al incumplimiento del decreto ―“cuenta con todos los requisitos necesarios para convertirse en universidad. El proyecto de ley no ha recibido ni una sola alegación en contra del mismo”―, pero reconoce que “deberá cumplir con todos los requisitos establecidos en el real decreto en cinco años”. Es el plazo que le da el ministerio, pero otras fuentes consultadas consideran que no debe de permitirse esa demora porque no ha llegado a ser una universidad autorizada.
ESNE es una escuela adscrita a la Camilo José Cela de cierto renombre en el sector del diseño y oficialmente contó en el curso 2019-2020 con 1.117 inscritos en grado y 26 en máster, el tamaño del alumnado de un colegio grande. ESNE eleva la cifra a 1.800 estudiantes este curso y asegura que no paran de crecer. Aun así, no dispone de la masa crítica de estudiantes y profesores que el Ministerio de Universidades considera que se necesita para que aflore el conocimiento.
Ajustes de mínimos
UDIT pretende ofertar ocho grados y ocho másteres, pero el decreto de Castells exige 10 carreras. Desde la escuela sostienen que cuentan con “siete grados y tres memorias de titulaciones listas para ser presentadas en el momento en que nos autorizaran como universidad, por lo que cumpliríamos con los criterios desde el inicio”. Se da, por tanto, por hecho que la agencia de evaluación ANECA admitirá sus grados. Los títulos versan sobre diseño (moda, videojuegos, interiores) y la Comunidad de Madrid se felicita por ello en la memoria ejecutiva: “Es el primer anteproyecto destinado exclusivamente al diseño y a la tecnología aplicada, lo que incrementará la atracción que Madrid ya ejerce sobre estudiantes nacionales e internacionales”. Pero el ministerio quiere que las universidades tengan títulos de al menos tres de las áreas de conocimiento. Desde ESNE explican también un ajuste mínimo en este sentido: “Impartimos estudios en Artes y Humanidades y Ciencias Sociales y vamos a presentar y verificar programas dentro de una tercera: Ingeniería y Arquitectura”.
Con el decreto aprobado el pasado julio, la intención del ministerio es que todos los centros investiguen, no solo los públicos. Sus técnicos subrayaron sobre el proyecto de UDIT en 2018: “Destaca la insuficiencia de la dedicación a la investigación, inferior al 50% del profesorado que propone el Consejo de Universidades”. Y también: “Los laboratorios de informática se han contabilizado doblemente”. Por tanto, la entidad tendrá que contratar doctores y realizar una inversión en investigación del 5% de su presupuesto. Desde ESNE se defienden: “Hace más de dos años se creó un área de investigación que obliga a cumplir con todos los objetivos marcados por los diferentes reglamentos que aplican a nuestro proyecto universitario”.
Cinco informes contrarios
UDIT cuenta con cinco informes contrarios al proyecto: un análisis global negativo de los técnicos del Ministerio de Universidades; otro de la ya desaparecida Consejería de Ciencia, Innovación y Universidades (entonces de Ciudadanos), que remarcaba su falta de viabilidad financiera y de infraestructuras; un texto en contra por unanimidad del Consejo Universitario de Madrid ―en el que están, entre otros, el Ejecutivo madrileño y los rectores de las 18 universidades autonómicas―; y dos estudios de la Fundación Madri+d ―la rama de innovación del Gobierno de Ayuso, que goza de autonomía―, que inciden en la debilidad de su oferta de estudios y de profesorado y la inconsistencia de su propuesta científica. Tras la salida del poder de Ciudadanos, esta fundación emitió dos informes favorables.
Desde diciembre de 2017, ESNE trata de convertirse en UDIT, pero los anteriores gobiernos de Cristina Cifuentes y Ángel Garrido optaron por aprobar otras tres universidades (ESIC, CUNEF y Villanueva). Era una patata caliente. “El expediente está marcado desde su inicio en la pasada legislatura [2015-2019] por la deficiente calidad técnica de la documentación presentada”, se señaló desde la dirección general de Universidades a principios de 2021, entonces gestionada por Ciudadanos. Pero este partido salió del Gobierno madrileño y la puesta en marcha de UDIT se precipitó en semanas. Detrás de esta decisión de última hora estuvo Rocío Albert, lobista de ESNE (matriz de UDIT) y a su vez su impulsora desde el Gobierno autonómico. Albert era viceconsejera de Educación y, cuando su consejería absorbió Universidades, ella tomó el mando
La Comunidad de Madrid negó el pasado mayo a este diario la relación de Albert con ESNE, pero la viceconsejera y lobista terminó reconociendo el vínculo ante las pruebas: aparece en su declaración de actividades de 2019 para la Asamblea y hay un vídeo en YouTube en el que dos meses después de haber vuelto a la política actúa como “vicepresidenta académica de ESNE” ataviada con toga y birrete. “En ESNE tenemos el compromiso...”, llega a decir en el vídeo.
Albert presentó durante meses las bondades de UDIT por las universidades, el ministerio y otros organismos en compañía de dos expresidentes regionales: Alberto Ruiz Gallardón (que ha sido presidente del Consejo Asesor de ESNE) y Joaquín Leguina. El Gobierno regional lo reconoció a preguntas de este diario: “Para un consejero es una gran satisfacción recibir y atender a personas tan cualificadas como estos dos expresidentes para cualquier asunto de interés para la región”. ESNE niega que alguno de los dos cobre por estas tareas.
Albert firmó la ficha de datos esenciales favorable a la tramitación de la ley pese a su vínculo con ESNE. El Ejecutivo de Ayuso niega que esta haya violado el código ético de altos cargos de Madrid y el reglamento de los funcionarios de la Administración del Estado: “Este acto de trámite no implica tomar ninguna decisión sobre la creación o no de la misma”. Ahora, Albert mantiene un perfil bajo en este asunto lleno de espinas, pero las presiones en las altas esferas para que UDIT salga adelante no amainan, según fuentes conocedoras de la tramitación.
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