La creciente amenaza de una recesión mundial

Las probabilidades de desaceleración en Europa, China y EE UU son considerables y van en aumento

Tomás Ondarra

¿Se dirige la economía mundial hacia una tormenta perfecta, con Europa, China y Estados Unidos entrando en recesión al unísono a finales de este año? Los riesgos de una recesión mundial con triplete aumentan cada día que pasa. La recesión en Europa es casi inevitable si la guerra en Ucrania se intensifica y Alemania, que se ha resistido enérgicamente a los llamamientos para prescindir del petróleo y el gas rusos, acaba cediendo. A China le resulta cada...

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¿Se dirige la economía mundial hacia una tormenta perfecta, con Europa, China y Estados Unidos entrando en recesión al unísono a finales de este año? Los riesgos de una recesión mundial con triplete aumentan cada día que pasa. La recesión en Europa es casi inevitable si la guerra en Ucrania se intensifica y Alemania, que se ha resistido enérgicamente a los llamamientos para prescindir del petróleo y el gas rusos, acaba cediendo. A China le resulta cada vez más difícil mantener un crecimiento positivo ante los draconianos confinamientos por covid-19, que ya han frenado en seco a Shanghái y amenazan ahora a Pekín. De hecho, es muy posible que la economía china haya entrado ya en recesión. Y con los precios de consumo en Estados Unidos aumentando ahora al ritmo más rápido de los últimos 40 años, las perspectivas de un aterrizaje suave de los precios sin un gran impacto en el crecimiento parecen cada vez más lejanas.

Las previsiones económicas, tanto privadas como oficiales, han empezado a destacar últimamente los crecientes riesgos regionales, pero tal vez subestiman en qué medida estos riesgos se multiplican unos a otros. Los confinamientos generalizados en China, por ejemplo, causarán estragos en las cadenas de suministro mundiales a corto plazo, elevando la inflación en Estados Unidos y reduciendo la demanda en Europa. Normalmente, estos problemas podrían atenuarse simplemente bajando los precios de las materias primas. Pero sin un final claro a la vista en Ucrania, es probable que los precios mundiales de los alimentos y la energía se mantengan al alza en cualquier escenario.

Una recesión en Estados Unidos, especialmente si viene impulsada por un ciclo de subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, reduciría la demanda mundial de importaciones y desataría el caos en los mercados financieros. Y aunque las recesiones en Europa normalmente se irradian a escala mundial principalmente por medio de la reducción de la demanda, una desaceleración inducida por la guerra podría alterar radicalmente la confianza empresarial y los mercados financieros de todo el mundo.

¿Cuál es la probabilidad de cada uno de estos acontecimientos? La trayectoria de crecimiento de China lleva mucho tiempo ralentizándose, y solo una combinación de suerte y una gestión macroeconómica en gran medida competente han evitado una grave recesión. Pero ninguna supervisión macroeconómica prudente podrá salvar la situación si los dirigentes chinos han tomado la decisión equivocada sobre la covid-19.

La mayoría de los países asiáticos ya han abandonado las estrategias de covid cero y están pasando a regímenes que gestionan la covid-19 como una amenaza endémica, pero ya no la tratan como una pandemia. No es el caso de China. Allí, el Gobierno está gastando enormes sumas para convertir edificios de oficinas vacíos en el centro de la ciudad en centros de cuarentena.

Tal vez los nuevos centros de cuarentena sean una magnífica idea, al proporcionar una manera de reorientar el inflado sector de la construcción chino hacia actividades más útiles desde el punto de vista social, en lugar de apilar más proyectos nuevos sobre los años de exceso de construcción (algo sobre lo que el economista del Fondo Monetario Internacional Yuanchen Yang y yo advertimos en 2020). Quizá los dirigentes chinos sepan algo que sus homólogos occidentales desconocen acerca de la urgencia de prepararse para la próxima pandemia, y en ese caso los centros de cuarentena parecerían algo realmente visionario. Sin embargo, lo más probable es que China esté luchando contra molinos de viento para tratar de controlar un virus cada vez más contagioso, y en ese caso los centros acabarán siendo un gran desperdicio de recursos y los confinamientos, inútiles.

El riesgo de una recesión en Estados Unidos se ha disparado, y las principales incertidumbres son ahora su calendario y su gravedad. La visión optimista de que la inflación disminuirá significativamente por sí sola, y que, por tanto, la Reserva Federal no tendrá que subir mucho los tipos de interés, parece cada día más dudosa. Dado que el ahorro se ha disparado durante la pandemia, lo más probable es que la demanda de los consumidores se mantenga fuerte, al tiempo que se agudizan los problemas de la cadena de suministro.

Es cierto que el Gobierno de Estados Unidos parece estar reduciendo sus políticas de estímulo, pero eso aumentará la preocupación por la recesión aun cuando ayude a mitigar un tanto la inflación. Y si los programas de estímulo se mantienen a todo gas (en un año de elecciones, ¿por qué no iban a hacerlo?), el trabajo de la Reserva Federal va a ser aún más difícil.

En cuanto a Europa, las consecuencias de la desaceleración económica en China y Estados Unidos habrían amenazado su crecimiento, incluso sin la guerra en Ucrania. Pero el conflicto bélico ha aumentado enormemente los riesgos y vulnerabilidades de Europa. El crecimiento ya es débil. Si el presidente ruso Vladímir Putin recurre al uso de armas nucleares tácticas o químicas, Europa se verá obligada a cortar por lo sano con consecuencias inciertas tanto para su economía como para el riesgo de una nueva escalada que podría llevar a la imposición de sanciones también a China. Por otra parte, los gobiernos europeos están sometidos a una considerable presión para que aumenten significativamente su gasto en defensa nacional.

Está claro que los mercados emergentes y las economías en desarrollo más pobres sufrirán enormemente si se produce una recesión mundial. Hasta los países exportadores de energía y alimentos, que hasta ahora se han beneficiado económicamente de la guerra por los altos precios, seguramente tendrían problemas.

Con suerte, el riesgo de una recesión mundial sincronizada disminuirá a finales de 2022. Pero por el momento, las probabilidades de recesión en Europa, Estados Unidos y China son considerables y van en aumento, y el hundimiento de una región aumentará las probabilidades de hundimiento en las demás. La inflación en máximos históricos no facilita las cosas. No estoy seguro de que los políticos y los legisladores vayan a estar a la altura de la tarea a la que pronto podrían tener que enfrentarse.

Kenneth Rogoff es ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y catedrático de Economía y Política Pública de la Universidad de Harvard. © Project Syndicate 1995-2022

Traducción de News Clips.


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