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Cómo frenar el incremento del recibo de la luz en tiempos de confinamiento

Los cambios en los hábitos de consumo eléctrico en los hogares determinados por el estado de alarma no restan importancia al ahorro que se puede realizar con una tarifa de discriminación horaria

Dos personas guardan confinamiento por la crisis del coronavirus.
Dos personas guardan confinamiento por la crisis del coronavirus.

Pese a la reanudación, esta semana, de actividades no esenciales en la industria y la construcción, una parte importante de la población queda confinada en casa. Una situación en la que se encuentra desde hace un mes, por la proclamación del estado de alarma y las dos prórrogas de su vigencia aprobadas hasta ahora. De esta forma, la mayoría de usuarios ha tenido que trasladar los consumos que realizaba fuera de casa por trabajo, estudios, cocina o entretenimiento, a su hogar. Mientras el consumo energético de las empresas disminuía por efecto del parón de la actividad económica, en los hogares este subió un 18% de media. El efecto en el recibo de la luz de las familias empieza a aflorar, con incrementos que van desde 8 euros hasta 12 euros al mes, según la comercializadora eléctrica Lucera. Ante la perspectiva de un confinamiento que se tendrá que respetar hasta al menos el 26 de abril, ¿cuáles son los consejos de los expertos para aminorar su peso en el suministro de la luz?

El cambio de rutina introducido en las familias por el estado de alarma ha sido notable. Al comparar los datos de consumo de sus 35.000 clientes en las primeras semanas de confinamiento con las semanas previas del mes de febrero, y una vez eliminado el factor del cambio de temperaturas y de horario, desde Lucera señalan que los españoles se levantan ya una hora más tarde con respecto a lo que solían hacer antes del estado de alarma, en términos medios, puesto que muchos no tienen que desplazarse al centro de trabajo. Cocinan más en casa, lo que se refleja en un inusual pico de consumo al mediodía y en la franja horaria dedicada a la cena. Y el hecho de llevar a cabo en casa las tareas vinculadas con el empleo, los estudios o el entretenimiento se traduce en un uso intensivo de portátiles, móviles e iluminación, y una jornada que parece prolongarse más allá de lo habitual.

De esta forma, con respecto a un día normal, el consumo en los hogares entre semana durante el confinamiento se incrementa un 20,3%. En el fin de semana esta subida es menos acusada, pero alcanza el 13,1%, ya que han desaparecido las salidas para comer o cenar fuera o acudir a otras actividades de ocio como ir al cine o a otros espectáculos, a eventos deportivos o hacer las compras, entre otras, lo que empuja el consumo de energía eléctrica en casa. La media de toda la semana arroja un aumento del 18,2%. Según un análisis realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ese valor alcanzaría el 30% en aquellos hogares que hayan tenido que realizar cambios más significativos en sus hábitos. “El efecto global en la factura eléctrica podría suponer unos 10 euros”, calcula la portavoz de la organización, Ileana Izverniceanu.

Utilizar las horas valle

Estos incrementos en el consumo se deben en gran medida a una mayor utilización de la cocina y de los electrodomésticos, que copan un 40%, subrayan desde Lucera. Le siguen la climatización (35%), la iluminación (15%) y los dispositivos que se emplean para trabajar o en los momentos de ocio (10%).

Por ello, el primer consejo que desde la OCU ofrecen a los usuarios es aprovechar de la discriminación horaria, en el caso de tener contratada una tarifa que lo permita. Bien es verdad que, con el confinamiento, el consumo en horario punta se incrementa, “pero la discriminación horaria sigue siendo la mejor alternativa”, afirma Izverniceanu, quien añade: “Los hogares suelen realizar aproximadamente la mitad de su consumo en horario valle [desde las 23 horas hasta las 13 horas, en verano] y durante este periodo, si lo comparamos con el mismo periodo del año pasado, observamos un incremento del consumo en horas punta alrededor del 5% o 10%”. Un cambio de hábitos que la portavoz define “ligero” y con “un impacto muy pequeño en la factura eléctrica”.

En la misma línea, desde Lucera recomiendan cocinar siempre que se pueda en horas valle. “Lo bueno de la discriminación horaria es que se ahorran entre 5 euros y 8 euros al mes (o, lo que es lo mismo, hasta 100 euros al año, aproximadamente) sin hacer nada. Si, además, ahora que estamos en casa, nos preocupamos de poner o programar la lavadora o el lavavajillas antes de las 13 horas o después de las 23 horas, todavía ahorraremos entre 10 euros y 15 euros más”, agregan.

En la cocina, además, se aprovechará el calor residual de ollas, sartenes y hornos para terminar de cocer los alimentos, y se ajustará su tamaño a los fuegos de la vitrocerámica. Se revisará también que el frigorífico —el electrodoméstico que más consume por estar constantemente enchufado— cierre herméticamente, se limpiará el serpentín (esa especie de malla metálica que tienen detrás los modelos más antiguos) y no se llenará demasiado, para que el aire circule entre los alimentos.

Más luz diurna

Se deberán preferir las horas valle también para recargar los dispositivos electrónicos, una medida que se traduce en un ahorro del 50%. “Ajusta también el brillo de las pantallas de ordenadores, móviles, tablets y consolas: lo agradecerán tus ojos y también tu bolsillo”, agregan desde Lucera. No hay que olvidarse tampoco del gasto por iluminación, que se puede reducir al aprovechar al máximo la luz diurna. Y, mientras siga el confinamiento, mejor prescindir de las luces decorativas. Con estos trucos se podría evitar de desembolsar otros 5 euros o 10 euros al mes.

En cuanto a la calefacción, las temperaturas habituales en primavera permiten ajustar el termostato en torno a unos 21 grados, mientras se utilice ropa de abrigo cómoda para estar en casa. Si por cada grado que se baja la temperatura de la calefacción se puede ahorrar un 9% de su coste, el menor gasto sería de entre 70 euros y 120 euros al año, aproximadamente. “Mejor ventilar a primera hora y después precalentar la casa sobre las 12 horas, al menos una hora antes de que termine el periodo valle, que es lo que podemos tardar en llegar a la temperatura de referencia y cuando más consumen los equipos de climatización”, avisan desde Lucera.

Revisión del contrato

Sea como fuere, los días que los usuarios están obligados a pasar en casa pueden revelarse muy provechosos también para revisar qué tarifa tienen contratada y con quién. “Los ahorros que muchos hogares pueden obtener de la mano de esta comprobación son muy superiores al sobrecoste que estos días tienen que asumir”, advierte Izverniceanu. “Lo que está muy claro es que a casi todos los usuarios les interesa activar la discriminación horaria”, insiste.

Y, si es cierto que otra de las maneras para ahorrar en el recibo de la luz es disminuir la potencia contratada, desde Lucera sugieren tener mucho cuidado durante el periodo de alarma. “Los autónomos y empresas que hayan reducido su actividad pueden bajar la potencia contratada mientras dure el confinamiento. Sin embargo, para los hogares no es el mejor momento, porque el incremento del consumo en casa puede hacer que salten las protecciones más a menudo por utilizar demasiados equipos al mismo tiempo”, concluyen.

Un bono social reforzado

Entre las sugerencias que la OCU traslada a los usuarios en esta época de confinamiento se encuentra la de averiguar si se tienen derecho a acogerse al llamado bono social y las medidas adicionales de protección a los consumidores energéticos que se han puesto en marcha con la declaración del estado de alarma y las dificultades económicas derivadas de ello.

La posibilidad de disfrutar del bono social —un descuento de entre el 25% y el 100% en las facturas eléctricas de los consumidores que se encuentran en riesgo de pobreza energética— se extiende ahora también, de manera excepcional y temporal y solo en la vivienda habitual, a los usuarios afectados por medidas de regulación de empleo (ERTE) adoptadas por sus empresas por la crisis del coronavirus; y a quienes, como los trabajadores autónomos, hayan cesado en su actividad profesional, o quienes hayan visto reducido sus ingresos un 75% respecto al semestre anterior.

Las condiciones a cumplir son tener una potencia contratada de menos de 10 kW y no superar unos ingresos familiares anuales, recogidos en la última declaración de la renta presentada, de 18.799 euros, o 22.599 euros y 26.318 euros, si hay uno o dos menores, respectivamente. La concesión de este bono social tendrá una validez máxima de seis meses.

Pese a valorar positivamente esta medida, la portavoz de la organización, Ileana Izverniceanu, lamenta que “posiblemente su efecto práctico sea limitado a pocos usuarios, dados los plazos necesarios para justificar la situación, los tiempos que lleva gestionar la solicitud y los previsibles errores”.

El Ejecutivo ha modificado también las medidas para garantizar los suministros esenciales. En un principio, solo los beneficiarios del bono social estaban protegidos de cortes de suministro de electricidad, gas natural y agua. Ahora, y hasta que dure el estado de alarma, esta protección se amplía a la todos los hogares en su vivienda principal.

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