El PIB crece un 0,8% y Guindos asegura que la crisis catalana no impactará en la economía

Tras conocerse el dato de crecimiento entre julio y septiembre, el ministro de Economía confía en que la incertidumbre solo afectará a Cataluña y durante el cuarto trimestre

Trabajadores en la planta de Seat en Martorell.albert garcía

La economía siguió mostrando hasta septiembre un vigor mayor de lo que podía esperar cualquier analista hace tan solo unos trimestres. Según el avance preliminar que ha publicado este lunes el INE, entre julio y septiembre el Producto Interior Bruto avanzó un 0,8%, ligeramente por debajo del 0,9% registrado en el trimestre anterior.

En términos anuales, el PIB creció un 3,1%, una tasa igual a la anotada entre abril y junio y en línea con la previsión del Gobierno y el Banco de España p...

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La economía siguió mostrando hasta septiembre un vigor mayor de lo que podía esperar cualquier analista hace tan solo unos trimestres. Según el avance preliminar que ha publicado este lunes el INE, entre julio y septiembre el Producto Interior Bruto avanzó un 0,8%, ligeramente por debajo del 0,9% registrado en el trimestre anterior.

En términos anuales, el PIB creció un 3,1%, una tasa igual a la anotada entre abril y junio y en línea con la previsión del Gobierno y el Banco de España para finales de año. Tras conocerse el dato, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha resaltado que “la incertidumbre solo afectará en el cuarto trimestre a Cataluña”, y se ha mostrado confiado en que ese impacto “se revierta” pronto. Es más, ha asegurado que probablemente la economía catalana vuelva enseguida a los ritmos de crecimiento que tenía antes del conflicto, superiores a los del resto de la economía española. 

La fortaleza de la creación de empleo, la prolongación de una política monetaria ultraexpansiva, el buen comportamiento del turismo, el incremento de las exportaciones, la contención de los precios del petróleo y la recuperación de la inversión empresarial dan impulso a la actividad. "Aunque algo menos vigorosa que en el trimestre anterior, la demanda interna sigue siendo el principal motor de la economía, en un contexto en el que se mantiene la solidez del mercado laboral", explica en una nota Bankia Research. Y añade: "En cuanto a la demanda externa, habría reducido ligeramente su aportación positiva al crecimiento: la fortaleza de las exportaciones, tanto de bienes como de servicios (turismo), está siendo contrarrestada por el tirón de las importaciones, sobre todo energéticas".

Con tres trimestres ya cerrados, se antoja muy difícil que a estas alturas el crecimiento del PIB de 2017 baje del 3%. Ni siquiera si las tensiones políticas en Cataluña lastran algo el consumo y la inversión en lo que resta de año. Para ello, la actividad tendría que crecer menos del 0,4% entre octubre y diciembre, según los cálculos de la Autoridad Fiscal. Y eso parece muy poco probable a la vista de la inercia que lleva la economía. A menos que haya un desastre de aquí al cierre del año, se trata del tercer ejercicio consecutivo en el que el PIB crece un 3% o más. Con los datos revisados del INE, en 2015 la economía aumentó un 3,4% y en 2016, un 3,3%, muy por encima de la media de la eurozona. Un incremento bestial de la productividad que ha permitido superar este año los niveles de producción de antes de la crisis pero con 1,7 millones de trabajadores menos.

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Si se examina la actividad entre julio y septiembre, el trimestre empezó con datos un poco más flojos. Pero estos han ido cobrando impulso. Los indicadores coyunturales de servicios e industria mejoraron bastante en agosto respecto a julio. Y la Encuesta de Población Activa recogió un sólido incremento de la ocupación del 0,75%. Si además se tiene en cuenta que mejoró el trabajo a tiempo completo y empeoró el tiempo parcial, las cifras de empleo se antojan todavía mejores. De ahí el crecimiento del PIB del 0,8%. Avanzan a ritmos muy similares, lo que significa que casi todo el crecimiento se corresponde con la creación de puestos de trabajo. Un hecho muy positivo porque se consigue colocar a más gente en el mercado laboral. No obstante, presenta también un reverso menos optimista, pues significa que la productividad no crece mucho y, por lo tanto, el empleo creado no es de mucha calidad.

Otra nota positiva del trimestre es la evolución del comercio minorista. Pese a una mayor inflación que siempre perjudica el consumo, este ha ido de menos a más entre julio y septiembre. Aunque los expertos llevaban tiempo vaticinando una ralentización, ha aguantado mucho mejor de lo previsto, en parte por la fuerte creación de empleo. Incluso si los sueldos de reentrada en el mercado laboral son más bajos, se pone a más gente a trabajar que consume más. Cosa distinta ocurriría si la confianza se quiebra, algo que han señalado a cuenta de la crisis catalana el Banco de España, la Autoridad Fiscal, el FMI o el propio Gobierno.

Con los datos hasta septiembre no se puede apreciar nada por el conflicto catalán. Y la inercia es tan fuerte que arrastra mucho. Eso sí, en lo que va de año ya se puede advertir hasta septiembre que Cataluña ha perdido un poco de fuelle. Se trata de la única comunidad junto a Extremadura en la que el comercio minorista retrocede, aunque muy ligeramente. Y el empleo ya no crece por encima de lo que avanza en el resto de España como hacía en el año anterior. Ahora se incrementa al mismo ritmo a pesar del potente sector turístico del que dispone. Todos estos datos no incorporan la incertidumbre generada desde el referéndum ilegal del 1 de octubre. El Gobierno consideraba que el año que viene se pueden perder unos 3.000 millones de PIB debido a las tensiones políticas. Y la Autoridad Fiscal elevaba la cifra en el peor de los casos hasta más de 12.000 millones. Sin embargo, el ministro Guindos sostiene ahora que el impacto no será tal. Y ha afirmado que el efecto solo se notará en el cuarto trimestre en Cataluña. Pero que en principio nada más. De solventarse bien el problema catalán, la economía podrá crecer incluso por encima del 2,5% en 2018, ha afirmado Guindos.

En cualquier caso y con independencia de Cataluña, el Banco de España prevé que el PIB vaya ralentizándose en los próximos trimestres hasta crecer un 2,5% en 2018. Los motivos: el repunte del precio del petróleo, la apreciación del euro y, sobre todo, un cierto agotamiento del consumo y la inversión. Durante la crisis se pospusieron muchas decisiones de compras e inversión. Y eso provocó que con la recuperación estas dos rúbricas reaccionaran con gran ímpetu. Pero en los próximos trimestres podrían perder fuerza.

El Gobierno responde a Bruselas

El Ministerio de Economía ha contestado en una carta a la Comisión Europea que tan pronto como le sea posible tomará las medidas necesarias para conseguir el cumplimiento del objetivo de déficit, fijado en el 2,2% del PIB para 2018.

El Gobierno había enviado a Bruselas un plan presupuestario en el que no recogía ningún cambio de políticas debido a que no contaba con los apoyos suficientes como para cerrar un presupuesto. Ante este documento, el Ejecutivo comunitario se mostró molesto y remitió una misiva al Gobierno español para asegurarse de que este elaboraba cuanto antes unos presupuestos que garanticen el cumplimiento de las metas exigidas de déficit.

Así que ahora el Ministerio de Economía traslada a la Comisión que le entregará un nuevo plan presupuestario cuando los Presupuestos de 2018 sean presentados en el Congreso. Estas cuentas contemplarán un objetivo de déficit del 2,2% para 2018, explica la carta. "Según los últimos datos de ejecución presupuestaria, se espera que España cumpla con el objetivo fiscal del 3,1% para 2017, con un riesgo muy bajo [de que eso no sea así]. Esto coloca a España en un posición fiscal de salida muy buena para 2018", subraya el texto.

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