Bruselas anima a subir impuestos mientras el Gobierno promete rebajas

Guindos pide a la Comisión que la nueva senda de déficit no ahogue la economía

Luis de Guindos, ministro de Economía, y el rpesidente de la Eurozona, Jeroen Dijsselbloem GEORGES GOBET (AFP)

Hace tiempo que nadie dice exactamente lo que piensa ni en Madrid ni en Bruselas —y menos mal—, pero de alguna manera hay que resumir por dónde van los tiros: el Gobierno mantiene la etérea promesa de rebajar impuestos para 2014 si la economía empieza a darse la vuelta, si Hacienda consigue cerrar el año sin sobresaltos, si consigue cumplir con las metas de déficit. Son más condicionales que en el poema de Kipling, porque además ...

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Hace tiempo que nadie dice exactamente lo que piensa ni en Madrid ni en Bruselas —y menos mal—, pero de alguna manera hay que resumir por dónde van los tiros: el Gobierno mantiene la etérea promesa de rebajar impuestos para 2014 si la economía empieza a darse la vuelta, si Hacienda consigue cerrar el año sin sobresaltos, si consigue cumplir con las metas de déficit. Son más condicionales que en el poema de Kipling, porque además ayer la Comisión Europea animó a Madrid a hacer precisamente lo contrario. Bruselas no exigió subidas de impuestos, pero recordó que tanto el IVA como los tributos relacionados con el medio ambiente son de los más bajos de Europa. “Hay margen para limitar la aplicación de diferentes tipos de IVA reducido y para subir los impuestos sobre las gasolinas”, advirtió la Comisión en la evaluación del programa de rescate a la banca española.

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En esa evaluación, España saca una especie de notable alto. Bruselas destaca que el Gobierno ha cumplido con la gran mayoría de las condiciones del rescate de más de 41.000 millones que permitió salvar a Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia y Banco de Valencia, además de capitalizar el banco malo. Quedan algunos flecos: la Comisión quiere que España acelere con la normativa del sector financiero (más independencia para el Banco de España, la controvertida ley de cajas, la regulación sobre provisiones, esas cosas) y aquí y allá deja algún rejón, como la lentitud con algunas de las reformas y con la puesta en marcha del consejo fiscal independiente.

Con la estabilización del sistema financiero encarrilada, el meollo en las relaciones entre Bruselas y Madrid está ya en otro lado. La recesión se afea, el paro sigue al alza, la banca no da crédito y, con ese panorama, el cumplimiento de la meta de déficit es más que complicado. Tanto que la Comisión y Madrid dan por hecho que habrá más margen para España. Hay que pactar qué se puede hacer con él: el Gobierno se decanta por levantar el pie del acelerador para no asfixiar más la economía, pero Bruselas tiene un miedo cerval a que a España se le vaya la mano por ahí.

Estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo con la Comisión sobre una senda razonable para el déficit tanto para mantener la confianza como para mitigar el impacto sobre la economía” Luis de Guindos

Se trata del debate fundamental en los meses venideros. Bruselas no pide más ajustes en 2013, pero en función del nuevo calendario habrá necesidad de nuevas medidas en 2014: de ahí que se apunte al IVA, a los impuestos medioambentales y a reformas como la de pensiones. El ministro de Economía, Luis de Guindos, apuntó que “toma nota” de esas recomendaciones, pero vino a decir que esa no es la idea del Gobierno. “Estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo con la Comisión sobre una senda razonable para el déficit tanto para mantener la confianza como para mitigar el impacto sobre la economía”, deslizó, en lo que sonó a una petición para que Bruselas suavice el énfasis en la austeridad. Una rebaja de impuestos daría algo de aire a la actividad económica. Pero pondría en peligro la reducción del agujero fiscal. ¿Qué es más importante?

Esa cuestión empezará a despejarse en abril, con el programa de estabilidad en el que Madrid fijará tanto las perspectivas de crecimiento como las metas de déficit. Guindos sugirió que la Comisión ya ha iniciado un viraje en su política económica, pero explicó que “los cambios de retórica son complejos, tienen que ser sutiles”. “Ya empieza a percibirse esa sutileza en el ajuste de la política fiscal a una recesión profunda”, abundó. Habrá más tiempo, en fin, para recortar el déficit, y eso dejará cierto margen de maniobra que es conveniente pactar con Bruselas. Y si hay más tiempo para Madrid, “eso se trasladará también a las comunidades”, prometió el ministro.

La paradoja de la morosidad

España es diferente. Y a veces no solo por el récord mundial de paro, por una de las mayores burbujas inmobiliarias del Atlántico Norte o por el nivel de economía sumergida. Con la recesión pegando duro y el desempleo acercándose a tasas del 30%, en Bruselas sorprende que morosidad siga en cotas relativamente moderadas. En especial la mora en la vivienda residencial, que permanece estable alrededor del 3,5%, y más abajo aún en el caso de las primeras residencias. La Comisión apela a varios factores para explicar esa aparentemente contradicción entre la extrema debilidad de la economía y el músculo financiero de quienes tienen que pagar la vivienda: el que más sorprende es el bajo nivel de desempleo entre quienes tienen una hipoteca con el banco, pese a que Bruselas no ofrece datos concretos. La Comisión aduce también la caída de los tipos de interés (con el euríbor en mínimos) y un nivel bajo de reestructuraciones.

Algunos datos empiezan a mostrar una mejora del nivel de asfixia financiera: la hipoteca media cae a 100.000 euros, el 30% menos que en 2008, y el plazo medio es de 23 años, frente a los 28 del inicio de la crisis. Aunque pueden venir curvas: cuando la economía europea se recupere volverán a subir los tipos. Si para entonces España no se sube a esa ola, la morosidad podría dispararse, dada la extrema sensibilidad del crédito al alza del euríbor.

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