Gobierno y PSOE ven con alarma su descrédito por la crisis del Sáhara

Debate sobre el coste electoral en el Consejo de Ministros y en el partido

"Empieza la remontada". Esta proclama de los socialistas, que se ha mantenido durante un par de semanas, ya solo se escucha con sordina. El Gobierno y el PSOE asumen con consternación que su gran dificultad para condenar a Marruecos por su actuación con la población saharaui les ha causado ya un descrédito de enormes proporciones. Una semana después de que Marruecos desmantelara el campamento saharaui, instalado en las afueras de...

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"Empieza la remontada". Esta proclama de los socialistas, que se ha mantenido durante un par de semanas, ya solo se escucha con sordina. El Gobierno y el PSOE asumen con consternación que su gran dificultad para condenar a Marruecos por su actuación con la población saharaui les ha causado ya un descrédito de enormes proporciones. Una semana después de que Marruecos desmantelara el campamento saharaui, instalado en las afueras de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, de que reprimiera a esta población y expulsara a los medios de comunicación para que no se sepa qué ocurre allí, los socialistas se encuentran "en un callejón sin salida". Y comprueban así que su intento de sacar políticamente la cabeza se ha detenido bruscamente. La preocupación es máxima.

La opinión pública critica al Ejecutivo por no plantar cara a Marruecos
Marcelino Iglesias pide a Rabat que respete los derechos humanos
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El Consejo de Ministros del pasado viernes, así como la reunión de la dirección socialista de ayer, dedicaron buena parte de su debate político a constatar la enorme dificultad que tienen para salir de este conflicto, con buena parte de la opinión pública y de las fuerzas políticas en contra del Gobierno por no plantar cara con firmeza a Rabat. Tanto en el Ejecutivo como en el PSOE recalcan que "no pueden hacer lo que les pide el corazón por responsabilidad y para no desestabilizar más a Marruecos".

Ahora bien, saben que esta actitud lleva a que parte de su electorado les dé la espalda, y, además, con indignación, al ver, por ejemplo, cómo dirigentes del PP se permiten acudir a manifestaciones públicas a favor del Sáhara. Tanto en el PSOE como en el Gobierno se constata un sentimiento de impotencia muy acusado. Por un lado, multiplican las llamadas, discretas, para que Marruecos suavice su posición, pero la falta de contundencia se antoja insuficiente para la opinión pública. Además, en las filas socialistas cunde el desánimo al ser la defensa de los derechos de los saharauis una seña de identidad del PSOE. "Somos muy conscientes de lo sensible que es este asunto para nuestra gente, para nuestro partido, y para la opinión pública, en general", reconoció ayer el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, bombardeado tras la comisión permanente a preguntas sobre qué tiene que ocurrir en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, para que los socialistas condenen la actuación de Marruecos.

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Iglesias sabía lo que le esperaba, pero solo pudo ir un poco más allá que días anteriores al pedir a Marruecos que "respete los derechos humanos". A eso añadió otra prioridad: "Nosotros queremos llevarnos bien con Marruecos, y entre vecinos y amigos nos podemos decir las cosas que no nos gusten".

Cabecera de la manifestación prosaharaui que recorrió Madrid el pasado sábado.GORKA LEJARCEGI

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